El Mundo, es un periódico que generalmente no mide sus titulares. Ni reproducir ni recordar quiero, aquel del día posterior al accidente del JK5022. Casi dos años después, ayer lunes, titulaba "Una odisea de altos vuelos", obviando que la aventura que describe, entra dentro de la actuación procedimiental del comandante al mando. Exactamente eso es lo que hizo el responsable del vuelo IB3184 con destino a Dublín. Pero el titular es el titular. Los dos packs que suministran aire acondicionado y presurizan el avión se encuentran en las tripas del A320, entre las dos alas, bajo el fuselaje. En los días de calor persistente veraniego, el procedimiento, según decide el comandante, permite quitarlos para el despegue, y no restar un ápice de potencia a los motores en esa crítica maniobra. Esta decisión la puede tomar el comandante, según los parámetros-temperatura exterior por ejemplo- que tenga antes de dicho momento.
Según la MEL (Lista de Equipos Mínimos), se puede volar incluso sin un pack, a un máximo de 31.000 pies de altura. Con los dos a pleno rendimiento se podría hacer a 37.000. Este procedimiento es el que debió seguir el comandante, si se detectó un fallo en el segundo pack. Pero en la información de El Mundo, existen múltiples datos extraños y confusos. Uno es que si desde el despegue hasta el aterrizaje, transcurrió casi una hora, como es posible que "apenas media hora después de despegar el avión empezó a virar sobre la Sierra madrileña…". Superar el accidente orográfico, no le supone al avión más de cinco minutos de vuelo, desde el aeropuerto de origen, LEMD. Si lleva media hora de vuelo, probablemente ya se encuentre lindando con el Mar Cantábrico, lo que indica la imprecisión de este primer detalle.
El calor de los pasajeros en tierra, depende de las órdenes de tiempo de embarque de la propia compañía, pero según nos han indicado expertos consultados, no existe ninguna relación con la posterior despresurización en cabina. El aire acondicionado en tierra depende de la utilización del APU, y si no, de un equipo auxiliar que proporciona AENA para las aeronaves en tierra, llamada comunmente "chicharra", por la limitación que tiene cuando la temperatura exterior es alta para conseguir una climatización "agradable", para los pasajeros en el interior. Para suministrar frío en tierra con la APU, los motores deben encenderse, con lo que aquí la cuestión económica, para un período prolongado con el pasaje embarcado, es un factor que se tiene en cuenta.
Pero lo que resulta más oscuro de la información de El Mundo, es el que subliminalmente se pretenda relacionar la falta de temperatura adecuada en tierra, con la posterior despresurización, si es que la hubo. Para añadir más picante a la noticia, y más incertidumbre al lector no experto, se puntualiza que las mascarillas no aparecieron. Esto o sucede de forma automática, o es el comandante, SI LO CONSIDERA NECESARIO, quien activa el mecanismo. Si las mascarillas no aparecieron, es porque no era necesario. Logicamente, la tripulación al mando, ante una situación, que no de emergencia, que no incidente aéreo propiamente, ya que cumpliéndose el procedimiento adecuado no debe entrar en esta categorización, sí que debe utilizar las mascarillas para cabina, con rapidez, como ese mismo procedimiento indica. Posteriormente el comandante valoraría si era necesario que todo el pasaje dispusiera o no de éstas, en función de ese mismo procedimiento, y de las condiciones.
Cuando se aproxima una fecha tan luctuosa como el 2º Aniversario del accidente del JK5022, resulta un poco, cuando menos, desafortunado un artículo que leyéndolo al revés, indica que todo funcionó correctamente dentro de los procedimientos establecidos, y el nerviosismo, si es que fué así exactamente, de la tripulación auxiliar, entra dentro de la seriedad con la que se reacciona ante una situación de este tipo. El detalle de "hubo gente que empezó a vomitar", que indica la fuente que utiliza El Mundo, puede significar que el comandante, como repito, le indica el procedimiento, bajara de FL370 a FL310, simplemente, en poco tiempo, y alguno de los pasajeros, puede que reaccionara de esta manera.
Pero en el colmo del sensacionalismo, que cada vez que trata de un tema relacionado con la aviación, este medio, indica, describiendo la situación que " "La azafata estaba atacada y los pilotos se habían puesto las máscaras y estaban tocando todos los botones", imaginamos que en honor a la verdad, los profesionales al mando estarían tocando los botones que debían tocar, pero el botón de este diario cada vez que se trata de sucesos aeronáuticos, toca evidentemente todos los botones mediáticos para conseguir lectores, aunque el precio sea un pupurrí de datos imprecisos, y con la única intención de sembrar el pánico, la desconfianza, y la inseguridad al pasajero que utiiza el medio de transporte más seguro que existe, el avión.
EL MUNDO/AVIACIÓN | Tensión en un vuelo a Dublín
Una odisea de altos vuelos
El piloto avisó de un problema con el aire acondicionado…
…pero volvió a Barajas por un problema de despresurización en cabina
Uno de los pasajeros: 'La azafata estaba atacada; tocaban todos los botones'
Marisa Recuero | Madrid
Actualizado lunes 16/08/2010 17:56 horas
"Disculpen las molestias, pero el aire acondicionado está roto. El problema desaparecerá cuando estemos en vuelo". Éstas fueron las palabras que el comandante del vuelo IB 3184 transmitió al pasaje del avión de Iberia que este domingo se disponía a cubrir la ruta Madrid-Dublín, con salida a las 12.20 horas del aeropuerto de Barajas, según relató a este diario José Luis, uno de los pasajeros.
La avería no fue un problema para que el comandante decidiese despegar la aeronave y continuar el vuelo. Sin embargo, apenas una hora después, tuvo que regresar al aeropuerto por "problemas de presurización en la cabina", según confirmó la aerolínea, que aseguró que el fallo se produjo en vuelo. Con un retraso de casi 40 minutos, la aeronave en cuestión, un A-320 cargado de viajeros, empezó a rodar por las calles del aeropuerto en dirección a la cabecera de pista para despegar. El avión realizó la carrera y se elevó. Pero la odisea no hizo más que empezar.
"En el interior de la cabina hacía un calor insoportable. Después de tenernos durante un buen rato esperando dentro del avión, el comandante nos informó de que iba a ser molesto el problema del aire acondicionado, pero que se arreglaría cuando estuviésemos volando", detalló José Luis, que ocupaba un asiento de la fila tres del pasaje, junto al pasillo.
Apenas media hora después de despegar, el avión empezó a virar sobre la sierra madrileña de Guadarrama para regresar a Barajas. La alarma se encendió cuando a la sobrecargo de la cabina del pasaje se le escapó un mensaje para los pilotos que se escuchó en todo el avión. "Urgentemente, poneros las máscaras de oxígeno", advirtió, según explicó José Luis, que añadió indignado cómo "la azafata empezó a correr" por el pasillo del avión, en dirección a la cabina de los pilotos, sin dar explicaciones al pasaje.
'La azafata estaba atacada'
La tensión del momento hizo que la sobrecargo olvidase cerrar la puerta de acceso a la zona del comandante. según describió José Luis, cuya ubicación en el avión le permitió ver el nervisismo que reinaba en la cabina.
La sorpresa fue que las máscaras de oxígeno no cayeron para los pasajeros. "Hubo gente que empezó a vomitar", recordó este viejero. "Parecía que bajábamos, en lugar de subir", precisó. En ese momento, el comandante comunicó que el avión regresaba a Barajas por "problemas de presurización en la cabina", no sin antes advertir de que lo harían en manual, porque el sistema automático no funcionaba.
La aeronave aterrizó a las 13.59 horas en el aeropuerto, según los datos facilitados a este diario por Aena. El comandante pidió cambiar de avión. A las 15.00 horas, otro A-320 de Iberia despegó de Barajas con destino a Dublín.