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El Jefe de la Sección Sindical de SEPLA-Iberia señala que el «enemigo» de Iberia es Hidalgo y no Walsh

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Guadalajara, SP, 18 de marzo de 2014.- Realmente el artículo que firmaba el Sr.Peral ayer en elEconomista.es no tiene desperdicio. El titular refleja un sacar pecho nada acorde con lo obtenido tras dos años de negociación con la compañía del Grupo británico IAG, Iberia. "Iberia: apuesta colectiva de futuro", es un titular triunfalista, más propio de la patronal Iberia Operadora, que de un representante sindical, tras la "rebaja" del tándem Gallego-Walsh a todos y cada uno de los colectivos de la compañía. Pero si analizamos este por así llamarlo "artículo corporativo", llegaremos a la conclusión de que algo ha afectado en profundidad a la jefatura de esta Sección Sindical de SEPLA. No es de recibo hacer una loa contínua al Sr.Gallego, pero lo de hacerlo tambien el Laudo de Montalvo, haciendo alusión a "resolver pacificamente y favorablemente para los intereses de España, de Iberia, y del desarrollo -!ojo ATENCION!- DE LA CARRERA PROFESIONAL DE SUS PILOTOS, por los flagrantes incumplmientos de los pactos de fusión", no hacen sino que los dientes y los dedos sobre el teclado se afilen ante los siguientes párrafos que no es que no tengan desperdicio, sino que probablemente en sí mismos lo sean. Incomprensible absolutamente.

Relacionar los incumplimientos con el desarrollo de Barajas y hablar de oportunidades profesionales que garantizaban los acuerdos empieza a poner en tensión todas las neuronas de una vez.


Si en algo hay que estar de acuerdo es en calificar de "histórico" dicho acuerdo, pero en un sentido diametralmente opuesto al de la euforia de Peral que lanza a bombo y platillo por los medios. De hecho es la frase "totem" del preacuerdo. Histórico, sí, pero es "histórico" en lo que se refiere a la precarización de condiciones de su colectivo hasta límites inimaginables. Más aún cuando aún no ha sido refrendado por los pilotos todavía. Dar un giro en la relación de la compañía y sus pilotos mediante esta histórica precarización de sus condiciones, no es como para sentirse muy satisfecho de lo conseguido podrá pensar alguno. Y si se es un segundo de esta compañía lo verá meridianamente claro si lee el texto del acuerdo. Histórico sí, pero porque representa una hipoteca para las nuevas generaciones de pilotos que vengan detrás, y para los segundos. Y aquí es donde está la clave.

Presentar este acuerdo como una forma de implicar y participar de los pilotos en los objetivos de la compañía, y decir que "aporta un valor y unos beneficios en la cuenta de explotación, tan significativos, que sólo se pueden predecir siendo un experto en el sector. Este valor sólo por el mero hecho de establecer con unos profesionales tan decisivos en la eficiencia y calidad que ofrece una compañía aérea, unas relaciones basadas en la transparencia, el respeto y la confianza", con todo lo que ello significa, parece más bien el discurso navideño del Sr.Gallego que el propio de un representante de unos trabajadores recién precarizados hasta el extremo. Por no hablar de los nuevos pilotos que algún día quizás se pudieran incorporar.

Según Peral los pilotos de esta compañía ya advertían de la necesidad de cambios, como adaptación a la realidad económica del país señala. Obviando que estamos en un mundo globalizado, y que en la aviación comercial en estos momentos hay una enorme demanda de pilotos que dificilmente se puede cubrir, y en unas condiciones que no son precisamente las del preacuerdo por él firmado.

Su descripción del mundo aerocomercial no sabemos exactamente a cuenta de qué viene. Pero la conclusión a la que llega es un ingenio que por muchas vueltas que le damos no es facil de asimilar. La incompatibilidad que señala de que un aeropuerto albergue compañías de red y lowcost, es exactamente lo contrario a la tendencia que por ejemplo en Barajas ha hecho que aún subsista un cierto movimiento. ¿Dónde situaría en Madrid un aeropuerto lowcost sino es en Barajas?. Habría que profundizar un poquito más en esto, pero de pronto nos encontramos con que la visión es casi de un estadista cuando señala que "IAG, el Gobierno y todas las instituciones apuestan con visión estratégica para que Iberia y Barajas vuelvan a recuperar su liderazgo, sin duda, ayudará a España a defender su papel de actor…", y entramos en el campo de la geoestrategia, "principal en las relaciones políticas y comerciales con Latinoamérica, ahora seriamente amenazado por Francia, que se ha marcado, desde hace años, como objetivo de Estado sustituir a España en esa influencia". Vamos que esto realmente es una "guerra" entre Gran Bretaña y Francia, aliándose España con los británicos. Tremendo.

Pero señalar como herramienta a Air France y su alianza con Air Europa para conseguir este objetivo "incluso asumiendo pérdidas", sustituyendo los destinos que abandona en Europa y Latinoamérica Iberia, no hace sino indicar que se está distorsionando un poquito como han transcurrido estos años los hechos, y la premeditación de algunos de estos cierres de ruta en la estrategia de IAG.

O hablar del nuevo modelo de estructura de costes para la alimentación del principal centro de distribución de Iberia, Barajas, en términos de que supone "una revolución en el sector" al permitir crecer con producción propia y COMPETIR CON LOS NUEVOS ACTORES LOW COST, no sé cada vez parece más el discurso de la propia empresa.

Art.8 del VIII CC entre Iberia y sus tripulantes pilotos, sobre incorporación de nuevas aeronaves… Nunca mejor dicho, queda todo en el aire

Pero asegurar que los sacrificios de los pilotos y demás empleados reconociendo que son los más importantes en términos de pérdida de empleo y rebaja de condiciones laborales de la historia de Iberia, debido a que "lo hemos hecho porque ahora nos lidera un equipo que claramente apuesta por un Plan de Futuro", si no fuera porque en el contenido de los preacuerdos Iberia no se compromete a nada relacionado con el futuro de la compañía a largo plazo, como puede ser adquisición de aviones o contrataciones nuevas por ejemplo, haría que pudiéramos creer en esas palabras.

Decir que los pilotos han apostado por un nuevo equipo que está trabajando intensamente para integrar a pilotos y a todos los trabajadores en un proyecto de crecimiento eficiente y sostenible para colocar a la empresa en el sitio que ocupaba antes de la fusión, deteniéndose en la credibilidad que "Luís Gallego ha ganado entre la plantilla dando un raro ejemplo de ética y de solidaridad con los sacrificios que está exigiendo a los trabajadores" en referencia a que habría renunciado a un sobresueldo, frente a los otros pérfidos gestores de IAG que se lo han triplicado este año, etc, etc… nos hacen que pensemos que efectivamente dos años de negociación deben hacer caer en un cierto "síndrome de Estocolmo" a los negociadores. Otra explicación no encontramos.

Todavía no hemos encontrado ni una sóla referencia a las condiciones laborales desde el punto de vista de la profesión, al significado con el que este preacuerdo dota a las tripulaciones en el sentido de la afectación a la fatiga por ejemplo en el marco de este "preacuerdo", donde se habla de productividad cada dos por tres, de viabilidad, de eficiencia económica, y todos los demás aspectos profesionales se obvian como si se estuvieran apestados. Todo este debate debería estar ya encima de la mesa, antes de aprobar o no el Acuerdo. Y es precisamente en este aspecto donde se desenmascara que lo único que se ha preacordado con la compañía es todo aquello que tiene un matiz económico y de productividad, dejando para otro momento todo lo que esta recurrencia a lo material tiene de afectación a la profesión de piloto en la compañía. Quizás todo esto este ya resuelto…
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