Alba Sanz/Aviación Digital, Sp.- Francisco Martínez Alvarado es técnico en emergencias y salvamento, bombero aeroportuario de la red de AENA y psicólogo clínico. Él estuvo presente hace ya 15 años, junto al cuerpo de bomberos del aeropuerto de Madrid-Barajas conformado por otros 20 bomberos, en el accidente del avión JK5022 de Spanair ocurrido en el año 2008 que acabó con la vida de 154 personas.
Durante esta tragedia se puso de manifiesto la falta de recursos que presentaba el aeropuerto para poder llevar a cabo el rescate de los heridos de la mejor manera posible ya que, tal y como denunció el especialista en salvamento en el marco de la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados en el año 2018, “eran suficientes para extinguir un fuego, pero insuficientes para llevar a cabo un rescate”. Además de esta carencia, Martínez denuncia la falta de seguimiento profesional tanto físico como psicológico en el personal después del accidente, lo que ha traído consigo consecuencias “muy negativas” entre los trabajadores.
Mismo personal y procedimiento después del accidente
15 años después del accidente, Martínez explica que el modo de operar dentro del cuerpo “sigue siendo el mismo” y peor aún, ya que “las condiciones laborales se han visto perjudicadas”.
De acuerdo con el bombero aeroportuario “antes éramos una entidad pública al cien por cien y ahora digamos que se hizo una sociedad anónima, aunque la participación es mayoritariamente del estado. En el caso de este tipo de emergencias, tendríamos que estar centralizados en el 112, que es el número desde donde se coordinan las distintas administraciones locales y las municipales” por lo que “tendríamos que ser una entidad pública, ya que lo que damos es un servicio público, pero es un servicio público llevado por una empresa privada”.
Al depender de una empresa privada, Martínez explica que lo primero en lo que se han visto afectados ha sido en los recortes. “En aquella época estábamos 21 bomberos que ya éramos escasos. Ahora hemos subido incluso de categoría el aeropuerto a la categoría 10 y seguimos estando los mismos 21, incluso con un pequeño parque más”.
Graves secuelas psicológicas entre el personal
Afirma que con el actual personal “no se rinde ni de lejos. Una cosa es llegar y extinguir un incendio con el material que tenemos, pero para recuperar y poder extraer a personas heridas no estamos preparados con la gente necesaria. En caso de haber otro accidente, nosotros damos el 100% pero si te falta personal, damos el 300%. Eso supone un sobreesfuerzo y ese sobreesfuerzo se acaba pagando”.
Este sobreesfuerzo al que Martínez se refiere es a la situación que tuvieron que vivir después de haber estado “trabajando sin parar”. Denuncia que, después de dar por concluido el rescate, Aena les ofreció soporte médico al que tuvieron que ir “por su propio pie” para recibir “todo tipo de vacunas” pero no fue “más allá que una simple revisión médica al día siguiente”.
A pesar de que indica que “no hubo lesiones físicas graves”, sí que las hubo en la parte psicológica en la que “no existe” ningún tipo de ayuda ni de seguimiento. “Te la ofrecen, pero no hay un seguimiento como ocurre en otros países en los que no tienes que pedir nada porque muchas veces la persona afectada no está para pedir ayuda. Por protocolo se tendría que estar dando sin pedirla”.
“La exigencia del accidente en un caso concreto, cómo pasó en el año 2008, está muy por encima de los recursos que tú tienes y entonces eso hace que la gente esté trabajando en los límites inadecuados físicamente, pero sobre todo en el ámbito psicológico”, afirma.
Y es que, concretamente en este cuerpo de bomberos se han reportado 3 suicidios de compañeros después del año 2008 en tan solo 20 días. Aunque Martínez afirma que “no hay una relación directa con el accidente de Spanair y las conductas suicidas”, sí que, “de modo indirecto ves comportamientos extraños en algunos de los compañeros. Empiezas a ver modelos de vida un poco desordenados, con conductas de riesgo tanto en lo que haces nivel diario como en tus prácticas deportivas. Te tomas un poco la vida de una manera que empieza a ser peligrosa y eso desemboca en que una persona al final, por problemas vivenciales, llegue a tomar esa decisión”.
«La empresa privada no entiende la ocupación de los bomberos»
Las causas que han podido desencadenar esta situación, son, para Martínez, “el desinterés por parte de la empresa con nuestras necesidades. Tenemos la misma necesidad que el resto o incluso más por las condiciones en las que trabajamos. Tenemos que ser reconocidos en todos los aspectos, no solamente en el laboral o económico. La empresa privada no entiende la ocupación de los bomberos”.
Por esta razón indica que actualmente existe una intención de regular sus condiciones “a través de una de una ley marco que regule todos los servicios de emergencia, entre ellos los bomberos. Necesitamos que estemos todos coordinados y pertenezcamos todos al mismo sistema al que puedas llamar y desde ahí se coordine», señala. «Tenemos lo peor de la empresa privada de los años 80 y 90 y lo bueno de lo que puede tener la administración pública. Estamos en una especie de tierra de limbo de nadie donde al final los perjudicados somos los trabajadores”.
Denuncia que, actualmente, el personal se encuentra en una situación de “incertidumbre” ya que “cada dos por tres hay un cambio de la Jefatura”. Asimismo señala que actualmente cuentan con “con una estructura inadecuada insuficiente, no profesionalizada, ya que nos mandan personas que no han trabajado en el mundo de las emergencias nunca y hasta que se ponen al día pasan años y nosotros tenemos una cantidad de actualizaciones que no se están cumpliendo en la formación”.
