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marzo, martes 19, 2024

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Oscar Molina

Oscar Molina, Aviaciondigital.- Bueno… sí, has leído correctamente, he titulado este artículo «Las buenas noticias».

Soy muy consciente de que intentar ver buenas noticias en este entorno que nos rodea, y lo que suponemos que vendrá puede ser, más que nada, un ejercicio de voluntarismo. Pero si algo nos enseña no sólo la Historia Universal, sino también la Historia Natural, es que el mecanismo hegeliano de Tesis y Antítesis siempre termina teniendo una Síntesis; y de la misma manera, nos muestra que el resultado, esa Síntesis, termina implicando una evolución. No estoy describiendo más que la propia historia de la Vida, que, como la Libertad, siempre termina abriéndose camino.

La pena, la desesperación, la ira, el insomnio y la desesperanza son legítimas, pero no todo lo que es legítimo es obligatorio. Lo que es obligatorio, aunque sólo sea por congruencia con el milagro del hecho de que estamos aquí, es cavar en el muro de la tragedia hasta que una pequeña luz encuentre un hueco. Porque hay luz detrás de ese muro.

Estamos hartos de leer y escuchar que el mundo ya no va a ser el mismo, y creo que es verdad. Nuestro nuevo ecosistema va a necesitar mucha imaginación, iniciativa y una buena dosis de audacia, pero sobre todo, si de alguna manera vamos a continuar aquí de una manera aceptable, será a través de dos herramientas: formación y ayuda.

Hay muchos profesionales que van a tener que aprender cosas nuevas, muchos trabajadores que necesitarán reciclarse en algo más que el dominio de la última versión de Excel, un montón de gente que tendrá que llegar a otros que puedan responder a sus preguntas, ayudarles con sus dudas, ponerles en marcha en un nuevo mundo. Hay una multitud que necesita ayuda para que su universo no se estanque, y al mismo tiempo poder contribuir al de los demás, una masa que necesita, repito, entrenamiento y ayuda.

¿Y las buenas noticias?

La buena noticia es que ayudar a otros, sosteniendo sus brazos para volver a ponerse de pie, se va a convertir en una actividad lucrativa, y eso es beneficioso a nivel mundial. Lo es, porque más allá de enseñar nuevos procedimientos, nuevas técnicas… aptitudes, será necesario trabajar en las actitudes. Aquellos que buscan un punto de apoyo mañana necesitarán que su rutina mental y emocional se reprograme tanto como el catálogo de su conocimiento. La actitud, y educar en la actitud, serán actividades rentables.

El «coaching», el «mentoring», la propia centralidad del ser humano y su forma de afrontar las cosas, la educación en valores individuales y corporativos, la formación interna, van a tener un auge superlativo, y eso es una oportunidad para avanzar, para mejorar, para tener mejores personas dentro y fuera de las oficinas. Mejor gente significa mejores profesionales.

Creo sinceramente que las organizaciones empresariales que ya empiezan a tomarse en serio la formación de sus empleados van a tener ventaja en este nuevo escenario; las que ponen a su disposición esta formación de forma explícita, abundante y accesible, las que les dan herramientas que les van a motivar a picar en la pared.

Aquellos que les ayudan

Y al mismo tiempo, creo que el próximo líder debe ser alguien que dé ejemplo de dos maneras: la de entrenarse a sí mismo y la de facilitar la formación de su equipo. Esa visión de la ayuda, de hacer del desafío de ayudarse a sí mismo una tarea colectiva, le dará un impulso cualitativo. El líder que sea capaz de comprometer a su gente y a sí mismo en proyectos de reentrenamiento que incluyan lo puramente profesional y lo personal y emocional, el que sepa poner eso en común desde una perspectiva horizontal, definirá esta nueva era en la que, buena noticia, ayudar será rentable.

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