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marzo, viernes 29, 2024

La rebelión de Starbucks en la T4-SAT de Barajas

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Una "pequeña" empresa, con 10.000 establecimientos por el mundo, Starbucks Coffee Company, ha decidido plantarse ante los requerimientos de la nueva Aena Aeropuertos,S.A., pasando de concesión a alquiler en su relación como cliente. El responsable de Espacios y Servicios de Aena, Mariano Sanz Pech, poco aficionado a la fabada, por lo que se ve, tampoco lo debe ser al café de esta modesta cadena nortemericana. El asesoramiento jurídico tambien debe estar haciendo horas extras. De momento en el Satélite de la T4 de Madrid-Barajas, algunos habituales se llevaban una desagradable sorpresa. Menos mal que el "vending" es un gran negocio.

Al hilo de lo anterior ayer Expansión publicaba un Editorial que no tiene desperdicio al respecto que reproducimos…

Marejada sobre Aena Aeropuertos

La privatización del gestor de aeropuertos avanza con dificultades. Las complicaciones técnicas del proceso y el momento elegido para llevarlo a cabo están generando más de un quebradero de cabeza y no sólo al Estado o a la propia Aena.

Los proveedores de servicios en los principales aeropuertos se vieron sorprendidos en mayo con un requerimiento urgente para aceptar un cambio de régimen operativo: de concesión a alquiler. Una rueda de molino con la que ha tenido que comulgar la mayoría, salvo excepciones.

Algunas firmas para las que su actividad en los aeropuertos no es esencial han optado por rechazar esta modificación inesperada, alegando que los altos precios pagados en algunas de las últimas convocatorias no se corresponderían con los de unos alquileres comerciales al uso, máxime cuando la crisis y la competencia del tren de alta velocidad han hecho caer con fuerza los ingresos. La nómina de los rebeldes está compuesta por firmas como Vips, Avis, Hertz, Europcar y Atesa, aunque otras compañías podrían sumarse en breve.

Estas deserciones, que Aena ya contemplaba como posibles tras su cambio societario, ponen en duda las estimaciones de ingresos por esta vía del propio gestor público, unos 600 millones de euros al año.

Tampoco la próxima adjudicación de 13 torres de control en los aeropuertos está exenta de polémica, al trascender a última hora nuevos requerimientos que no estarían en disposición de cumplir aspirantes de relieve como Acciona, FCC o Sacyr. Toda esta marejada supone un traspiés importante para la captación de inversores, sobre todo si a posteriori se producen reclamaciones judiciales.

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