Santa Cruz de Tenerife, SP, 29 de marzo de 2015.– Algo no cuadra. Mejor dicho, demasiadas lagunas rodean el trágico accidente aéreo de GermanWings en los Alpes franceses. Al día siguiente se produjo la extraña filtración del New York Times, basada en el análisis de una caja negra averiada por el impacto y necesitada de reparación —a falta de una segunda que todavía no ha aparecido— pendientes ambas de un elaboradísimo estudio que puede tardar varios meses en culminarse para emitir el informe oficial con las conclusiones obtenidas por el comité de investigación pertinente. En este caso, la prestigiosa BEA francesa por motivos geográficos.
En la misma cresta de ola apareció de inmediato el Fiscal General de Marsella, en una mediática rueda de prensa donde desarrolló una serie de hipótesis basadas en indicios de la filtración periodística, a las que dio carácter de pruebas concluyentes. Lo más llamativo es que el fiscal se erigió en juez para condenar como homicida al copiloto, sin pruebas determinantes ni atisbo de respeto a la presunción de inocencia.
Se estableció una confrontación entre el NYT y el fiscal por un lado, y la comisión investigadora por otro. Pues la estricta normativa OACI exige la confidencialidad y custodia de todos los datos, incluidas las cajas negras, como material reservado de exclusivo conocimiento para los investigadores, que bajo ningún concepto puede salir a la luz pública. Ni mucho menos los detalles personales que afectan gravemente al derecho a la privacidad.
Es evidente que la injerencia de elementos ajenos al proceso, con fines divulgativos o por intereses de significación individual, pueden perturbar, por contaminación exterior o exceso de presiones externas, la normal evolución del trabajo del comité, cuyo único objetivo es preservar y perfeccionar, nada menos que la Seguridad Aérea. Tan graves pueden ser las consecuencias de una filtración irresponsable que debiera aplicársele la misma entidad delictiva que la violación de un secreto de sumario judicial.
Otra lamentable consecuencia es el destrozo humanitario que se está causando a los familiares de las víctimas desde un escandaloso circo mediático donde cada tertuliano, presentador, articulista o expertos psicólogos emiten su juicio personal tan imprudente y temerario como corresponde a la falta del conocimiento fehaciente del medio aéreo.
Las elucubraciones alrededor del reo, convicto de antemano, son tan demoledoras como dar fiabilidad incondicional al testimonio de una antigua novia por una frase que casualmente recuerda literalmente, a pesar de los años, pero que entonces no le dio importancia. !Nadie la cuestiona!… O que sufría graves trastornos depresivos, que no aparecen en su historial médico. O que se había convertido recientemente al islamismo. O que su respiración era la normal de un ser vivo en el momento del impacto. O que en su premeditación suicida tenía previsto que el comandante saliera al wc. ¿Y lo del descenso controlado?… extraño procedimiento de estrellar un avión para suicidarse mientras seguía respirando con normalidad…
Aquí tuvimos la desgraciada experiencia del Spanair en Barajas para comprobar y sufrir, especialmente las víctimas y sus familiares, cómo todas las entidades relacionadas con el accidente dedicaron todos los esfuerzos a eludir responsabilidades. El éxito consistió en lograr que un juez echase la culpa al muerto como la solución más fácil y provechosa para todos los implicados, incluida la compañía aseguradora.
Desde la prudencia más absoluta, no opinaré a favor ni en contra de un presunto homicida hasta que se culmine el dictamen oficial de la BEA. Es más que posible que sea cierto el diagnóstico de un loco perturbado con licencia de piloto en vigor. Pero ¿y si dentro de unos meses se demuestra que con las filtraciones se manipuló una gran mentira? Sería interesante contemplar rectificaciones.
Comparto y me solidarizo con la indignación y rabia resucitada en los miembros de la Asociación AVJK5022 de víctimas de Spanair, por la manipulación mediática que se está desarrollando con una crueldad extrema para las familias que hoy reviven el mismo suplicio que entonces ellos sufrieron en primera persona. Es demasiado significativo que su testimonio y declaraciones a este respecto actual no tengan espacio en ningún medio convencional.
Escandaliza y atemoriza tanto poder.
29/03/2015 bonzoc@hotmail.com