Madrid, SP, 31 de mayo de 2016.– Echamos en falta a muchos compañeros a los que este escrito sobre el PROCESO DE EXPOLIO-PRIVATIZACIÓN no aportaría nada, muchos lo vivieron desde el principio, pero el ERE nos privó de su experiencia. Esto no tiene más pretensión que ser una muy breve sinopsis de cómo hemos llegado a la situación actual. Ha pasado tiempo y muchas cosas desde que Arias Salgado bajo la batuta de Aznar intentó por primera vez la privatización de AENA, curiosamente con un plan que contemplaba la división de AENA en dos entidades ARES (aeropuertos) y NAVIA (navegación aérea).
Después vino Magdalena Álvarez como ministra del PSOE y siguió con un plan parecido hasta que llegó José Blanco y quiso privatizar a través de concesiones a largo plazo Barajas y El Prat. Esto no lo consiguió pero puso la primera piedra real de la privatización al separar aeropuertos (convertidos en sociedad anónima y despojándonos de nuestra condición de empleados públicos) y navegación aérea.
Con medio trabajo hecho por el PSOE el gobierno de Rajoy no dudó en aprovechar la ocasión y siguiendo su ADN neoliberal, dejó en manos de fondos especuladores el 49% de un servicio público, creado por y para todos los ciudadanos como bien común, sin poner límite legal a este expolio. En esta ocasión, asesorados por los mismos que colocaron las acciones de Bankia entre los pequeños inversores y conociendo las posibilidades de crecimiento de AENA fijaron un precio ridículo de salida (a pesar de verse obligados a revisarlo al alza en dos ocasiones) y prácticamente impidieron el acceso a los pequeños inversores y desenrollaron la alfombra «verde» para fondos buitres cuyo único fin es el beneficio económico olvidando la obligación de AENA de cumplir con su deber para con la ciudadanía.
En este momento se está dando el siguiente paso hacia la privatización total, se está negociando (por supuesto en secreto como el TTIP) el documento de regulación aeroportuaria DORA. Queremos conocerlo antes de su aprobación y entrada en vigor, queremos saber si además de blindar los beneficios de los buitres ofrece alguna garantía de servicio público y garantías para los trabajadores.
Este proceso de «expolio-privatización» ha dejado muchos interrogantes sin resolver, algunos podrían considerarse auténticos misterios a los que seguimos buscando respuestas, en unos días expondremos algunos con la posiblemente ilusa intención de resolverlos con las aportaciones de todos.
No renunciamos a lo nuestro y haremos lo posible por defenderlo.
