El pasado 23 de septiembre, traíamos a estas páginas bajo el título "La temeridad de Aena no tiene límites" la denuncia que un grupo de controladores del Centro de Control de Madrid había dirigido a la directora de la AESA en relación con la formación que se estaba llevando a cabo del Plan de contingencia de esa dependencia ATC , que más parecía una actividad para cubrir el expediente dadas las incoherencias en materia operativa y de seguridad que ese plan recogía. Hasta el punto, de que en caso de producirse una contingencia sería más seguro para el tráfico aéreo no seguir las medidas contenidas en ese Plan.
Por otro lado, el pasado 31 de mayo en ¿Un perfil de jefe de división de navegación aérea en Sevilla? dábamos cuenta de la actitud que mantenían varios gestores de Aena, controladores aéreos "colaboracionistas", dado que mientras ellos se divertían en la Feria de Sevilla sus compañeros eran víctimas de su nefasta gestión.
En una de las fotografías que acompañaban a la noticia aparecía la Jefa de operaciones de Madrid ACC, una ex-sindicalista de la USCA que, según hemos sabido, a fuerza de presionar a Aena desde su cargo sindical consiguió aumentar de forma innecesaria la plantilla de controladores del TMA de Madrid para poder saltarse los plazos inicialmente establecidos por empresa y sindicato a fin de que corriera la lista -nunca mejor dicho- para que ella pudiera pasar en poco tiempo del área de Ruta del ACC al de TMA, ya que sólo así podría ser nombrada para el puesto vacante de jefe de operaciones.
De ese modo, una controladora con escasos años en la profesión y tan sólo unos meses después de conseguida la habilitación del TMA, consigue que también otro ex-sindicalista recién nombrado Jefe de la División ATS la saque de la sala y la meta en su "despacho oval" como Jefe de operaciones, ni más ni menos.
Desde entonces, esta señora -conocida en el círculo de control como "Lewinsky"- ha campado por sus respetos de aquí para allá sin que nadie -salvo quizás su jefe "Bill"- sepa exactamente qué es lo que ha venido haciendo en estos últimos años por la mejora de las operaciones del ACC. Porque desde luego y a la vista de lo acontecido no parece haberse preocupado en absoluto de nada, salvo de lucir el palmito cada vez que ha tenido ocasión -hasta de forma ocasional en la Comisión de Incidentes, donde no pintaba nada- dado que su bajo perfil y nivel de calidad profesional -y, según parece, también personal, según compañeros suyos del centro de control de Barcelona- la hacen destacar por esmerarse en echar balones fuera de sus responsabilidades y por hacer gala de cierta soberbia reaccionaria contra sus ex-compañeros de profesión cada vez que ha tenido ocasión. Sin caer probablemente en la cuenta, de que los puestos de confianza se dan y se quitan con la misma facilidad con la que se destituye a quien te nombró y de que cualquier día puede verse obligada a volver a la frecuencia.
Todo esto viene a colación de la respuesta que esta señora ha enviado por escrito a los controladores que denunciaron ante la AESA las tremendas deficiencias del Plan de contingencia -documento que se adjunta-, donde haciendo gala de su característica profesionalidad y buen hacer vuelve a culpar a los demás de lo que es su única responsabilidad y a dar como bueno el documento denunciado -a pesar de no haber sido validado operativamente-, al tiempo que utiliza un tono poco apropiado para dirigirse a su ex-compañeros y hoy sufridos subordinados.
Lo raro es que no estemos peor. A alguien debería darle vergüenza.
