Miguel Gutiérrez / Aviación Digital, Sp. – La temporada de verano es la gran época para las aerolíneas. Los viajes y los vuelos se multiplican exponencialmente por el auge del turismo a nivel mundial. La temporada estrella podría verse truncada este año por la escasez de aeronaves.
La principal razón es la notable disminución de la producción por parte de Boeing a raíz de sus problemas de seguridad. Apenas entregó 83 en los primeros tres meses de 2024. Su principal competidor, Airbus, entregó 59 más.
Sustancial caída de las entregas
El panorama general no es más halagüeño. La consultora Aerodynamic Advisory advierte que la industria no volverá a los niveles de producción y entrega hasta 2027. Señala, además, que este año los fabricantes dejarán de entregar 1 de cada 5 aviones previstos.
La estimación es que las aerolíneas de Estados Unidos reciban un 32% menos aeronaves que en 2023. Recordemos que la Administración Federal de Aviación de EE.UU. ha frenado la producción de los Boeing 737 MAX por los problemas de seguridad que han sufrido los aparatos en los últimos tiempos. Airbus está tomando la ventaja a su competidor pero tampoco se libra de todos los problemas. La compañía europea podría entregar tarde hasta 650 Airbus320neo al ser identificarse un defecto en la fabricación.
Pocas alternativas a los retrasos
Las aerolíneas se encuentran así en una encrucijada. Deben buscar soluciones ante los retrasos en las entregas o a la ausencia de las mismas. Las opciones no son muy atractivas. Una posibilidad es reparar las aeronaves que poseen para alargar su vida útil. Un proceso costosísimo pero quizás inevitable por el déficit de aeronaves nuevas. Otra opción es alquilar los aparatos pero el precio ronda los 400.000 dólares mensuales.
¿Qué harán las aerolíneas?
El escenario que se presenta esta primavera y este verano es el de una alta demanda de asientos y una menor oferta de plazas ya que la capacidad disminuirá por la escasez de aviones. Las compañías deberán dirimir su estrategia y valorar si compensa hacer frente a esas caras reparaciones o a esos altos alquileres para poder atender a los miles de millones de pasajeros que viajarán durante la temporada turística.
Es probable que para compensar el incremento de gastos las aerolíneas suban los precios. Si no dan el paso y deciden esperar a las tardías entregas, se verán obligadas a reducir sus rutas o sus frecuencias.