Barcelona, SP, 27 de septiembre de 2015.– Eurocontrol cifraba el sábado a media mañana, 6 horas después del comienzo de la huelga legal convocada por los controladores españoles, en 75 horas el total acumulado de demoras en los vuelos con origen o destino a España. El espacio aéreo europeo es un todo, como sucede cuando controladores franceses, alemanes o portugueses convocan paros, y como si se tratara de un juego de dominó, los retrasos se acumulan exponencialmente, según pasan las horas. No es lo mismo evidentemente la regulación que se puede establecer cuando esos paros parciales se establecen a lo largo de 3 horas, que cuando lo son interrumpidamente a lo largo de 12. El efecto acumulativo al que aludía la portavoz de USCA, es de difícil adscripción a los vuelos concretos afectados. Pero, eso sí, el sábado ENAIRE se mostró sorprendentemente activa a la hora de valorar la incidencia en las demoras y en desmentir cuestiones como su por primera vez propuesta concreta de esperar al pronunciamiento judicial para continuar o no con la ejecución de las sanciones a los 61 ATCs de Barcelona. El pequeño matiz, es que ya hay controladores que han cumplido su sanción, además del injustamente despedido desde hace 5 años, y USCA señala que ya ha habido un pronunciamiento judicial que archivara los hechos. USCA tuvo que hacer pública el ACTA de las reuniones, para poner en evidencia que ENAIRE no estaba siendo veraz ayer en las RRSS sobre la oferta que planteó el pasado jueves. La desconovocatoria de los paros era inasumible por USCA en las condiciones propuestas por ENAIRE.
USCA por su parte en declaraciones a este medio señalaba que el 40% de las demoras serían directamente achacables a la huelga, mientras que el 60% restante lo serían a la habitual congestión, unida, por ejemplo a las condiciones METEO en la zona de Porto. Mientras que Eurcontrol hablaba de un 21%, realmente se trataría de un 13%.
USCA por primera vez desde que comenzara con sus tímidas convocatorias de paros parciales de 3 horas, ha sentido el aliento de que su convocatoria puede llegar a tener un cierto nivel de repercusión en toda Europa. Se han investido por primera vez y perdido la virginidad en lo que respecta a tomar conciencia de que es posible llegar a repercutir en el tráfico aéreo, incluso con lo restrictivamente abusivo de los SSMM que marca Fomento, que oficialmente serían de un 80%, pero que en algunas de la dependencias en la práctica son de un 100%, dado que afectan a controladores en imaginarias, supervisores o aquellos que se encuentran en instrucción, con lo que en realidad en las pequeñas y medias dependencias el derecho a huelga queda restringido al 0%, y en las grandes, a nivel operativo, tampoco hay ningún tipo de incidencia, hasta que se alarga el período al punto crítico de las 12hrs., como sucedía el sábado, donde ya han podido comprobar que a partir de dicho punto de inflexión, sí que hay repercusión directa y tangible. Evidentemente el siguiente paso sería la convocatoria de 24 hrs. y de no conseguirse algún tipo de acercamiento, una indefinida. Esta opción aún no está siendo valorada y refrendada por la Asamblea de controladores, pero el último recurso para presionar el final del conflicto no es algo imposible de cuestionarse.
Esta semana se vuelven a reunir con la patronal donde tras 5 años de varapalos, realmente tienen pocas esperanzas puestas en alcanzar un acuerdo para un plazo medio, e incluso corto. El agotamiento del colectivo le ha llevado a un letárgico sueño de esperanzas, y la convocatoria electoral próxima, poco ayuda a un clima sosegado para la negociación y el acuerdo. Al contrario. ENAIRE está bastante atado de pies y manos por las directrices políticas, donde un gesto de acercamiento con los controladores, temen podría interpretarse como un signo de debilidad de un Gobierno en franca retirada. Sin ir más lejos, este débil Gobierno, ayer sufría precisamente en la zona a la que pertenecen los 61 controladores expedientados, un serio correctivo, que practicamente relegan su presencia a lo testimonial en el Parlamento catalán.
Por el contrario, dejar resuelto el conflicto, al menos el de los 61+1 antes de la convocatoria de Elecciones, podría reafirmar lo errático de los 4 años de RRLL en ENAIRE, y a buen seguro, Pastor recibiría las críticas de la irresponsabilidad al llegar a este acuerdo in extremis, por criterios electoralistas, en lugar de haberlo hecho por la necesidad técnica de mitigar un estado de cosas potencialmente muy peligroso para el buen funcionamiento operativo de la NA en España.