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marzo, jueves 28, 2024

Homenaje al Aviador Antonio Alfaro: En el cielo no hay precariedad ni temporalidad…

SLTA/¿Les llamaría la atención saber que Antonio, piloto experto con campañas en España y Chile y con 46 años de edad,  apenas tenía 8 años cotizados a la Seguridad Social?

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Palma de Mallorca, SP.- No podemos. Ayer mismo y convocados por la Consellería de MAAP de las Islas Baleares, asistimos en Son Bonet al acto de homenaje de Antonio Alfaro.Acto y convocatoria que una vez más han destacado el compromiso de  esta Administración y su Conseller Vicenc Vidal Matas tanto al principio en la búsqueda de su avión siniestrado como más tarde en su empatía con los compañeros su familia. El acto transcurrió lleno de emotividad, pues en él se encontraron Familiares, Amigos, Compañeros y políticos, que en esta ocasión estuvieron a la altura del momento.

Resaltado esto último, pues es justo hacerlo con quien así se comporta, quisiéramos trascender al hecho haciendo la siguiente reflexión. También por lo inusual, estuvo presente la presidenta de la Comunidad. Aunque parezca increíble la presencia al máximo nivel de la Comunidad, que es quien contrata estos servicios es excepcional en este tipo de actos en España. Por eso es de agradecer especialmente, por encima de que sea lo lógico. Pero si vamos a esa reflexión diremos que:

A pesar de que desgraciadamente hace poco fue figura de actualidad habrá quien por no estar relacionado con él profesionalmente no lo conozcan y, pasado el tiempo, lamentablemente pocos que no sean su familia y amistades lo recordarán. De la misma manera que pocos recuerdan hoy a Riaño, a Hidalgo, a Miláns, a Roberto Arenas, a Íñigo, a José Antonio Rodríguez, pilotos todos a los que conocimos y tratamos de forma cercana o con los que incluso trabamos amistad y que son sólo una pequeña parte de los muchos fallecidos en el ejercicio de su profesión como pilotos en misiones de rescate o lucha contra incendios, en avión o en helicóptero. A todos ellos se les rindió en su momento el homenaje que sobradamente merecieron, y que tuvieron como utilidad el reconfortarnos,  pero ninguno impidió la necesidad de celebrar otro homenaje al que demasiado pronto sería el siguiente  compañero caído en acto de servicio. Esto es así, y lamentablemente  así seguirá siendo porque, parafraseando a Isaac Newton y su Primera Ley: «Si nada cambiamos, todo permanecerá…»

Al cien por ciento no lo conseguiremos, nuestro trabajo tiene sus riesgos inevitables, pero no ha de ser imposible reducir el índice de siniestralidad que se afronta en esta profesión de piloto de trabajos aéreos en España. Índice atroz que debiera ser escandaloso para esta sociedad, que no parece sonrojarse, y avergonzar a nuestros gobernantes. Índice de siniestralidad  que por más que se repita sólo por ceguera o interés puede obviarse, ocultarse o desistir de minimizarlo pues alcanza una cifra terrible, cuál si fuera fruto de una catástrofe, que extrapolada al resto de los empleados dados de alta en la Seguridad Social en España, equivaldría a que cada día fallecieran 330 ciudadanos trabajadores, todos los días del año, festivos incluidos.

No es sólo la Sociedad quien por desconocimiento lo asume, lamentablemente los propios profesionales lo aceptan; no nos pregunten la razón de por la que lo hacen. A ellos queremos dirigirnos.

Antonio, era así. Antonio era como sois la mayoría de vosotros, un piloto que disfrutaba volando y eso, esa vocación, le hacía no querer enfrentar las deficiencias estructurales que en su profesión conducen al accidente inevitable,ese que os digo que se repetirá, si no tomamos medidas. Él, como vosotros, no era un irresponsable, pero fiaba su seguridad a sus propios conocimientos y aquellas medidas que estaban directamente en sus manos y no en las de aquellas entidades, empresas explotadoras o administraciones que pudiendo hacer no hacen y a las que intentar que venzan sus inercias para salir de la zona de confort conocida, nos cuesta enfrentamientos y disgustos que nos distraen, o incluso ponen en peligro el ejercicio de nuestra afición: volar. Porque ese puede haber sido nuestro error,  haber convertido una afición en una vocación profesional (algo que no nos ocurre sólo a nosotros sino también a otros profesionales vocacionales: sanitarios, docentes, policías…)

Es necesario poder ejercer nuestra profesión de una forma más segura y ello pasa por muchas cosas, unas ya han ido mejorando con el transcurrir de los años y el esfuerzo de todos. Las máquinas p.ej. ¿quién soñaba en los años ochenta con dejar de pilotar «restricted» para estrenar helicóptero nuevo casi cada año? Otras en cambio se mantienen o empeoran como ocurre con la temporalidad en la Lucha Contra Incendios.

La Temporalidad nos mata.

Lo hace porque impide dedicarse profesionalmente a esta actividad  y vivir de ella, salvo quizás en el caso de los pocos que en invierno pueden continuar ejerciendo en Sudamérica a cambio de dificultar sus relaciones afectivas, familiares , deportivas o culturales.  El resto hará un parón de 6 o 7 meses en los que no volverá a volar, no se ejercitará, no hará instrucción, degradará su aptitud aeronáutica, se desconectará del vuelo para luego al año siguiente reincorporarse al trabajo en las peores condiciones para enfrentar la que puede ser la Campaña más dura de su vida… o su última Campaña. Quien se dé cuenta a tiempo  dejará el sector, y se irá a ejercer como mecánico en cualquier otro (ya lo hacen y provocan escasez) o si es piloto de avión a una compañía aérea de pasajeros, sin dudar.

La temporalidad además es «una ficción legal».

Intentaré explicarme. Un piloto, un mecánico,  contratado temporalmente durante 4 meses para poe ejemplo una campaña de incendios desarrollará períodos continuos (sin días de descanso, incluyendo sábados y domingos)  de habitualmente 20 días (legalmente pueden llegar a ser hasta 46) con jornadas de 12 horas diarias de trabajo. Fuera de dichas 12 horas, vivirá en la proximidad de su centro de trabajo o base, para en caso de ser requerido (mediante el teléfono de servicio al que deberá estar atento en ese tiempo de «descanso» ) incorporarse  a su puesto en menos de 30 minutos desde que recibió la orden de hacerlo. Esto, exactamente, es lo que está ocurriendo hoy mismo en casi toda España. Nunca finalizas tu jornada, simplemente descansas para estar en condiciones de volar la siguiente mañana.

Esto es lo habitual, lo ordinario. Pero el que así suceda, el que ya nosotros mismos lo veamos como algo normal no quiere decir que lo sea. No se pueden trabajar al mes 264 horas (104 horas  más de las ordinarias, un 65% por encima de las máximas legales). Se podría hacer en un cómputo anual, pero eso exige alargar los períodos de contratación durante dicho tiempo. Tampoco son» horas de descanso» aquellas en las que debes estar a una distancia y/o tiempo de tu puesto de trabajo; ni lo son las que estás pendiente del teléfono de la empresa. No es tiempo de descanso y así lo reconocen múltiples Sentencias nacionales y europeas, algunas muy recientes.

Las empresas dicen no poder ampliar los períodos de contratación porque la Administración sólo les ofrece 4, 5 ó 6 meses de contrato. Falacia. Sin contar las horas de presencia, lo que los concursos públicos exigen es una carga de trabajo próxima a las 1584 horas ¡qué cerquita de las 1760 anuales que contempla el convenio en vigor! que las Empresas encargan a un solo trabajador por día. Un trabajo de 6 meses a 12 horas diarias exigiría un período de contratación de 11,9 meses de duración.

Todo esto lo que ocurre hoy en día,  está sucediendo ahora mismo, eso es lo que las empresas pueden legalmente programar, pero eso no es lo que la Administración puede tolerar, y en cambio lo hace. Las Administraciones, todas, estatal y autonómica, son partícipes de tal explotación laboral. Eso debe cambiar, al tratarse de una clara amenaza a la propia seguridad con la que se opera, ya lo llamemos FFHH (Factores Humanos) o FFHHEELL (Factores Humanos y Entornos Laborales)

No podemos saber cuáles han sido las causas del accidente de Antonio.

Pueden estar relacionadas  con lo hasta ahora expuesto o no tener nada que ver con ello (la CIAIAC nos lo dirá) pero Él ha padecido de todo lo dicho aquí. ¿Les llamaría la atención saber que Antonio, piloto experto con campañas en España y Chile, y con 46 años de edad,  apenas tenía 8 años cotizados a la Seguridad Social?

¿Hay derecho, es ético, que un trabajador que alcance su edad de jubilación a los 67   tras más de 35 campañas  combatiendo incendios en interés público, no tenga derecho a pensión contributiva de jubilación? Eso es así porque sus contratos temporales falseados no le han permitido haber cotizado más que 12 años  a la Seguridad Social cuando en realidad trabajó al menos 20 de forma efectiva

¿Seguirán consintiendo las administraciones- y más estas actuales tan preocupadas de los derechos sociales según autoproclaman- que las empresas estiren la legalidad más allá de donde está permitido, no  controlen la legalidad de la duración de sus contratos  e incluso  finalmente se aprovechen de todo  ello?

¿Lo vamos, todos, a consentir porque esta es nuestra vocación?¿Lo tolerarán nuestras familias?

Ni podemos, ni debemos.

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1 COMENTARIO

  1. Buff…yo me saque la licencia de piloto de avión con la esperanza y deseo de llegar a ser piloto de contraincendios pero leo este artículo y me he de hacer muchas preguntas! ¿Vale la pena? Esto puede cambiar? Y hay algún sindicato que apoye a los pilotos para realizar los cambios necesarios? no se si quiero verme 4 meses trabajando y 8 meses buscándome la vida con todo lo que acarrea el haberse sacado la licencia con préstamos personales y toda clase de sacrificios! Me he quedado de piedra con la ilusión un poco por los suelos…porque está claro que es mi ilusión y mi sueño pero también tengo una responsabilidad y una familia que mantener y no sé si esto se le puede llamar estabilidad( que está claro que no) que pena!

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