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marzo, jueves 28, 2024

El efecto Casandra

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CasandraCasandra era una bella mortal. El dios Apolo quedó prendado de ella y para conquistarla, le regaló el don de la profecía. Cuando Casandra no correspondió a su amor, Apolo, despechado, no le retiró el don; fue mucho más cruel. La condenó a que, si bien seguiría siendo capaz de predecir el futuro, nunca ningún mortal la creería. Por "efecto Casandra" entendemos el caso en el que alguien, en un sistema sensible a la seguridad, y generalmente de baja jerarquía, posee una información crucial que es silenciada o, cuando menos, no escuchada o evaluada por sus responsables. El efecto Casandra se produce cada día en nuestra sociedad. Simples "mortales", en general los elementos más bajos o inmediatos de una cadena de seguridad, advierten de fallos en el sistema, que conocen por experiencia directa mucho mas profundamente que sus responsables jerárquicos los cuales, a su vez, según se asciende en la cadena de mando, están cada vez más alejados de la realidad.

Los "mortales" advierten a sus "dioses" de las consecuencias de las fallas en el sistema. Pero los dioses no suelen escucharles: están preocupados por los asuntos que les son propios y no por los de los mortales, a los que sólo utilizan en su beneficio o, como en el caso de la bella Casandra, para su lujuria. Entonces el simple mortal, preocupado, se dirige a sus iguales y les avisa de los peligros que les acechan, causados muchas veces por los vicios y la codicia de los dioses. Pero los mortales no escuchan y el efecto Casandra se repite: los mortales escuchan únicamente a los dioses, quienes utilizan bien su magia para dominarlos.

En España, en aviación, estamos sufriendo este efecto. Desde hace varios años, asociaciones, colegios profesionales y sindicatos del ramo, asumiendo por necesidad una labor para la que no han sido creados y que debería ser ejercida por el Estado, están advirtiendo de un deterioro de la seguridad. Se dirigieron, inicialmente, a los estamentos públicos responsables y a falta de respuesta efectiva de éstos, intentan llevar el mensaje a la sociedad a través de los medios que quieren darles voz. Pero la voz de los dioses es más potente y llega más lejos. Y los mortales siguen sin creer a Casandra. La magia de los dioses es hipnótica: "La seguridad está garantizada". El pueblo vive, tranquilo. Pero no es así. La seguridad nunca puede darse por garantizada: hay que garantizarla cada día y las herramientas de que disponemos quienes debemos asegurarla son cada vez más escasas, pues la codicia de los dioses es tal que nos han robado hasta eso. Casandra predijo la caída de Troya, pero sus ciudadanos no la escucharon.

Manuel Cazorla Vidal es Ingeniero Técnico Aeronáutico / Controlador de Tránsito Aéreo / Piloto de Transporte de Líneas Aéreas

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