Raro sería que Fomento llevara a cabo un proceso de selección transparente y justo. Más probable parece que, como se viene viendo desde el inicio del proceso, Blanco ya tenga decidido a quién le va a pasar la patata caliente de los aeropuertos deficitarios para compensarles luego con aquellos que dan beneficios.

Las empresas que pujan se quejan de que a pesar de la rebaja no les va a llegar para pagar las nóminas de los controladores aéreos al nivel que tienen en Aena. Y Aena lo sabe. Por eso precisamente Blanco y Lema se han cargado la profesión de controlador -o eso se creen ellos-, han organizado un sistema de ingreso que cuesta un riñon en el que el enchufismo va a ser la tónica general en perjuicio de muchos futuros controladores sin "padrino" y han organizado un sistema en el que prevé que haya cientos de nuevos controladores en paro a la espera de un contrato mileurista.

Pero la estrategia de crear dos castas de controladores no parece que vaya a funcionar. La idea de Blanco y Lema de desintegrar al colectivo para poder ofrecer contratos low cost a trabajadores a los que no se les va a permitir tener un convenio colectivo ni representación profesional ni sindical a nivel nacional va a fracasar porque los nuevos controladores ya se están organizado a fin de garantizarse esa cobertura sindical y profesional. Aunque llama la atención, que haya algunos que no quieren entrar en ese juego. Lo que resulta sospechosamente "digital". Esto no lo deben permitir sus compañeros. Por no mencionar, que los numerosos decretos que se han promulgado últimamente se refieren a los controladores de Aena -empleados públicos, no funcionarios-. Lo que significa, que los nuevos proveedores de las empresas privadas van a poder disfrutar de no pocos conflictos laborales. Y no solo con los controladores. Pero Blanco ya está en ello…

Por otro lado, las supuestas facilidades que Aena ha dado a los controladores de las torres de control en liza, no son tales. Más bien les ha dicho, que el que quiera mantener el sueldo debe irse a un centro de control y el que no quiera ya sabe que le van a dividir el sueldo por 2. Para complicarlo más, el controlador que vaya a un centro de control y no consiga habilitarse en el trabajo con radar será difícil que pueda volver a su torre de origen porque su puesto ya estará ocupado. Y si no consigue habilitarse, su futuro como controlador en Aena puede acabar de una u otra forma en la gestión, con el peligro que eso tiene. O pidiendo la rescisión de contrato.

Las empresas adjudicatarias no esperaban que esto sucediera. Blanco les aseguró que los controladores habían sido desactivados con la campaña de acoso orquestada -para eso la hizo- y que no tendrían problemas en ese aspecto. Falso. Y no va a pasar mucho tiempo, hasta que algunas de esas empresas -especialmente las que hayan colaborado con Fomento y Aena en la campaña de desprestigio-, le pidan cuentas al ministro. Y más compensaciones. Así lo harán Indra y Ferrovial (la primera avalada por la DFS alemana y la segunda por la británica NATS), dos de los grupos políticamente mejor posicionados para ser adjudicatarios de los contratos. Si no lo consiguen las pérdidas serán multimillonarias lastrando de ese modo sus cuentas de resultados y su valor en bolsa se verá más que perjudicado. Deberán tener mucho cuidado y atar bien los cabos si no quieren llevarse una desagradable sorpresa. Porque ya han puesto mucho en juego como para echarse ahora atrás.

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