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El desastre de Nepal bajo la mirada de un piloto de helicóptero de rescate español

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Guadalajara, SP, 2 de mayo de 2015.- Tenemos en este medio la obsesión obligada por nuestra especialización en el sector aéreo, a focalizar desde el punto de vista de esa especialidad lo que sucede a lo largo y ancho de este algunas veces lúgubre mundo. Esto nos sucedía en estos días, cuando tras la devastación del terremoto sufrido por Nepal, los medios ponían por momentos el foco en unos cientos de montañeros atrapados en las inmediaciones del Monte Everest, a pesar de que millones de personas, y miles de ellas probablemente se encontraban en una situación crítica tras los 7,8 puntos de seismo. Las primeras palabras de nuestro interlocutor, un experimentado piloto español, que ha preferido mantener su anonimato, eran de solidaridad con esa tragedia, y como primera visualización de la enorme tristeza nos comentó que la imagen que tenía de Nepal era la de «Un país simpático…», en referencia a la sonrisa de sus gentes y a la afabilidad del trato al extranjero, además de no saltar a los titulares como un lugar donde el conflicto es la tónica, a pesar de que un tercio de su población vive de la agricultura, y que los niveles de pobreza se mostraban antes del terremoto ya inaceptables, con un 25% de su población por debajo de los mínimos umbrales oficiales. Los ojos de nuestro piloto en primer lugar, como profesional del rescate con una aeronave de alas giratorias, en primer lugar se detenían en la dificultad logística del país en general. Tras el seismo y la posterior demanda desbordada, por encima del par de centenares de montañeros atrapados, «se debería haber priorizado absolutamente el rescate con helicóptero en aquellas zonas más castigadas… y urgentes». Después de esea valoración, como se hace habitualmente tras una gran catástrofe, se movilizan todos los recursos. Pero centrándonos en el rescate de «altísima montaña» que se ha prodigado estos días en los medios en dos de los campos base del Everest por encima de los 5.900 y de los 6.500 metros respectivamente (Campos 1 y 2). Ello entraña unas dificultades que nuestro piloto anónimo, le llamaremos «SAFERLIVES», nos detalla…

Las dificultades de un rescate en altístima montaña por encima de los 5.000 y 6.000 metros de altitud

Saferlives nos señala en primer lugar las dificultades técnicas, referidas al bajísimo rendimiento de las máquinas, y al obligado uso del oxígeno por encima de los 10.000 pies (3.048 metros). La amenaza de la hipoxia hace que el piloto o los pilotos estén obligados al uso de máscaras de oxígeno. El problema es que cuánto más equipo se necesite más peso se lleva a bordo lo que unido al descenso del rendimiento de los motores en altura, juega en contra de la capacidad de carga total al despegue. El modelo que se utiliza a esta altitud es el Ecureuil AS350 B3, que en mayo de 2005, en condiciones óptimas pilotado por Didier Delsalle fue capaz de aterrizar en los 8.848 metros del Monte Everest o lo que es lo mismo a 29.035 pies. Segundos es lo que estuvo en el punto más alto de la tierra.

Según los manuales de estas aeronaves, el techo operativo es de 20.000 pies, o 6.666 metros. Operar entre 5000-6000 metros por lo tanto acrecienta exponencialmente el riesgo. Tambien la velocidad máxima disminuye, pasando a 55-60 nudos, con la amenaza de la entrada en pérdida en cualquier momento. Hacer un aterrizaje a esa altitud evidentemente pone a juego todas las destrezas de la tripulación, convirtiéndose en una maniobra llena de dificultades.

Pero además acecha la METEO, que entorno al Everest es de lo más impredecible e impredictible. La predicción nos señala Saferlives se convierte en «orientativa», y ha de buscarse la «oportunidad», además de utilizar el conocimiento profundo del entorno para mejorar las posiblidades de hacer el rescate con éxito. Es muy difícil tener la confianza que sólo la experimentación y el entrenamiento aporta al piloto. La METEO es variable continuamente y extrema. Ha de coordinarse con el punto de llegada, y la información que se aporte desde él, para doblegar lo orientativo de la información METEO hacia una predicción algo más fiable. La incertidumbre está presente.

El negocio montado entorno al Everest,entorno al turismo de montaña, lo acaparan fundamentalmente empresas europeas, donde son líderes, franceses, italianos, suizos y alemanes, que tienen las máquinas capaces de realizar esos rescates, y la experiencia que en el entorno de los Alpes han ido pudiendo adquirir con los años al respecto. En el entorno del Everest operan 6 de estos helicópteros.

En mayo de 2013 el piloto Maurizio Folini, realizó un rescate récord, a 7.800 mts. precisamente en el Everest. Se trataba de un montañero que pese a estar amputado de ambos brazos, había conseguido hacer cumbre bajo el lema «disability is no inability». Tanto Maurizio Folini, como Simone Moro y Armin Senoner forman parte del equipo de pilotos de rescate italiano, del operador FishtailAir que opera en el Everest Sur antes de la temporada monzónica, y que en estos días ha estado trabajando a destajo.

Pero como decía «Saferlives», nuestro piloto al mando de este artículo, lo más importante es «priorizar» desde el principio…

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