Una vez más, como cada campaña de verano, la historia desgraciadamente se repite y, de nuevo, el sector de helicópteros sufre un nuevo embate de los factores potenciales de la inseguridad latentes y permanentes en este sector.
Desde el Sindicato de Pilotos SEPLA, año tras año intentamos de manera reiterada poner barreras a dicho embate mediante la puesta en conocimiento ante nuestra Autoridad Aeronáutica de las deficiencias, irregularidades y peligros latentes de los que somos informados,para procurar incrementar los niveles de seguridad y así evitar accidentes y pérdidas irreparables.
Algunas veces, estas irregularidades y peligros nos llegan a través de nuestros afiliados pilotos. Otras, incluso, nos son comunicadas por personal no piloto que está obligado a trabajar a bordo de los helicópteros en situaciones de muy dudosa seguridad (como el personal forestal que es transportado en los bambis en las operaciones realizadas por INAER en la Comunidad Autónoma de Andalucía). La mayoría de las veces, sin embargo, son nuestros propios delegados sindicales y miembros del Comité de empresa los que, trabajando de manera constante y enfrentándose incluso a sus propios compañeros, observan, recopilan y nos hacen llegar la información necesaria para intentar que, poco a poco, los niveles de seguridad de las operaciones de helicópteros en nuestro país se eleven. El resultado, desgraciadamente, a día de hoy, es muy poco esperanzador.
(SEPLA lleva siete años contactando con la Autoridad Aeronáutica para que solucione los peligros latentes del sector de helicópteros)
Echando la vista atrás, SEPLA viene denunciando ante nuestra Autoridad Aeronáutica la situación en la que se realizan las operaciones de helicópteros en nuestro país a través de diferentes medios. Ya en el año 2004, desde SEPLA se dirigió una carta personal al entonces Director General de Aviación Civil poniendo en su conocimiento un conjunto de irregularidades en el sector y transmitiéndole nuestra preocupación por el elevado índice de siniestralidad que afecta a las operaciones de helicópteros.
Han pasado siete años y esa carta no ha obtenido respuesta alguna.
Desde entonces han sido numerosas las reuniones que desde el Sindicato se han celebrado con los responsables de nuestra autoridad aeronáutica sin fruto alguno. Al mismo tiempo, se han ido denunciando formalmente las irregularidades reportadas por nuestros pilotos y delegados sindicales, que suponían un incumplimiento flagrante de la normativa aeronáutica vigente.
A modo de ejemplo, en los últimos siete años se han denunciado graves hechos de llevados a cabo de forma sistemática por ciertas empresas del sector:
- Programaciones sistemáticas de servicios de vuelo que incumplían los límites legales de actividad aérea y de descanso aplicables, así como de los máximos de actividad anual.
- Incumplimiento de los pliegos de condiciones técnicas exigidos por las Administraciones contratantes de los servicios de emergencia y salvamento marítimo.
- Incumplimientos en los requisitos de habilitaciones de tipo requeridas y en el número mínimo de pilotospara operar una aeronave concreta.
- Incumplimientos en cuanto a los requisitos legales de entrenamiento y cualificación de los tripulantes técnicos.
- Utilización irregular de helipuertosy heliplataformas hospitalarias.
- Realización de procedimientos de suministro de combustible sin las garantías de seguridad necesarias.
- Ausencia de dotación de equipamiento adecuado para las tripulaciones en función de los servicios que realizan y problemas graves de seguridad con los denominados helicópteros "restricted".
¿El resultado?44 muertos en estos siete años.
Quizás nuestro fallo haya sido no lograr que nuestra Autoridad aeronáutica entienda que no denunciamos para justificar nuestro trabajo sino que, cuando denunciamos, lo hacemos porque entendemos o creemos que hay algún procedimiento, actuación o interpretación de la norma por parte del operador que afecta flagrantemente -o que puede afectar- a la seguridad de las operaciones que se realizan a bordo de los helicópteros matriculados en España. Poner en conocimiento estos hechos ante esa Autoridad es la única vía legal administrativa que tenemos para tranquilizar a nuestros pilotos y garantizar que su trabajo se desarrolla en condiciones de seguridad aceptables, puesto que es la Autoridad aeronáutica la que debe velar por garantizar que esos niveles de seguridad existan y se mantengan. No pedimos imposibles, sólo pedimos protección.
(Denunciamos porque creemos que hay algún procedimiento, actuación o interpretación de la norma por parte del operador que afecta flagrantemente a la seguridad)
Es más que probable que algunas veces no interpretemos correctamente la norma, no recopilemos correctamente la información que nos proporcionan o no conozcamos detalles de los procedimientos que transforman en legal lo que denunciamos como ilegal. Pero también es cierto que, si no obtenemos respuesta ante nuestras consultas o denuncias, no podemos trasladar esa información a nuestros afiliados y entonces éstos solo ven que la lista de muertos aumenta y que ellos pueden ser los próximos.
No sabemos quién está fallando o qué falla, pero el porcentaje de siniestralidad revela sin duda que el fallo, en algo o en alguien, existe.
Una cosa está clara, y es que existen los mecanismos para evitar los fallos o al menos para procurar evitarlos. Siendo esto así, pongámoslos en marcha, y procuremos entre todos que, poco a poco, los índices de siniestralidad en el sector disminuyan hasta alcanzar los niveles aceptables de riesgo inherente a cualquier operación de vuelo. No sólo se lo debemos a nuestros afiliados pilotos, sino a los pasajeros que transportan y a todos los profesionales que utilizan estos helicópteros como medio para trasladarse y realizar su trabajo. Un trabajo que en muchas ocasiones tiene como objetivo garantizar la seguridad de todos los ciudadanos mediante labores como la extinción de incendios o el salvamento.Parece bastante irónico no proteger a los que trabajan para protegernos a todos.
Para lograr este objetivo, necesitamos que el personal implícito en la operación, y que se enfrenta desde dentro a las irregularidades, nos informe de las mismas para que podamos trasladar nuestra preocupación a la Autoridad reguladora y responsable de la garantizar el cumplimiento de lo regulado. A esta última sólo podemos pedirle que haga su trabajo utilizando todos los medios disponibles a este efecto, nos informe de nuestros errores y se aproveche de nuestros aciertos para incrementar los niveles de seguridad de las operaciones en nuestro país, hasta alcanzar niveles de seguridad equivalentes a los del resto de Estados europeos.