Florencia Amat / Aviación Digital, Sp. – La reciente preselección del ejército colombiano del caza francés Rafale, de Dassault Aviation, ha reafirmado su posición como uno de los aviones de combate más potentes del mercado. El Rafale, de generación 4.5, lucha por imponerse ante otros de los grandes de su nicho: el Eurofighter Typhoon, un caza polivalente; o el F-35, el avión estadounidense de quinta generación.
Rafale afirma ser un avión de combate “omnirrol”, frente a sus compañeros polivalentes. Tuvo que ser diseñado para sustituir a las siete naves que operaban y cumplían diferentes funciones en la armada francesa por aquel entonces. Desempeña la más amplia gama de funciones con el menor número de aviones posible. El Rafale participa en misiones permanentes de «Alerta de Reacción Rápida» (QRA), defensa aérea, proyección de poder y despliegues para misiones exteriores, misiones de ataque profundo, apoyo aéreo a fuerzas terrestres, misiones de reconocimiento, salidas de entrenamiento de pilotos y tareas de disuasión nuclear.
Versátil, interoperable, flexible y resiliente
Podríamos pensar que al querer hacerlo todo a la vez, se pierde precisión y eficacia en las tareas debido a la sobrecarga de trabajo. La experiencia del Rafale en diferentes conflictos, como algunos en Oriente Medio, nos demuestra que es la aeronave más precisa para hacer tanto misiones aire-aire como aquellas en aire-tierra. Ha quedado constatada su capacidad de reconocer zonas para posteriormente realizar ataques a objetivos terrestres.
Su éxito a lo largo de los años ha propiciado que cada vez más países firmen contratos con la empresa francesa para renovar sus flotas de ataque y defensa. Mientras que a finales de 2021 se habían encargado 325 cazas Rafales (133 para exportar fuera de Francia) y entregado 239, en 2022 el número asciende a 453 (261 para exportación). Entre los países benefactores tenemos a Croacia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Grecia, India, Indonesia y Qatar.
Sin embargo, otros países europeos optan por adquirir la versión estadounidense más avanzada del Rafale: el Lockheed Martin F-35A Lightning II. Otros, como España, optaron por el Eurofighter. Estos dos cazas de última generación tienen cada uno con sus respectivas ventajas y fortalezas, pero el Rafale cuenta con una mayor maniobrabilidad supersónica y un mayor ángulo de ataque.
La nacionalidad importa
La compra de cazas Rafale implicaría darle la espalda a la gran potencia norteamericana, lo cual puede asustar a países que intenten buscar aliados y salvarse de enemigos frente a una posible guerra o conflicto. A pesra de las tensiones geopolíticas, el rival francés del Eurofighter parece mejorar más y más cada día para ponerse a su nivel -o más-.
Está claro que cada caza cumple mejor unas funciones que otras, y que la compra de estos para cada ejército dependerá de las necesidades de cada uno. Lo que es innegable es que Rafale sigue pisando fuerte. Las capacidades futuras del Rafale “garantizarán la detección, el seguimiento y la identificación de las amenazas aire-aire emergentes y mejorarán la capacidad de supervivencia del Rafale gracias a nuevos modos poco observables y a un sistema de guerra electrónica de vanguardia”.
Para los objetivos aire-tierra, los cazas “se beneficiarán de algoritmos de reconocimiento asistido de objetivos y de una mejor resolución de los sensores para atacar objetivos cada vez más escurridizos”. También se irán ampliando cada vez más sus capacidades para “garantizar que siga desempeñando un papel de liderazgo en el futuro espacio de batalla centrado en la red”.
