Guadalajara, SP, 1 de julio del 2013.- Resulta durísimo para cualquiera con un míinimo de humana sensibilidad, releer la frase "se ha roto la losa del olvido…" que pronuncian los familiares de los fallecidos en el accidente del Metro de Valencia, más de 7 años después. La soledad es una losa que tienen en común los familiares, una losa institucional para ocultar la verdad de los hechos en la mayoría de los casos. Soledad la de Clara Pérez (accidente del helicóptero militar de Bosnia en 2008), o la de la AVJK5022 en la aproximación a su 5º Aniversario, o la de tantos otros. ¿Es pedir tanto pedir el consuelo del recuerdo? Al recuerdo sólo es posible dotarle de paz, cuando se ha hecho todo lo posible por conocer la verdad. Eso no sucede, pues esa losa viene normalmente con el sello del poder económico y político que intenta que no se conozca esa verdad… Por intereses demasiado claros, o demasiado evidentes como para creer que son así de simples.
Un claro ejemplo lo tenemos con el Documental del JK5022 "Una cadena de errores". Censurado por los medios en España, pues algunos piensan que tienen derecho a cerrar el debate. "Para nosotros, ese debate ya está cerrado", le dijo un directivo de TVE a la presidenta de la AVJK5022, sin inmutarse. Esa cadena está representando todos los eslabones que hicieron posible que se produjera el accidente, al aliniarse en ese instante, o en todos los instantes en los que se produce un accidente. Esa cadena amarra aún más la losa de la soledad, de los que se sienten solos, olvidados, e incluso, moralmente despreciados por los que podían poner algo de luz en la oscuridad del desconocimiento de esa verdad.
Esa cadena amarra aún más la losa. Premeditada, consciente e interesadamente. Esa cadena, aún estará donde estaba este 20 de agosto de 2013. Sencillamente porque la verdad no se ha hecho. Esa cadena amarra la losa cuando se archiva en los Tribunales la causa penal, cuando se cierra en falso el Informe definitivo, cuando se dice que el RD de Asistencia a las Víctimas "no verá la luz", cuando Vd. o yo seguimos volando sabiendo positivamente que no se ha hecho todo lo humanamente posible para evitar otra tragedia donde esos eslabones concurran de nuevo en un fatídico instante. Esa losa sigue empañando como unas cataratas inoperables la mirada de los familiares, de Agustín, Clara, Pilar, Rafa, Henar, etc… con los que cruzamos la mirada avergonzados del entorno sistémico en el que sabemos que se mueve nuestra aviación cada vez que salta la noticia de la tragedia aérea.
La primera responsabilidad tras la cadena de fallos que propician una tragedia, es la moral. Esa que no se juzga en un Tribunal, ni aparece en ningún informe técnico oficial.
Cuando no se llega hasta el final de la verdad técnica, se es moralmente responsable por no hacerlo; Cuando se cierra en falso un Informe Técnico, se es moralmente responsable; Cuando se mantiene ésta o aquella poltrona a pesar de no haber estado a la altura del cargo, se es moralmente responsable; Pero tambien se es moralmente responsable, y la responsabilidad exponencialmente se ve incrementada, cuando se permite que el status quo que rodea este sistema en constante cortocircuíto se mantenga cinco, diez, o veinte años después cada vez más cerca del colapso, pues no se mitigan con las enseñanzas de la tragedia, las amenazas que aún se encuentran latentes en ese sistema.
Los Tribunales pueden archivar, los Informes Técnicos cerrarse en falso, pero no creo, ni quiero creer que los que por acción, omisión, o dejación de sus funciones, los que hacen posible que la masa de hormigón que compone la losa de la soledad de los que saben que la verdad no se comparte con sus semejantes, buscando con esto la paz, carezcan de la mínima moral propia como para creer que están absueltos de su culpa. Culpa moral, culpa humana, culpables de construir una losa, amarrarla con su cadena de errores, y tirar la llave del candado…
Vds., todos Vds. que han amasado el hormigón de la losa, han unido la cadena de los errores, han puesto un candado a ésta, y han tirado la llave, tampoco tendrán paz, hasta que la verdad no se sepa… Y eso sí es una condena de por vida.
Guadalajara, SP, 1 de julio del 2013.- Resulta durísimo para cualquiera con un míinimo de humana sensibilidad, releer la frase "se ha roto la losa del olvido…" que pronuncian los familiares de los fallecidos en el accidente del Metro de Valencia, más de 7 años después. La soledad es una losa que tienen en común los familiares, una losa institucional para ocultar la verdad de los hechos en la mayoría de los casos. Soledad la de Clara Pérez (accidente del helicóptero militar de Bosnia en 2008), o la de la AVJK5022 en la aproximación a su 5º Aniversario, o la de tantos otros. ¿Es pedir tanto pedir el consuelo del recuerdo? Al recuerdo sólo es posible dotarle de paz, cuando se ha hecho todo lo posible por conocer la verdad. Eso no sucede, pues esa losa viene normalmente con el sello del poder económico y político que intenta que no se conozca esa verdad… Por intereses demasiado claros, o demasiado evidentes como para creer que son así de simples.
