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De Coruña del Conde a Miranda de Ebro

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Madrid, SP, 20 de diciembre de 2013.- Este oficio de escribir sobre aviación, tiene la ventaja de que de vez en cuando, bastante a menudo, se tiene la fortuna de conocer Aviadores, que no sólo pilotos, y sobre todo buena gente vocacional que refuerza el último eslabón de la cadena de seguridad, como es el caso que nos ocupa. En ocasiones entre ellos encontramos paisanos, burgaleses de pro, ya sean mirandeses o arandinos. Tanto el Comandante Oquina, como Diego Marín, allá por 1757, burgaleses ambos, comenzaron su carrera con la afición a volar planeadores. Preciosa coincidencia. Tras 42 años y 5 meses pilotando aeronaves, Ildefonso Oquina Aldama, "Oqui" para los amigos que se cuentan a centenares, ya tiene tiempo para dedicarse "full-time" a sus aficiones, y a su familia. Se lo ha ganado. A estas horas estará poniendo su última firma en un documento de la compañía Iberia, en sus oficinas centrales de Madrid.

Ildefonso Oquina Aldama, nacía en Miranda de Ebro (Burgos), el 19 de octubre de 1949. Con 14 años ya hacía veleros con su hermano. Su hermano mayor en dos años, se convertiría en Ingeniero Superior Aeronáutico. Ahí comienza a sembrarse la semilla de su futura vocación por volar. Prueba de ello es que uno de sus "logros" en aquella época, fue hacerse con la colección completa de la histórica revista FLAPS. Pese a que su madre se la tiraría a la basura, evidentemente su afición no se vió mermada un ápice, a pesar de que como solía ser habitual en la época, familiarmente se prefería que continuara con la tradición familiar. Su padre era del gremio de la construcción.


Por esa tradición en su casa, en un principio, comenzó a estudiar "Aparejadores" en Burgos, con 16 años (1965). Pronto, a mediados de los años 60, en 1966, descubre que lo suyo es la aviación definitivamente. Se presenta a piloto de complemento del Ejército del Aire. Era la salida típica profesional de esa época, para quien quería volar, y obtiene el nº18 de los 900 aspirantes que se presentaban.


Precisamente un amigo de su hermano mayor, con el que disfrutaba haciendo veleros, como Diego Marín, el coruñés del conde, 200 años antes, le inculcó a dedicarse a volar profesionalmente.

Oquina consigue un contrato de 4 años de duración con el Ejército y es destinado a Granada. Pero cosas de la idiosincrasia y el caracter castellano recio, puro y sin paños calientes, dos meses antes de que expire el contrato firmado, decide dejar la vida militar. Como decidió tras un año estudiando "Aparejadores" en Burgos capital, presentarse al acceso al Ejército del Aire.

El 12 de julio de 1971, entra en la Escuela Básica de Iberia donde vuela el F28 "Fellowship". Bromeando alguna vez ha contado a sus amigos, que allí se "inventó" el aterrizaje instrumental en Categoría III. "Los alumnos tomaban tierra con los ojos vendados, mientras el instructor, que veía, daba los vectores para realizar la maniobra..."

De su época militar fuentes cómplices entre sus conocidos, recuerdan que marcharía a Salamanca volando, como tantos pilotos, una Bukker, y junto al Comandante Laporta (por cuyo libro "Sobre el Atlántico a 35.000 pies", tuvimos el honor de conocerle), obtiene la "suelta" y formación correspondiente en la Escuela de Salamanca, en un T6 "Texan". El título de vuelo instrumental lo obtiene en la Escuela de Polimotores, con la ayuda del Capitán Hernández, y finalmente a bordo de un DC3 con el Comandante Aldasoro, Jefe de la Escuela en aquella época.

Tras pasar por Salamanca, es destinado a Canarias, a la Base Aérea de Gando, en Las Palmas. Desde allí en numerosas ocasiones volaba a El Aiún, destacado para la vigilancia de la fontera en el entonces Sáhara español, en misiones que llegaban hasta "La Güera", junto a Nouabidou. Así estuvo hasta julio de 1971. Volando sobre el desierto. En marzo había realizado ya las pruebas de acceso a la compañía aérea Iberia. El 12 de julio de 1971 es la fecha efectiva de su ingreso en la compañía. Hoy 20 de diciembre de 2013, firma el fin de su vida activa en la misma.

En Iberia comenzaría volando un Fokker28. El simulador que utilizan para entrenar, durante 15 días, un SINGER del Boeing 727, le llevaría a Binganton-NY, EE.UU. junto con los comandantes Hurtado, Gálvez y Carrasco.

Hasta febrero de 1977 es F/O, del B727. Entonces comienza a volar el DC10. Entre los años 1980 y 1985 hay un parón en el escalafón de la compañía, por lo que deberá esperar para su suelta como comandante en otros aviones. Desde 1987, con su suelta en el mes de febrero, pasa por el DC9, comandante en el B727 y cuatro años en el A300, para hasta el día de hoy, volar en el A340.

Ha desempeñado distintos cargos de responsabilidad en la compañía Iberia, como Inspector de la flota B727 y del A300.

Anécdotas en su vida profesional las habrá a cientos o miles, tras 26.000 horas de experiencia de vuelo en la compañía. Algunas que hemos podido recopilar sería un falso aviso de fuego en un motor pilotando un B727 entre MAH-BCN o el triste fallecimiento a bordo de un pasajero por un infarto en una línea TFS-MAD, llevando tambien en ese vuelo a los participantes en un congreso médico.

Toda una vida que cambia a partir de hoy para "Oqui", tras 42 años y 5 meses volando por medio mundo y 26.000 horas entregadas a la compañía Iberia.

I.Oquina, esta casado con la incombustible TCP de Iberia, Amalia Gallardo, y tiene tres hijos, a los que ahora verá más a menudo, Vanessa, Fisioterapeuta, Sara, Diseñadora Gráfica y Adrián, que continúa estudiando y es Técnico en Radiodiagnóstico.

La mirada de Oquina es clara y sincera. Es un profesional muy discreto, pero tambien muy claro cuando tiene que determinar una solución para cualquier situación que se le presente. Jamás opina con arbitrariedad cuando se le pregunta sobre alguna cuestión técnica. En este sentido tiene el sosiego propio y el perfil óptimo del comandante que fria y calculadamente tiene que solucionar con el procedimiento adecuado de fondo, cualquier contingencia de los miles que le habrán surgido en estos años. Luego en la vida real sencillamente hemos podido constatar que se trata de un buen trozo de pan candeal en estado puro. Su tono de voz moderado, disimula la autoridad de alguien que a buen seguro ha hecho en su dilatadísima carrera, todo lo que honesta y profesionalmente ha tenido que hacer para llevar a buen aeropuerto a sus cientos de miles de pasajeros que bajo su responsabilidad han viajado con él a los mandos. Escalofría calcular la cantidad de almas que han dependido de su buenhacer profesional. Imaginamos muchas ocasiones en los que su sabia decisión técnica, ha influido decisivamente en que el aterrizaje fuera feliz para todos ellos. En nombre de ellos, tambien, se lo agradecemos.

Hasta el día de hoy, Ildefonso Oquina ha sido el número 1 del escalafón de la compañía Iberia. Jaime Ruíz-Larrea le sustituirá en dicho escalafón, casi con un año de antigüedad menos en la compañía.
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