Claudia Celestes / Aviación Digital, Sp.- Hoy se celebra el 90 aniversario del primer aterrizaje exitoso de un autogiro sobre la cubierta del portahidroaviones Dédalo, allá por el año 1932. Este evento, que tuvo lugar hace exactamente nueve décadas, no solo representó un logro técnico impresionante, sino que también sentó las bases para futuras innovaciones en la industria de la aviación, y nos recordó la visión y el coraje de un pionero: Juan de la Cierva y Codorníu.
El legado de Juan de la Cierva y Codorníu
Nacido en Murcia en 1895, en una familia con una larga trayectoria en la política y la ingeniería, Juan de la Cierva mostró un profundo interés por el arte de volar desde edad temprana, construyendo modelos de aviones (El Cangrejo BCD) y experimentando con el vuelo. Su pasión lo llevó a estudiar ingeniería y a dedicar su vida a explorar los límites de la aviación. En 1923, después de años de investigación y experimentación, logró convertir su visión en realidad al completar con éxito el primer vuelo del autogiro, en Getafe-Cuatro Vientos (Madrid) una innovación revolucionaria en el campo de la aviación.
Sin embargo, fue el trágico accidente aéreo del capitán Julio Ríos lo que impulsó a Juan de la Cierva a buscar una forma más segura de volar. Decidido a diseñar una aeronave que pudiera volar de manera estable y segura, comenzó a trabajar en lo que se convertiría en su mayor logro: el autogiro.
El Autogiro: Un avance revolucionario
El autogiro, inventado por Juan de la Cierva, representó un avance revolucionario en la aviación. A diferencia de los aviones convencionales, que dependían de velocidades altas para generar sustentación, el autogiro utilizaba rotores giratorios para mantenerse en el aire, lo que lo hacía más seguro y estable.
Después de varios intentos fallidos, Juan de la Cierva finalmente logró diseñar un autogiro funcional en 1923, marcando el inicio de una nueva era en la aviación. Este innovador diseño permitió que el autogiro despegara y aterrizara verticalmente, abriendo nuevas posibilidades para el transporte aéreo.
Tras el éxito inicial en España, Juan de la Cierva llevó su invención al extranjero, fundando la Cierva Autogiro Company en Inglaterra en 1926. Desde allí, el autogiro cruzó fronteras y océanos, desafiando las expectativas y cautivando la imaginación del mundo. En 1928, el autogiro realizó un histórico cruce del Canal de la Mancha, consolidando su lugar en la historia de la aviación.
A lo largo de los años siguientes, el autogiro continuó demostrando su valía, realizando hazañas impresionantes como el vuelo sobre el Atlántico y la travesía de Europa a África. Juan de la Cierva continuó perfeccionando su diseño, introduciendo nuevas características como el mando directo y el despegue vertical.
Estas mejoras llevaron al desarrollo de una variedad de modelos de autogiros, que se utilizaron para una amplia gama de aplicaciones, desde transporte de pasajeros hasta labores de rescate. Asimismo, las contribuciones de Juan de la Cierva al campo de la aviación fueron reconocidas con diversos premios y honores, pero su mayor legado sigue siendo el impacto duradero que tuvo en la industria aeronáutica.
Recordando su legado y el de su sobrino, Juan de la Cierva y Hoces
Hoy, mientras celebramos el 90 aniversario del autogiro, recordamos con cariño la vida y el trabajo de Juan de la Cierva. Su dedicación, ingenio y espíritu pionero han inspirado a generaciones de aviadores y han dejado una huella indeleble en la historia de la aviación. Aunque su vida fue truncada trágicamente en un accidente aéreo en 1936, su legado perdura en cada vuelo de un helicóptero moderno.
Desde las calles de Murcia hasta los cielos de todo el mundo, el nombre de Juan de la Cierva vive en la memoria de aquellos que lo conocieron y en el corazón de todos los que han sido tocados por su genio. En este 90 aniversario, honramos su vida y su legado, y renovamos nuestro compromiso de seguir explorando los cielos en busca de nuevos horizontes.
Asimismo, y en homenaje al legado de Juan de la Cierva y Codorníu, Aviación Digital instituye los Premios Juan de la Cierva y Hoces para reconocer la excelencia y la innovación del sobrino del célebre inventor del autogiro, que continuó la tradición familiar de innovación como ingeniero e inventor español.
Su destacada carrera, con más de cincuenta patentes registradas, abarcó pioneras contribuciones en telecomunicaciones y aeronáutica, marcando huella tanto en la industria cinematográfica como en el desarrollo tecnológico, continuando su labor inventiva hasta su fallecimiento en 2020. En el proceso de la Transición española, Juan de la Cierva también estuvo allá donde fue requerido, especialmente en los momentos iniciales de la transición, como hombre de confianza de SM Juan Carlos I.
“para transformar el mundo, basta con traducirlo a matemáticas…”
Juan de la Cierva y Hoces
Su legado se ve reflejado en su último invento, el heligiro, y en el reconocimiento que lleva su nombre en los Premios de Periodismo de Aviación en Español, cuya décimocuarta convocatoria ahora mismo está abierta. Juan de la Cierva y Hoces dejó una huella imborrable en la historia de la ingeniería y la innovación tecnológica, siendo recordado como un visionario que transformó múltiples industrias con su ingenio y dedicación.
El auto giro fue traído a Argentina en 1931 a la primera brigada aérea el palomar mi padre fué el primer argentino que voló de contrabando, ya que estaba de guardia y la abandonó por ir.
Buenos días, gracias por su comentario ¿tendría algún documento gráfico de su padre volando o con el autogiro?