Dos aviones McDonnell Douglas DC-9 cargados con 215 pasajeros y diez tripulantes en conjunto, aterrizaron de emergencia el día de ayer en el aeropuerto Manuel Carlos Piar de Puerto Ordaz (Venezuela) tras presentar problemas mecánicos.
El primer incidente fue protagonizado por un DC-9 50 siglas YV-136 T de Aeropostal, proveniente de Maiquetía con 125 pasajeros y cinco tripulantes a bordo, el cual tuvo un brusco aterrizaje a las 9 de la mañana cuando su turbina derecha se incendió.
Al tocar el suelo a esta aeronave se le desprendieron sus dos motores ubicados en la parte trasera, quedando los mismos «colgando» del fuselaje.
«Cayó de golpe»
Cesar Lozada viajaba en el vuelo 0342 de Aeropostal, y aunque no ejerce su profesión de mecánico aeronáutico, sus conocimientos lo llevan a dudar que lo ocurrido se deba a una falla humana o impericia del piloto.
«Tenemos máquinas muy viejas, demasiado viejas, aunque el fabricante todavía las certifica con algunas reparaciones igual son demasiado viejas, ya han dado su tiempo de vida, y lo que han hecho es alargarles la vida útil, estas son máquinas que están desahuciadas en muchos países», comentó.
En el mismo sentido, Lozada añadió que «sumas aviones viejos con poco mantenimiento y poca supervisión de las autoridades que las certifican y entonces pasan estas cosas».
Sobre lo acontecido, el pasajero narró que el vuelo fue normal, y que las irregularidades se notaron solo al momento del aterrizaje.
«Aproximándonos a la pista sentimos algo de bamboleo (…) cayó de golpe, no fue un aterrizaje sino una caída brusca a la pista y empezó a oler a caucho quemado. El avión se paró aproximadamente a la mitad de la pista, donde terminaron de apagarlo y el piloto le pidió a la tripulación de cabina que volviera a sus puestos, luego fue que nos dijo que habíamos tenido un pequeño percance», recordó.
Sin embargo, Lozada aclaró que sí se dio cuenta de la emergencia «porque el avión cuando cayó rebotó como tres veces haciendo movimientos bruscos hasta que quedó completamente derecho».
«No teníamos información de lo que había pasado, y cuando nos bajamos y vimos las dos turbinas guindando, entonces hubo gente que se medio desmayó, se le bajó la tensión, a mi las piernas se me fueron», señaló el pasajero del avión.
Atendidos
Lozada contó que luego del brusco aterrizaje, los viajeros estuvieron unos 20 minutos dentro del aparato hasta que finalmente les abrieron las puertas.
«Se acercaron dos camiones de bomberos y personal que estaba allí en la pista, llegaron los bomberos y sacaron las mangueras, pero no tuvieron que accionar nada», detalló.
«A muchos en la cola nos dieron Profenid, a quienes tenían problemas con la tensión también los atendieron aunque había muy poco personal de Emergencias 171, pero hicieron lo que pudieron, solo ellos porque la aerolínea nada, ni siquiera nos dejaban salir de la zona donde entregan las maletas, y entonces la gente se molestó y hubo algunos gritos y discusiones, también por los nervios del momento», expuso.
Aserca con humo
A la una de la tarde un DC-9 30 la aerolínea Aserca despegó de Puerto Ordaz con destino a Maiquetía, pero tan pronto se elevó comenzó a llenarse de humo la cabina de pasajeros.
Por ello, el piloto tomó la decisión de regresar al aeropuerto Manuel Carlos Piar y realizar un aterrizaje de emergencia, el segundo del día y que también activó todos los protocolos de seguridad.
De inmediato comisiones de los Bomberos Aeronáuticos, Bomberos Municipales de Caroní, Emergencias Bolívar 171 y Guardia Nacional se desplegaron en la pista para proceder a revisar la aeronave y descartar un posible incendio.
En dicho aparato, siglas YV-371 T, iban 90 pasajeros y cinco tripulantes, todos resultaron ilesos.
Una vez completado el aterrizaje, que afortunadamente no fue violento como el de la mañana, se conoció que los mecánicos de Aserca se encargarían de revisar el avión para determinar qué pudo causar el humo.
A cada rato
William Dugarte, representante legal de un grupo de víctimas del siniestro del avión de Conviasa ocurrido en Puerto Ordaz el 13 de septiembre de 2010, aseguró que la aviación civil venezolana pasa por un momento difícil.
Dugarte cuestionó que sucedan este tipo de incidentes, los cuales se presentan cada vez con mayor frecuencia y gravedad.
«Además de que tenemos una flota excesivamente antigua, hay que preguntarse por qué el ente contralor que es el Instituto Nacional de Aviación Civil, avala que vuelen aviones con mantenimiento deficiente».
«Evidentemente hay deficiencias en el personal que supervisa estas aeronaves, y el incremento de los incidentes y accidentes así lo demuestra, entonces el Estado está fallando en su deber de garantizar la seguridad aeronáutica en Venezuela».
Por lo anterior, el vocero subrayó la urgencia de hacer una profunda revisión de los estándares de calidad que manejan las aerolíneas venezolanas, y los procedimientos de contraloría que les aplica el Estado.
«Considero que también es momento de que se revise en la Asamblea Nacional la Ley de Aeronáutica Civil, sobre todo lo que tiene que ver con sanciones por incumplimiento de normas, porque es hora de tomar conciencia, no vaya a ser que esta cadena de incidentes terminen en otra tragedia», advirtió.