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abril, viernes 19, 2024

17 de Enero 2023: Centenario del Autogiro en el país de los ciegos…

En el país de los ciegos, el tuerto, es el rey. Muy probablemente eso es lo que sucede en España entorno a la figura de Juan de la Cierva...

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Enrique Gavilán, Aviación Digital, SP.- El 15 de noviembre de 1922 De la Cierva, se le concedía la patente solicitada 81406, el 18 de abril de ese año, para la solución definitiva de articular las palas con una articulación de abatimiento en su unión al eje del rotor. Las experiencias con el C.1, C.2 y C.3, conducirían al modelo C.4, que fue el que voló definitivamente…

Es lo que denominó el inventor «Perfeccionamientos de las aeronaves de alas giratorias«. Esta patente ha sido la base que ha permitido, hasta nuestros días, el vuelo controlado de todas las aeronaves de alas giratorias desarrolladas a partir de ese momento. La patente tambien se registró en Francia el 14/9/1923, Reino Unido 30/6/1924, Alemania 27/7/1925 y EE.UU el 26/6/1926.

Juan de la Cierva

Tras ello se inició la construcción del Autogiro C.4, en el que probablemente se utilizara el fuselaje del C.3, pero introduciendo De la Cierva una modificación eliminando los característicos alerones o el mando diferencial en el estabilizador horizontal, que fue sustituido por una inclinación directa del eje del rotor por parte del piloto.

Gómez Spencer hace sus primeras declaraciones tras el vuelo

En estas condiciones ya en junio de 1922, Alejandro Gómez Spencer habría ensayado el C.3, pero se detectó que la fuerza para controlar el mando era excesiva, y sufrió varios accidentes. En agosto de 2022 en Cuatro Vientos, tuvo de nuevo un percance, lo que postergaría hasta enero de 1923 la reanudación de dichos vuelos. Es a lo largo de ese mes de enero de 1923 cuando se logra el primer vuelo controlado en el Mundo de una aeronave de ala giratoria.

Gracias al Diario Vecino, que entrevistó al piloto Gómez Spencer, tenemos sus primeras impresiones, tras la fecha «consensuada» del 17 de enero de 1923. Sabemos que fue por la tarde y que siempre se intentaban estos vuelos por la tarde. No había sol ni viento. Habla de lo «persuasivo» que era De la Cierva, y su tenacidad ya que «prueba tras prueba continuaba aunque siempre era lo mismo: en cuanto el autogiro corría un poco y levantaba la cola, se volcaba…»

Cupón de la ONCE con motivo del centenario del primer vuelo del autogiro

El periodista le pregunta sobre ¿ese primer vuelo con éxito?. Spencer responde: «De la Cierva siempre se quedaba en la línea, y en su entusiasmo miraba por debajo del autogiro y pensaba que ya había despegado cuando aún rodaba por tierra. Pero aquel día lo vio él y lo vieron todos: voló a unos dos metros (de altura) una recta de 600 metros, y por debajo del aparato se veía un pedazo de hangar de Loring. Fue entonces cuando se suspendieron las pruebas y se pidió la homologación, que se hizo después de hacer yo tres vuelos con él por la tarde del 31 de enero«

De la Cierva notifica a la Real Academia de Ciencias

Es el 15 de febrero de 1923 cuando Juan de la Cierva le notifica oficialmente a la Real Academia de Ciencias de España que «pilotado por el señor Gómez Spencer, el Autogiro despegó por vez primera el día 10, y corregido el efecto del par de giro del motor, el día 17 efectuó varias rectas a dos metros de altura, comprobándose en ellas todas las cualidades previstas, menos la de toma de tierra que se hizo como en un aeroplano ordinario«…, y aquí viene algo mucho más que trascendente cuando el inventor señala «El día 20, consecuencia de un defecto en los mando del motor, que impidió al piloto pararlo al tomar tierra, se elevó el aparato a unos ocho metros de altura, en pérdida de velocidad, que hubiera originado un accidente seguro en un aeroplano. Acordándose el piloto de la cualidad teórica del aparato de ser insensible a la pérdida de velocidad y de poder tomar tierra verticalmente, hizo la maniobra probable, y el Autogiro descendió suavemente hasta posarse sin velocidad apreciable, confirmándose definitivamente todas las cualidades teóricas«. Aquí el propio De la Cierva, está hablando de por vez primera en la historia de la aviación la maniobra de «autorrotación» de una aeronave de alas giratorias. Este hito ha de ser reseñado, puesto que el procedimiento de autorrotación en emergencias, por ejemplo, en un helicóptero sin duda habrá salvado cientos de vidas en estos 100 años posteriores a aquel hito del día 20 de enero de 1923 en Madrid.

Las pruebas oficiales se hicieron el día 22 de enero de 1923, y el día 31 se efectuó un vuelo de tres minutos y medio, en circuito cerrado de más de cuatro kilómetros, alcanzando una altura sobre el terreno superior a 25 metros… según el certificado oficial que acompaña De la Cierva en su notificación a la Academia de Ciencias.

Características del C.4 facilitadas por el propio Juan de la Cierva

El C.4 era para De la Cierva un «aparato demostrador de tecnología«, señala López Ruíz, que escribió en su libro «La Contribución Española en las Aeronaves de Alas Giratorias», auténtico libro de referencia para poder comprender la auténtica dimensión de los logros del genial inventor murciano. Gracias a la articulación de abatimiento del C.4 había sido posible el vuelo controlado del Autogiro. En el aire, y a una velocidad de vuelo suficiente, el mando se realizaba por reflexión de superficies aerodinámicas convencionales, como en un avión, incluidos los alerones para balanceo.

El C.4 según De la Cierva tenía las siguientes características:

  • -Rotor de 4 palas rectangulares sin torsión y con perfil Eiffel 101.
  • -Diámetro del rotor: 8 metros.
  • -Area total de las palas: 10 metros cuadrados.
  • -Motor: Le Rhône de 80 CV.
  • -Masa de vuelo: 500 kg.
  • -Velocidad máxima: 100 km/h.
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