Madrid, SP, 7 de enero de 2014.- Aena, en su afán por hacer notar a los controladores aéreos quien es quien manda, y haciendo gala de una falta de criterio que raya en lo absurdo, acaba de nombrar 'a dedo' a dos controladoras como jefas de sala en el Centro de Control de Madrid, en vez de optar por confirmar en el puesto a dos de sus compañeros que aceptaron hace tiempo la propuesta de la empresa pública de ocupar ese puesto de forma provisional. (Foto AD: "Contrails after Christmas")
Estos nombramientos han indignado a los controladores porque, en su opinión, ha primado más la compensación por la desaparición de sus respectivos departamentos de la estructura de gestión regional que hasta ahora ocupaban, que la capacidad técnica de las controladoras "digitalizadas" nombradas para el puesto, ya que entonces se verían obligadas a volver al régimen de jornada a turnos de controlador de sala.
Con independencia del deficiente criterio técnico-operativo que ha empleado el responsable de AENA, (a buen seguro tambien designado "a dedo"), estos nombramientos no hubieran llamado la atención del colectivo de controladores aéreos del centro madrileño (ACC), si no fuera porque va a suponer la destitución de dos controladores bastante más antiguos y sensiblemente más experimentados que, como ya se ha comentado, aceptaron el nombramiento como jefes de sala provisionales tiempo atrás.
No cabe duda que AENA puede hacer uso legítimo de determinadas prerrogativas para el nombramiento de ciertos puestos de su estructura de gestión, al margen de los establecidos por convenio para la carrera profesional de los controladores. Pero utilizar la "digitalización" de forma tan burda e injusta para puestos de la sala, con el handicap añadido de una clara falta de idoneidad para el puesto, abunda, rizando el rizo, en su política de acoso de los controladores.
Esta situación no es nueva en los serivicos públicos, y ha ocasionado demdandas en distintas administraciones.
Por ejemplo, a finales de 2012, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, estimó un recurso contra la decisión de la Diputación Provincial de Ciudad Real de nombrar varios asesores "a dedo". Entre ellos el conductor del presidente de la propia Diputación, un puesto de trabajo que por lo general no cambia aunque sí lo haga el responsable político que ocupa su cómodo asiento trasero en el vehículo.
Los aabogados del "jefe" de la Diputación argumentaron que el chófer designado no sólo conducía el vehículo oficial, sino que, además, hacía labores de "conductor-asistente particular". Entre sus funciones se incluía la "música que el presidente desea, el olor que quiere, los elementos de comodidad que solicita, el nivel adecuado de climatización o la velocidad de transporte que le gusta".
Cuando el alto tribunal de Castilla-La Mancha echó para atrás tan arbitrario nombramiento, lo hizo con un argumento contundente evidente: por mucho que esa atención tan esmerada y exquisita sea y "no se pueda descuidar en la conducción", es evidente que "no se le puede dar tanta importancia como para calificar y definir al puesto por la atención a esas prestaciones o servicios que, en todo caso, deberían ser consderados como accesorios y secundarios frrente a las exigencias de una conduccion eficaz, segura y experta, que deberían ser las definitivas a la hora de conceptuar este puesto de trabajo"
Según parece este nombramiento incumplía el mandato constitucional que habla de asegurar los principios de "igualda, mérito y capacidad", garantizando, al mismo tiempo, la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones. Algo que se antoja difícil cuando el puesto de trabajo depende de quién lo nombra.
Por mencionar un ejemplo más de los muchos que hay, no hace mucho los sindicatos policiales denunciaron los nombramientos "a dedo" en la Policía Nacional y obligaron al Ministerio del Interior a acatar las sentencis emitidas al respecto limitando ese tipo de nombramientos a los puestos de estrucutra del Cuerpo Nacional de Policía, esos que suelen cambiar con cada Gobierno que llega al poder después de unas elecciones.
Tras las denuncias de varios sindicatos policiales (SPP, SUP y CEP), el Tribunal Superior de Justicia de Madrid falló en contra del catálogo de puestos de trabajo presentado y obligó a Interior a reducir el número de nombramientos a dedo. Entre otras cosas, ordenaba al ministerio anular la designación política de cien comisarios.
Desconocemos las reales intenciones de AENA con estos nombramientos, aunque bien pudiera tratarse de un "descafeinamiento" del puesto de Jefe de Sala como máximo responsable de la seguridad, la eficiencia y la eficacia de las operaciones de control de tráfico aéreo. Y no sería de extañar, que así pretendiera AENA que quedara reflejado en el nuevo convenio colectivo, cuya negociación debe iniciarse tras la denuncia por parte del proveedor español de servicios de navegación aérea de la totalidad de aquel II Convenio Colectivo impuesto a los controladores tras los sucesos de 2010.. Unos sucesos, por cierto, que hasta el momento se han cobrado como vícitimas propiciatorias a los propios profesionales del control aéreo en España, quedando al margen de reclamaciones judiciales inexplicable e increiblemente los representantes políticos de la época o los gestores sumisos que facilitaron todo aquello, que según pasa el tiempo se revela cada vez más consecuencia de las propias decisiones políticas, que de verdaderas acciones supuestamente "sediciosas" de estos profesionales.
Esperemos finalmente, la esperanza es lo último en desvanecerse, que la situación creada pueda revertirse no sólo en favor de la justicia moral, sino tambien del sentido común, con frecuencia tan poco presente en las decisiones de quienes son depositarios de la confianza de los usuarios de nuestros servicios públicos. "Servicios" viene de "servir" al público.
