Buenos Aires, ARG.- (Portal de América) “Ryanair afronta las primeras huelgas (crisis) de su historia, convocadas por los pilotos de las bases de Irlanda, Portugal, Alemania e Italia. La conflictividad laboral en Ryanair va en aumento, y diciembre puede ser un mes agitado si se cumplen las amenazas de huelga de los pilotos de diversas bases de la aerolínea”.
Hay una cuestión obvia. Si es cierto que Ryanair produce los beneficios que reflejan los dividendos que pagan sus acciones, es lógico que el personal pretenda mejores condiciones laborales y mejores remuneraciones y beneficios, como vacaciones pagas o licencias pagas por enfermedades que hoy están incorporados a la cultura media de toda sociedad desarrollada o en vías de desarrollo.
En cierto modo está pasando en China, donde la masa de asalariados comienza a solicitar beneficios sociales existentes en la mayoría de los países del mundo.
Como lo explica Jean Tirole, “una empresa tiene una eficacia no financiera, respecto al medioambiente, a su propia sostenibilidad, a sus empleados, al fisco, etc.
Las empresas pueden ser buenas en determinadas dimensiones y malas en otras, de suerte que uno de los desafíos a los que se encuentran las agencias de calificación (órganos de control) es encontrar una metodología para englobarlas en un índice sintético” que involucre toda su situación en vistas del bien común social.
Es en este punto donde aparece ese concepto llamado “gobernanza”, y que en mi opinión tienen que ver con la capacidad de tomar decisiones consensuadas, aunque se mantengan diferencias, pero que son consideradas como legitimas. No se trata de someter a votación si un incremento salarial debe ser de “x” o “y”, sino de consensuar que “x” es mejor que “y” para el conjunto que integra una e,mpresa, incluido sus demandantes.
Es como decir que las decisiones se deben elaborar de modo armónico respetando las diferencias y los criterios en los que se sustente la decisión.
Esto vale no solo para las empresas sino es un concepto que se impone en la vida política de las sociedades. Hoy la gente no acepta cualquier decisión aunque en su esencia reúna las condiciones de la perfección. Hoy, para la gente es legítimo lo que es consecuencia de un consenso en el que previamente se admitieron las diferencias.
En otras palabras, ya no se admiten a los dueños de la verdad, que por otra parte generalmente no la tenían.
Pues bien, Ryanair, como pasará con las “low cost”, comenzarán sus propias crisis y llegará el momento de sepultar ese concepto marketinero, por otro que sería más o menos el de la buena gestión consecuencia de respetar este equivoco concepto de la “gobernanza”.
Lo cierto es que Ryanair y el célebre Michael O’Leary han reconocido, según lo informó el “Financial times”, a los sindicatos de pilotos constituidos en Irlanda, Alemania, España, Italia y Portugal.
Ahora O’Leary deberá comenzar a buscar consensos y muy seguramente comenzará a buscar una forma de “gobernanza” con lo cual Ryanair podría cambiar su perfil, recreando el concepto marketinero del “low cost”, mas como marca que como filosofía de gestión.
No admitir este concepto le está comenzado a costar caro al gobierno de “Cambiemos”, que hasta el día de hoy no advirtió que el conflicto es también un modo de relación, y fundamentalmente en la política que trata como supremacía, saber fijar rumbos, mostrar idoneidad profesional para proponer los medios para lograrlos y saber persuadir que el rumbo es el correcto o el mejor posible.
Esto es entender la “gobernanza” y que el “low cost” es un cuento en el que al final los lobos serán devorados por los corderos…por una sencilla razón, poner un avión en el aire le cuesta lo mismo a una empresa que a la otra, es decir se trata de economía, no de finanzas.