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octubre, lunes 7, 2024

Alas de libertad para todos

La asociación Las Sillas Voladoras tiene como objetivo el que personas con capacidades diferentes puedan disfrutar de un mayor acceso al mundo de la aviación.

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Aviaciondigital, Sp.- Hoy en día, son muchas las personas que se hayan en una situación donde la movilidad física y profesional parece un obstáculo insuperable. No hay nada más frustrante que tener una vocación como la de ser piloto, y no poder realizar tu sueño.

Sin embargo, hay quienes que son capaces de hacer que éstos se cumplan gracias a asociaciones como a la que pertenece nuestro próximo invitado. Asociaciones como Las Sillas Voladoras, que junto Homeless Entrepreneur y PREDIF, son responsables de hacer estos obstáculos superables y demostrar que un mundo sin barreras, también es posible.

Antonio Ibarra Valero es responsable de recaudación de fondos del Proyecto “De la Calle al Cielo” y uno de los alumnos de la escuela de pilotos Las Sillas Voladoras, una asociación sin ánimo de lucro destinada a la divulgación del vuelo adaptado y la formación de pilotos con capacidades diferentes, que tiene como meta proporcionar a sus alumnos, experiencias terapéuticas, lúdicas y de motivación personal. Para Antonio, volar sin barreras es ser libre y la libertad, es su válvula de escape. A pesar de su discapacidad, quiere ser piloto y gracias al avión adaptado y la formación que está realizando, lo está consiguiendo.

Antoni Ibarra después de su primer vuelo en la escuela Sillas Voladoras

Antonio nos ha explicado en qué consiste este proyecto, que además cuenta con unas becas destinadas a personas con capacidades físicas diferentes y aquellas que carecen de recursos económicos. Su aventura comienza cuando casualmente conoce a Andrew Funk, presidente de Homeless Entrepreneur y creador del proyecto para acabar con el “sin hogarismo”. “Esta asociación se dedica a ayudar a personas o bien que han caído en desgracia o que han perdido su familia, hogar y trabajo por diferentes razones. Y esta asociación se dedica a darles casa, comida, seguridad jurídica y moral, así como psicológica, hasta que al final los ponen al mundo laboral” asegura Antonio.

Las Sillas Voladoras lucha por los derechos de las personas con discapacidad en el mundo de la Aviación.

Además, Antonio tuvo la gran suerte de conocer a Carlos de Albert, que más tarde se convertiría en Vicepresidente de Las Sillas Voladoras, cuando hizo su primer vuelo de prueba, tras el que se apuntó para hacer el curso de piloto planeador. “La asociación tiene planeadores adaptados para personas que tengan una discapacidad física de cintura para abajo. Igual que yo llevo un coche manual adaptado para las piernas, este planeador está adaptado también para los pedales de las piernas, para direccionar el avión a derecha e izquierda a través de una palanca” nos relata.

Tal y como nos explica Antonio, fue toda una suerte que tanto Carlos de Albert como Andrew Funk se conocieran, pues ambos vieron en seguida la posibilidad de montar un gran y mediático proyecto y, sobre todo, concienciar de lo necesario que resulta para las personas que tienen alguna dificultad al caminar poder tener estas iniciativas: “Algunos van en silla de ruedas, otros como yo tienen polio en la pierna izquierda, y llevan un aparato ortopédico… pero a partir de ahí vimos la oportunidad de pilotar un planeador“, afirma. 

De esta manera no solo se consigue un beneficio terapéutico; Antonio ha descubierto, a partir de la experiencia, que el mundo de la aviación le ofrece nuevas oportunidades para aprender un oficio, trabajar una afición, practicar un deporte, o hasta incluso obtener el título de piloto adaptado a personas con discapacidad, y sobre todo la experiencia tan enriquecedora que supone volar: “Ahí no tienes dificultades para caminar, sino que te sientes libre. Haces algo que para ti hubiera sido imposible, y eres como cualquier otro piloto que puede llevar un aparato de estos” relata emocionado Antonio.

Resulta curioso que muchos volar pueda ser su gran frustración y que paradójicamente, para otros como Antonio, incluso contado con muchas más limitaciones, haya sido capaz de realizar este sueño que es subir a un avión, dejar tu original en tierra y sentir como esa sensación de libertad se va adueñando de uno poco a poco, brindando la oportunidad de contemplar a vista de halcón, todo un paisaje espectacular y desde otra perspectiva.” Hay que echarle mucha moral y más una persona con minusvalía”.

No hay que olvidar que, para poder llevar a cabo este empeño, es necesaria la obtención de un certificado de haber superado las pruebas requeridas para tener una licencia de piloto. “Lo primero es hacer una revisión médica y si la pasamos, pues viene un inspector de AESA, si no me equivoco, que nos verifica y evalúa para ver si tenemos la movilidad necesaria para estar en el avión y poder pilotar. A partir de aquí, a mí ya me dieron el certificado como apto y te puedes apuntar a hacer el curso. Y ahora hay que aprobarlo, como todo en esta vida” sonríe Antonio.

se busca dar la oportunidad de un «bautizo en el cielo» para que personas con discapacidad se pongan «alas de libertad»

Como escuela de futuros pilotos adaptada a personas con capacidades diferentes, Las Sillas Voladoras tiene como objetivo dar a conocer la libertad que supone volar y el gran efecto beneficioso que resulta esta experiencia de vuelo sin barreras ni obstáculos de ningún tipo. Es por ello muy necesario, que organizaciones como ésta, cuenten con apoyo para crecer, trabajar, superar las adversidades, y poder crear una sociedad con más oportunidades y un futuro mejor para todos; pero lamentablemente, y según nos explica Antonio, la realidad aún dista mucho de ser así: ” Yo aparte de que estoy en Homeless Entrepreneur porque empecé allí, por simpatía con su presidente y como recaudador de fondos, lo que hago es picar piedra; picar puerta y hablar con personas como tú, por ejemplo, con empresarios, con instituciones con tal para conseguir apoyos. Estos apoyos son para crear esta beca que pueda servir para que personas que no se pueden pagar el curso, y lo puedan realizar y puedan ser pilotos. De ahí el título del proyecto “De la Calle al Cielo” que vengan de vivir en la calle, a llegar al cielo pilotando un avión”.

Hoy y desde nuestra posición de comunicadores, queremos solicitar colaboración a los que nos vean, a nuestros lectores, a distintas entidades y organizaciones, a todo tipo de voluntarios, para que entre todos podamos llevar a cabo un trabajo conjunto e impulsar este proyecto. Para ello, tanto en la página web de Homeless Entrepreneur y PREDIF como en la página web de Las sillas voladoras, hay un enlace en el que se puede realizar una donación de cualquier cantidad destinada a la financiación de las becas.

Son las becas Bascuñán, denominadas así en memoria de Juan Bascuñán, uno de los primeros pilotos de Las sillas voladoras“Este señor lo probó en Toledo y se apuntó. Él quería apuntarse para hacer el curso, lo que pasa que estaba enfermo, tenía insuficiencia respiratoria y al día siguiente nos dejó, se fue. Es por esto que a la beca la llamamos la beca Bascuñán, en honor a este señor que lo intentó, voló y tuvo que dejarnos” rememora Antonio.

Conseguir accesibilidad en aeródromos y aeropuertos en pro de una aviación inclusiva para todos, es uno de los principales objetivos

AviacionDigital, asumiendo sus compromisos sociales y estando siempre vinculado con acciones relacionadas al tema de capacidades diferentes, psíquicas y mentales propone la realización de una maratón, un programa dedicado exclusivamente para recaudar fondos para todas estas personas cuyo anhelo es poder ser pilotos. Porque creemos en las personas, en la educación y la superación como motor del progreso.

Sí, sí, sí, o bien hacerlo en Toledo, pues el aeródromo de Ocaña ha estado en subasta o está en subasta y me atrevo a pedir que, ya que Sillas Voladoras tenía su sitio allí, quién se lo vaya a quedar y seguro va a tener simpatía y feeling con las sillas voladoras, nos dejen estar en el aeródromo de Ocaña”. Es el entusiasmo de Antonio y toda esta labor que aún hay pendiente por hacer, la que seguro que conseguirá muchos apoyos. El nuestro ya lo tiene.

Agradecemos a Antonio la oportunidad de poder conocer más de cerca esta iniciativa y además promover la concienciación a fabricantes para que adapten sus aeronaves y puedan ser utilizados en las escuelas o Clubes. Las sillas voladoras, con el apoyo de PREDIF y Homeless Entrepreneur, sigue además trabajando para conseguir accesibilidad en aeródromos y aeropuertos en pro de una aviación inclusiva para todos.

Para todos los interesados en este proyecto os animamos a colaborar, y para todas aquellas personas que tengan alguna capacidad diferente, les animamos a que prueben esta experiencia, porque según lo que Antonio nos ha transmitido, les va a cambiar la vida.

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