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abril, sábado 20, 2024

Destino Berlín con Vueling

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Fecha: 22 de noviembre de 2011
Origen: Madrid
Destino: Berlín-Tegel
Compañía: Vueling Airlines
Aeronave: Airbus A320

3 de diciembre de 2011.- Para un viajero crónico como este servidor resultaba extraño no haber tenido aún el placer de visitar la ciudad de Berlín. Más aún tras las repetidas visitas al país germano, pasando por Frankfurt, Munich, Friedrichshafen, Nesselwang, etc…

Así que como buen polizón puse rumbo al fortín de Angela Merkel al Nordeste de Alemania. Tras la habitual batida por los diferentes buscadores encontré la opción más económica: Vueling. Easyjet, que también realiza la ruta Madrid-Berlín era, curiosamente, una opción más cara además de incómoda pues el vuelo partía del aeródromo madrileño a las seis de la mañana y llegaba al aeropuerto de Schönefeld. La aerolínea española aterrizaba por el contrario en el céntrico y diminuto aeropuerto de Tegel.

Sin embargo tan pronto finalicen las obras de ampliación del aeropuerto de Schönefeld (que pasará a llamarse Aeropuerto Berlín-Brandeburgo) Tegel cerrará definitivamente sus puertas. Con él se irá además un pedazo importante de la Historia reciente, pues junto a Tempelhof (ya cerrado) y Gatow (actualmente museo de la Luftwaffe) fue escenario del famoso puente aéreo que en 1948 y durante once meses abasteció a Berlín occidental tras el bloqueo establecido por la URSS. Durante los primeros meses del año 1949, un avión aliado aterrizaba en alguno de estos aeródromos cada minuto.

Puntualidad, rodaje y despegue

El vuelo 9888 de Vueling tenía prevista su salida a las 8:55 de la mañana. Quince minutos más tarde, a las 9:10, comenzaba el embarque. Tras media hora esperando sentados en nuestros asientos el comandante anunció que el retraso, que acumulaba ya cuarenta y cinco minutos, era debido a dos pasajeros procedentes de Santo Domingo que viajarían con nosotros y que aún no habían llegado. Diez minutos después nos pusimos en marcha.

No tardé en darme cuenta de que el despegue se realizaría por la pista 36R, pues pronto sobrepasamos la cabecera de la 36L y llegamos al lateral de la T4 Satélite. Sin más dilación el Airbus A320 anteriormente parte de la flota de Iberia y Clickair entró en la pista y tras una larga carrera se elevó con suavidad manteniendo un ángulo de ataque poco pronunciado.

Hora de comer, ir al baño y … preguntar

La comida a bordo era de pago. !Pero de pago, de pago! Un pequeño bocadillo consistente en dos finas lonchas de un fiambre que sólo un turista llamaría jamón serrano y una coca-cola ascendía a 8,50 EUR. Finalmente el pan de la parte superior quedó prácticamente intacto pues la proporción «pan-jamón» era de 10 a 1, por lo que ingerir aquel manjar íntegramente podría causar un atasco fulminante en el aparato digestivo mejor preparado. Hablando en plata: una calidad-precio grotescamente descompensada.

Los aseos impecables y provistos de todo lo necesario para una eventual visita.

Tras el lamentable almuerzo y una de las peores inversiones de mi vida, me dirigí a una de las auxiliares de vuelo:

– Hola, una pregunta, ¿podría pasar a ver la cabina?
NO – respondió tajante.
– ¿Podría preguntárselo al comandante? – insistí.
Es que está prohibido, no se puede.
– Bueno…trabajo para una revista de aviación, (aquí dije el nombre de una publicación muy conocida en la que no trabajo), y a menudo me han permitido entrar a saludarles, es sólo un momento, ¿podría preguntarle por si acaso?
Lo siento no insista, de verdad que no se puede, no puedo molestar al comandante para preguntarle algo que ya sé que no es posible.
– De acuerdo, gracias de todos modos.

Aquí algunos dirán: «Es que si no se puede, no se puede, son normas de Aviación Civil«. Claro, pero sin embargo pese a esas normas un servidor ha realizado varios vuelos íntegros en cabina así como varios aterrizajes. París, Amsterdam, Madrid, Sevilla, etc. Y todos a bordo de aviones de Iberia salvo una ocasión. Vueling. La decisión última sobre si es posible acceder o no a la cabina es del comandante. Un gran amigo mio, piloto del Airbus A340 en Iberia, me comentó una vez que a menudo los requerimientos de visitar la cabina no llegan a esta, pues los auxiliares de vuelo se toman la libertad de anunciar la negativa sin contar con la opinión del «jefe» del avión. Algún día publicaré un manual sobre como conseguir el acceso a una cabina echándole un poco de morro.

Comodidad y entretenimiento

La distancia entre asientos no era muy generosa, pero en la actualidad es casi imposible encontrar aeronaves en que sí lo sea. De marca «Recaro» sí eran muy cómodos y ergonómicos aunque no excesivamente mullidos, bastante toscos de hecho.
El entretenimiento para este vuelo de casi tres horas mas la de retraso era inexistente. El aspecto interior muy cuidado, limpio y moderno, ofrecía sensación de aerolínea profesional.

Aproximación y aterrizaje

Dos horas y cincuenta minutos después de despegar aterrizamos en Berlín-Tegel. La aproximación relativamente turbulenta al inicio fue sosegándose a medida que la tierra se acercaba a mi ventanilla. Tras una retahíla de giros pronunciados a muy baja altura nos establecimos en el localizador y lentamente hicimos un descenso final hasta tocar la pista 08L del aeropuerto berlinés. Una vez allí el avión estacionó en un remoto a donde dos autobuses acudieron a buscarnos para llevarnos hasta la terminal.

VALORACIÓN DEL VUELO:

1. Puntualidad …………. 2/10
2. Catering ………………. 1/10
3. Comodidad ………….. 7/10
4. Entretenimiento ….. 0/10
5. Tripulación ………….. 5/10 (Poco cordial en el trato)
6. Limpieza ……………… 10/10
7. Aspecto interior …… 9/10
8. Precio ………. (8/10) (55 EUR, sólo ida)

Valoración global: 5,25 (Suficiente)

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