La suspensión de actividad de Ándalus Airlines deja a buena parte de la plantilla de la aerolínea andaluza sin sueldo y sin derecho a cobrar paro

LOS empleados se quejan de que no cobran, de que no se les despide ni tampoco se les da de baja en la Seguridad Social, por lo que se les impide el acceso a la prestación por desempleo a la que podrían tener derecho. Además, apuntan que los responsables de la mercantil no atienden a las llamadas y no comparecen a los actos de conciliación, lo cual entienden es una estrategia para que sean ellos mismos los que desistan de su relación laboral instando la baja voluntaria.HACE unos días se presentó una demanda colectiva de extinción de contratos por incumplimiento grave y culpable en virtud del artículo 50 del Estatuto de los Trabajadores, informa el abogado sevillano Miguel A. de Mosteyrín, cuyo despacho también ha gestionado la celebración de conciliaciones y reclamaciones de cantidad.

MÁS complicada es aún la situación de algunos pilotos que, según apuntan varios testimonios de dentro y fuera de la aerolínea, para poder comandar los aviones de Ándalus Airlines tuvieron que abonar con sus propios medios un curso con un precio de varios miles de euros, con el compromiso de un puesto de trabajo posteriormente. Un grupo de profesionales que, o bien han encontrado trabajo en otra compañía privándose con ello de una cuantiosa indemnización, o ahora se encuentran con la presión añadida de la obligación de despegar y aterrizar al menos tres veces en tres meses para mantener la licencia de vuelo conseguida. Fuentes de la abogacía adelantan que la situación de este colectivo específico será objeto de un procedimiento nuevo.

DESDE que comenzaron las malas noticias para Ándalus Airlines, ha sido el presidente José María Martín Delgado quien ha dado la cara ante los medios de comunicación, a pesar de que durante los primeros meses de vida de la compañía no se ocupaba de la gestión directa de la empresa.

TANTO los trabajadores como miembros del cuadro directivo consultados han señalado que el fracaso de la que era única aerolínea andaluza obedece a factores externos (contexto de crisis económica, alza del precio de los carburantes, reordenación del sector…), pero también a una deficiente gestión por la que se sobredimensionó la plantilla y se adoleció de falta de planificación y control directo. En ese sentido, las críticas apuntan al ex director general Fernando Guerrero Ros, quien también fue directivo de la extinta Air Madrid. Por su parte, el hombre que le sustituyó, José Miguel Ruiz, que también era director de operaciones de Air Madrid cuando esta quebró, se niega a ofrecer declaraciones a EL OBSERVADOR alegando que en este medio de comunicación sus palabras han sido tergiversadas en otras ocasiones. Sin embargo, como le hizo ver la Redacción de EL OBSERVADOR y puede comprobarse en la hemeroteca, Ruiz nunca ha ofrecido explicación ninguna a esta revista, y por tanto tampoco ha publicado nada en su boca.

ÁNDALUS Airlines se creó a mediados de 2008 como la primera aerolínea con capital exclusivamente andaluz y operó durante dos años con varias rutas que enlazaban Cataluña, Madrid, Baleares, Gibraltar, el norte de Marruecos y Andalucía. Entre sus accionistas figuraban junto al propio Martín Delgado; Fernando Guerrero; el hermano de éste, Pedro Guerrero, director de PRISA en Málaga; el propietario de Tino Stone, Antonio Valdés; la entidad financiera Caja Granada y la sociedad de capital riesgo Invercaria. Según explicó el ex consejero de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta, Martín Soler, a través de Invercaria, la citada Consejería de la Junta de Andalucía participó en la aerolínea con 40.000 euros, el 4,60 por ciento del capital de la sociedad, y con dos préstamos participativos de 410.000 y 700.000 euros, suscritos en noviembre de 2008 y en julio de 2009.