(Atalayar/Juan Pons) Madrid, SP.- De los 102 lanzamientos a la órbita ultraterrestre que se han llevado a cabo a lo largo de 2019, China encabeza la lista mundial, lo que supone que la nación asiática consigue superar de nuevo a Estados Unidos y Rusia como principales potencias espaciales a escala global.
El presidente chino Xi Jinping dio luz verde el año pasado al despegue de 34 vehículos de lanzamiento (33,33% del total), muy por delante de los autorizados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que con 21 cohetes disparados desde territorio norteamericano y 6 desde Nueva Zelanda, se sitúa en segundo lugar, con un porcentaje del 26,47.
Más atrás queda la Rusia de Vladimir Putin, cuyos cohetes han volado en 25 ocasiones, lo que relega al Kremlin al tercer puesto del ranking mundial. El resto de las potencias con capacidad para acceder al espacio son Europa e India con seis lanzamientos cada una, y Japón e Irán también con dos cada una, aunque los cohetes de la nación persa fueron fallidos.
En cambio, para las autoridades de Pekín, el año recién terminado ha sido de extrema importancia en la esfera del selecto club de países con autonomía para alcanzar el espacio ultraterrestre. En materia de ciencia y tecnología espacial, ha logrado poner en órbita la sonda lunar Chang’e 4 y hacer rodar más de 350 metros al vehículo todo terreno Yutu-2 sobre la superficie de la cara oculta de la Luna, lo que le convierte en la primera nación en conseguirlo, tras varios intentos fallidos de Rusia.
Una aspiración que por fin el Gobierno de Pekín ha visto cumplida en 2019 ha sido la de completar su sistema de navegación y posicionamiento global por satélite. Bautizado Beidou pero más conocido como “el GPS chino”, a lo largo del pasado año se efectuaron un total de siete lanzamientos, un ritmo de despegues muy alto que pone de relieve el gran potencial del sector espacial chino.
Con los siete cohetes se han llevado y colocado en el espacio 10 nuevos satélites de navegación, lo que ha permitido a China dar por concluida su red orbital, dar un salto de gigante y ofrecer servicios que cubren la totalidad del planeta, en lugar de estar limitados al continente asiático. En la actualidad la red consta de 48 satélites, de los que 35 prestan servicio y el resto está en reserva o han quedado desactivados.
Apuesta por las empresas espaciales privadas
Con la red Beidou a pleno funcionamiento, el presidente Xi Jinping puede presumir ante Donald Trump y Vladimir Putin de contar también con una arquitectura espacial “made in China”, que proporciona servicios de cronometraje, navegación y posicionamiento de elevada precisión ‒hasta 10 metros‒ a escala mundial. De este modo, “se acaba con la dependencia de China de los satélites de navegación extranjeros”, ha subrayado Ping Wang, diseñador jefe de los satélites, en clara alusión al sistema GLONASS ruso, Galileo europeo y GPS norteamericano.
Otro hito que demuestra la alta capacidad tecnológica de la industria espacial china ha consistido en volver a poner en servicio el 27 de diciembre su cohete más potente, el Larga Marcha CZ-5, que ha sido totalmente mejorado tras el fracaso sufrido en julio de 2017. A bordo viajaba el satélite de comunicaciones experimental DFH-5 de propulsión iónica y de más de 8 toneladas.
El año que acaba de concluir también ha sido relevante por haber dado luz verde las autoridades de Pekín a losvuelos suborbitales de cohetes comercializados por empresas privadas. El primer micro lanzador OS-M1 financiado por una compañía no estatal ‒OneSpace Technology Group‒ despegó el 27 de marzo, pero fracasó en su vuelo inaugural y el pequeño satélite que llevaba a bordo quedó destruido.
Más suerte tuvieron los dos ensayos siguientes, el micro cohete Hyperbola 1 de la empresa i-Space, que fue disparado con éxito el 25 de julio desde una plataforma marítima y cuyos varios mini satélites a bordo alcanzaron la órbita prevista. Le siguió el Jielong 1 de la sociedad China Rocket (17 de agosto), que albergaba tres satélites y que también fueron correctamente colocados en órbita.
Pero no todos los despegues de grandes cohetes han resultado un éxito. El 22 de mayo un Larga Marcha CZ-4C que debía poner en órbita el satélite de observación Yaogan 33 tuvo una grave anomalía en su tercera etapa propulsora mientras estaba en pleno ascenso y la misión se dio al traste.
Todos los lanzadores espaciales chinos desarrollados por la Academia China de Tecnología Espacial (CAST) se denominan Larga Marcha (Cháng Zheng en mandarin). El nombre es un homenaje a la llamada Larga Marcha ‒también conocida como Gran Marcha‒, el recorrido que siguieron las tropas del Ejército Rojo de Mao Zedong entre los años 1934 y 1935 en su huida del Ejército de la República de China de Chiang Kai-shek.