Atalayar.– Singapore Airlines se encuentra en una situación complicada por la escasa recuperación de los vuelos internacionales. Por ello, asumen que la realidad requiere recortes y anuncian la suspensión de 4.300 puestos de trabajo, de los cuales 2.400 serán despidos y ceses de empleo. El resto se completarán a través del desgaste con jubilaciones y el congelamiento de contrataciones para puestos vacantes.
La aerolínea asiática espera operar menos del 50% de su red prepandémica durante este año y el que viene. Desde la compañía, no prevén un retorno al tráfico precovid hasta el 2024, siguiendo con la previsión de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo.
«Dado que el camino hacia la recuperación será largo y lleno de incertidumbres, lamentablemente tenemos que aplicar medidas forzosas de reducción de personal», explicó el Director General de Singapur, Goh Choon Phong, en un comunicado.
Las acciones de SA contra la crisis
Estos son los primeros despidos o permisos que Singapore Airlines ha anunciado desde que comenzó la pandemia. La aerolínea entró en la crisis en una posición relativamente fuerte desde el punto de vista financiero.
Cuando la pandemia comenzó a afectar al transporte aéreo, la aerolínea tomó medidas tempranas y agresivas. Recaudó miles de millones en efectivo y en crédito, y tomó la decisión de estacionar las aeronaves y de reducir la capacidad de su red. Además, el gobierno de Singapur asignó 13.000 millones de dólares en ayuda para la aerolínea, uno de los más lujosos paquetes de ayuda gubernamental a cualquier aerolínea del mundo.
Sin embargo, todo esto no ha sido suficiente para paliar la mala situación de la compañía. Al contrario que el resto de aerolíneas, en el caso de Singapore Airlines, la recuperación depende de los vuelos internacionales, ya que no tiene mercado nacional.
Las aerolíneas que están comenzando a recuperarse se benefician de los grandes mercados nacionales, como son el caso de EEUU, Rusia, China, Australia o Brasil. Incluso las aerolíneas con sede en pequeños países europeos tienen una ventaja relativa, dado que pueden operar dentro de la Unión Europea.
