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abril, miércoles 24, 2024

Flying with the Captain «Michel» Gordillo

Enrique Gavilán Pimentel/Aviaciondigit@l

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Robledillo de Mohernando, SP.- Volar con un Aviador que ha circumpolado la Tierra por primera vez en la Historia de la Aviación en una aeronave tipo RV8, es uno de esos privilegios que recompensan haber hecho un seguimiento, o al menos haberlo intentado, lo que ha supuesto evidentemente un esfuerzo también, aquí en el lado tierra, lleno de emoción, incertidumbres y finalmente, y por fortuna, alegrías miles. El pasado miércoles tuvimos oportunidad de volar con un Aviador que ya tiene escrito su nombre en los libros de la Historia de la Aviación, y además a bordo de su inseparable RV8, EC-XLL, con el que ha conseguido la mayor proeza aeronáutica de un piloto español desde los años 30. 

Tuvimos la fortuna de volar por el placer de volar, a unos 7000 pies de altura por la ruta de los denominados «Pueblos Negros» de la Sierra de Ayllón en la provincia de Guadalajara. El terreno me era bastante conocido, por no decir muy conocido. Hace bastantes años, unos 30 sin ir más lejos, el que suscribe recorría andando esa zona ¡a pie! en pleno Invierno, por la ruta del Correo (Enlace Rural a Caballo-ERC) que me llevaba unas seis horas para unir Campillo de Ranas-Roblelacasa-Corralejo-Cabida-Peñalba de la Sierra, y volver sobre mis pasos. La única ocasión en la que he percibido un €, entonces eran Pesetas, del contribuyente por una sustitución del Cartero Titular de la Ruta, de nombre Atilano.

Desde el aire aproximándonos a Cabeza Ranas, en la divisoria de los términos municipales, entre Campillo de Ranas (Robleluengo) y Peñalba de la Sierra, sobrevolamos a más de 150 nudos, Cabida. En aquel pueblo entonces Paulo y Paulino, dos hermanos amantes de la Historia de España, solían esperarme para charlar un rato (función social que cumplíamos los carteros rurales) y recibir su paga mensual, algo que todavía no entiendo cómo llevábamos en metálico los carteros rurales. Paulo y Paulino eran los dos único habitantes de ese pueblo en aquellas Navidades de 1985. Mi ruta era a pie, puesto que el tajo del Jaramilla, aún no tenía el puente que actualmente une la carretera o pista de Roblelacasa con Corralejo. Atilano, el cartero titular tenía una moto a cada lado, pero yo no disponía ni de eso… El pienso para el animal (que tampoco tenía yo) me fué pagado al mes siguiente por Correos. Mi sueldo tardaría casi tres meses en hacerse efectivo. Nunca entendí que una y otra liquidaciones no fueran simultáneas, pero pude subsistir gracias al importe del pienso de mi caballería, que no tenía. Recuerdo que pensé en devolverlo, pero una vez que pregunté por ello alguien me dijo en la Central de Correos en Guadalajara que ni se me ocurriera hacerlo… Todavía conservo el aguinaldo, un billete de 100 ptas. de Manuel de Falla nuevo, con el que Paulo y Paulino me obsequiaron entonces. He de reconocer que todavía lo conservo, nuevo, impoluto, entre las hojas de algún libro, puesto que no me parecía correcta una gratificación cuando el Estado me estaba pagando, aunque tardísimo, mi salario.

Gordillo se sorprendía algo de mi conocimiento del terreno, y yo me sorprendí aún más de la belleza desde el aire de los lugares en los que viví hace tantos años. Le conté la anécdota del «Jóvenes Esmigrar» con la que el Presidente de la Diputación de Guadalajara en los años sesenta se dirigió a los mozos de los pueblos circundantes, anunciándoles que se iba a repoblar con pinos la zona, algo que ejercería una presión sobre el ganado, hasta prácticamente expulsarlo del Valle que delimita El Ocejón (2048) por un lado, y el Jaramilla (que luego dará lugar al Río Jarama) por el otro. Robles a este lado, de poco porte en general, nogales, serbales, y hayas en las partes más altas, hoy dominado todo por la jara recordándonos el abandono, y encinas al otro lado del Jaramilla, hacia Cabida, definen ese paisaje. El Ocejón lo domina todo, como si fuera la Roca Roja que sobrevoló Gordillo en Australia, pero aquí es negra. Nos dirigimos hacia el NE hasta la vertical de Majaelrayo en dirección Cantalojas. Llegamos al Collado de la Vieja donde Paco, un lugareño de Majaelrayo («Paquito» le llamaban a sus casi 90 años), me contó una historia de una ametralladora apostada en el campanario de la Iglesia de Cantalojas entre los años 1937-39.

Otro de los pueblos, El Espinar, tenía una especie de fortificaciones o nidos de ametralladoras alrededor, algún búnquer, de los que aún hoy quedan señales de su estructura, aunque por la descripción de un buen amigo, Justo, con el que trabajé años después en Umbralejo, supe que allí los tres años de la Guerra Civil, habían discurrido simplemente conviviendo con un reducido grupo de milicianos, que subsistieron durante casi dos años en su posición gracias al ganado de los habitantes, sin tener que enfrentarse al enemigo posicionado todo ese tiempo en Cantalojas. Aquellas historias al fuego del Invierno, hicieron que reflexionara enormemente sobre el sinsentido bélico, y sobre lo distinta que era la Historia que en la Universidad Complutense entonces me contaban mis profesores. La Historia Institucional VS la Inrahistoria. Llegué a la conclusión de que tenía que intentar conseguir algo de objetividad sobre la misma, gracias a autores extranjeros, que eran, y son los que mejor y más objetivamente han descrito nuestro demencial conflicto Civil. A mí todo aquello me recordaba a la película de «La Vaquilla», y aún hoy, tantos años después, no he conseguido ponerme en el pellejo de esos dos bandos de españoles de entonces. Estuve apunto por cierto de trabajar de pasante con el hispanista especializado en García Lorca, Ian Gibson, pero eso hubiera me hubiera hecho tener que regresar a la civilización-no había internet entonces- y desistir del máster de vivir en plena naturaleza.

Viramos desde el Collado de la Vieja hacia El Ocejón por el Este, hacia el Valle de Valverde de los Arroyos y buscamos «La Cascada de Valverde», del río que nace en el mítico monte Ocejón, que no vimos puesto que alguno de los montículos circundantes nos lo impedía, pero sí atisbamos Zarzuela de Valverde el lugar en el que vivía Jacinto, llamado «El Alicates» por el arco que describían sus piernas al alejarse andando. Un hombre tan duro que era capaz de llevar manzanas hasta Cabida, a cambio de garbanzos y pieles de Cogolludo, atravesando El Ocejón en pleno Invierno. En una ocasión nos mantuvo en vilo toda la noche, puesto que partió con muy mal tiempo de Majaelrayo a Zarzuela, su pueblo, y tuvo que pernoctar en El Ocejoncillo, casi dos mil metros por una gran nevada. Recuerdo que temimos lo peor, pero al día siguiente nos llegó la noticia de que estaba sano y salvo en casa, con su inseparable mulo de carga claro… El calor del animal le salvó quizás de un final poco feliz aquella noche, me confesó después.

Mientras dejábamos Almiruete y Zarzuela desde el aire, siguiendo la GU-211, la carretera que une Valverde de los Arroyos con Tamajón, recordé la historia de un cartero que murió congelado en ese trayecto, pensé en el engelamiento tan temido por Gordillo, y al que se le recordaba mediante una simple placa en forma de mojón, que ya no existe, en medio de la nada. Un homenaje a los carteros rurales españoles sin duda alguna. Como yo hice, años antes otros carteros no disponían mas que de sus piernas para hacer su trabajo esencial de comunicar por vía terrestre toda la geografía de España. Aquello debió suceder en los años 50, y casi con toda seguridad nadie lo recuerda hoy, por eso creo que hay que dejar constancia escrita de ese «héroe» de Correos. Cuando veo un avión siempre pienso que lo primero que voló regularmente fue el Correo Postal, la carga aérea, y que luego los aviones se fueron llenando de pasajeros, hasta las cifras millonarias de movimientos de éstos en la actualidad.

El director de www.aviaciondigital.com a bordo del RV8, EC-XLL, protagonista de la Vuelta al Mundo por los Polos en 2016.
El director de www.aviaciondigital.com a bordo del RV8, EC-XLL, protagonista de la Vuelta al Mundo por los Polos en 2016.

Los primeros pilotos encajan bastante con el perfil de Michel Gordillo. Gente muy concienzuda, con el objetivo claro, las habilidades entrenadas muy desarrolladas a los mandos, y un conocimiento profundo de la METEO, la mecánica, las leyes físicas que rigen el volar, pero, sobre todo, una enorme vocación por estar allí arriba desde donde comprendí este planeta es absolutamente grandioso. Aviadores en resumidas cuentas. Sobrevolando Retiendas, cerca del abandonado Convento de Bonaval, un desastre de abandono por cierto, enfilamos LERM, Robledillo de Mohernando y entramos por la 19.

Cuando Gordillo paró el motor de su RV8, mi sonrisa no podía ser más ancha. Había cumplido mi sueño que era simplemente sobrevolar aquellos pueblos, llenos de buenos recuerdos, y donde comprendí que era tan necesario preservar el paisaje, con su gente dentro, lo más posible y durante el mayor tiempo posible. La pizarra lo domina todo allá, y el corte de la arcilla, a la tierra caliza de Tamajón (donde se comenta se planteó haber hecho el Monasterio que hoy esta en El Escorial), da paso a la cambiante pizarra, con sus casas de Hänsel y Gretel, tan características, y con un incalculable valor como arquitectura popular.

Además todo esto lo había hecho a bordo de un avión mítico también, el primero español en aterrizar en la Antártida, el EC-XLL, el primero de -1500MTOW en volar durante más de 21 horas ese continente, dar la vuelta al Mundo por los Polos, etc, etc… Y todo ello dentro de una misión científica para el estudio del calentamiento global, de la que pronto veremos la trascendencia de los datos recopilados durante su singladura. Impagable.

Gordillo recibirá el próximo 6 de abril, en un acto presidido por SM Doña Sofía, la concesión de Miembro de Honor de la Sociedad Geográfica Española. Otro de los premiados en esta edición es Robert D. Kaplan, cuyo libro «La Venganza de la Geografía» explica la importancia de esta disciplina para comprender todo lo que geopolíticamente sucede en el mundo de hoy. Gordillo y Robert Kaplan juntos… ¡Espero no despertar de esto!, ya que resulta tan insultantemente trascendente y magnífico, que no es de extrañar por lo supérfluo en general del trabajo de los medios de comunicación, éstos aún no hayan llegado, en España, a ponerlo en valor. Pero lo veremos. AD, al menos, sí.

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