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marzo, jueves 28, 2024

GESTIÓN DE LA SEGURIDAD AÉREA II

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Gestión de la safetyPara incidir en la preocupación generalizada que afecta a los colectivos profesionales con respecto al deterioro progresivo que está sufriendo la Seguridad Aérea, baste considerar cómo la infección empresarial descrita en la PARTE I, está contagiando a las instituciones políticas.

La responsabilidad de la Seguridad en la operación aérea está depositada, sin ambages, en la figura del comandante que, por normativa impuesta, debe asumir las decisiones para las que está debidamente cualificado, sin perjuicio de que a posteriori deba rendir cuentas del resultado de su actuación. Todo esto, referido exclusivamente a la operación puntual del trayecto que tiene asignado. Es decir, que su responsabilidad empieza y termina en los mismos instantes que definen el principio y final de su vuelo.

Otra cuestión, y aquí es donde aparecen los problemas, es la infraestructura operativa de la red de Aeropuertos y Navegación Aérea.

La misma Ley aludida en la PARTE I, (LSA 21/2003 de 7 de julio), art. 5, párrafo 1, apartado h, define cómo, en tiempo de paz, es el ministro de Fomento el responsable de la Seguridad Aérea respecto de aeronaves, instalaciones, componentes, equipos e infraestructuras aeroportuarias, así como de los sistemas adecuados a la Navegación Aérea.

Nos adentramos, pues, en el resbaladizo terreno de una burocracia falta de interés y desconocedora de la entidad y del auténtico valor de la Seguridad. El actual ministro ha dado, recientemente, muestras ostensibles de su menosprecio hacia el concepto del que es máximo responsable. En su discurso, enfrascado en el pugilato particular con sus controladores, jamás pronunció la palabra Seguridad; y no tuvo ningún recato en quebrantar el equilibrio operativo de un colectivo que precisa estabilidad psíquica, ausencia de estrés, normalidad emocional y un adecuado estado de salud amparado en los descansos pertinentes, para el ejercicio de una función crítica, donde la Seguridad es incuestionable. Pero él, lo ignoró y, al parecer, todavía no se ha enterado, pues en lugar de abordar aquel conflicto desde un principio con la negociación conveniente, como la que finalmente está en curso, optó por la fuerza de un acto inconstitucional y antidemocrático. Un lamentable decretazo jaleado, aplaudido y apoyado por todas las fuerzas vivas, en un alarde de ignorancia y asunción de la demoledora campaña de desprestigio diseñada con datos e informaciones sesgadas y manipuladoras. Primaron los intereses políticos y personales sobre cualquier otra consideración, cual pudiera ser la Seguridad como acto de servicio en favor de los usuarios del transporte aéreo.

Un síntoma incuestionable de la objetividad de estas apreciaciones personales, afecta directamente a nuestra condición de ciudadanos Canarios. La amenaza de implantación del AFIS en La Gomera y en El Hierro, ya ejecutada en la primera, formaba parte del contenido de redacción en el Decreto Ley como castigo a los presuntos privilegios de los controladores. Se suprimiría el control ATC de los aeropuertos pequeños y se sustituiría por el AFIS. Un sistema que no es tal, sino un somero servicio de información que se presta por radio por un simple telefonista. Pero se vendió como un avance moderno; como un imaginario sistema informático capaz de suplir la función del controlador; de implantación en USA, con relación de aeropuertos europeos que disponen de AFIS (si se consulta la WEB de los nombres. relacionados, o se contacta por teléfono, se comprueba que sólo son aeródromos rudimentarios, no abiertos al tráfico regular de Líneas Aéreas o, en su caso, tienen controladores de verdad. No AFIS). Es decir, que se ha intentado engañar en todo. Pero lo más grave es cómo se ha mentido al asegurar, imprudente y temerariamente, que la Seguridad estaba garantizada y que era la misma en un aeropuerto AFIS que en un ATC controlado. Asusta saber que tan absurda frivolidad haya sido vertida precisamente por la AESA (Agencia Española de Seguridad Aérea).

La dirección de operaciones de BINTER no debería aceptar condiciones tan restrictivas como las impuestas, por razones obvias. Pero .los pilotos profesionales no tendrán problema y seguirán siendo garantes de la Seguridad de los pasajeros. Lo mismo que lo eran los magníficos aviadores de hace 50 años. Aquéllos estaban, y estos actuales también lo están, sobradamente preparados para operar en AFIS. Siempre prevalecerá el plus de profesionalidad ante asechanzas poco razonables y peor razonadas. Pero alguien sensato debiera dictar al oído de los responsables, que la Seguridad sólo admite pasos adelante. Un retroceso de medio siglo no es presentable y sí un mal presagio de declive que nos abocará, sin duda, a un irreversible deterioro de la Aviación Comercial.

Y todo esto sucede por asignar responsabilidades a personal exento de conocimiento y entregado a intereses de poltrona.

Mañana, PARTE III
Carlos Castañosa

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