Tasa de mortalidad
Estos datos sitúan el índice de mortalidad de los pilotos de Inaer en 261 fallecidos por cada 100.000 trabajadores, o lo que es lo mismo 80 veces más que la media española. Por hacer una extrapolación para comprender la gravedad de los datos, sería como si la compañía Iberia hubiese registrado en sus operaciones cerca de 4.000 fallecidos durante los últimos diez años.
En nuestro país, incluso sectores considerados tradicionalmente muy peligrosos, como la minería, registran valores de 35,1 fatalidades, es decir, aproximadamente 8 veces menos que la de los pilotos de Inaer.
También fuera de nuestras fronteras, en Estados Unidos, la tasa de mortalidad más alta corresponde a los pescadores del mar de Bering (los del famoso programa de TV "Deadliest Catch" o "Pesca Radical"), con 116 fallecidos por cada 100.000 trabajadores, todavía muy por debajo de la tasa registrada por los pilotos de Inaer
Copilotos, ¿lujo o necesidad?
El estudio hecho por SLT sector Aéreo muestra claramente como la presencia de un segundo piloto a bordo reduce drásticamente la mortalidad y la tasa de accidentalidad. El dato más alarmante se registra en las operaciones de lucha contra incendios dónde en el 93% de los accidentes no había copiloto.
La operación con mejores estándares de seguridad es la aviación comercial, dado que socialmente es inasumible cualquier tipo de accidente por la cuantía de víctimas que producen.
En los aviones de pasajeros que viajan a entornos controlados de los que se dispone de toda la información, bajo control de tráfico aéreo y con gran altura de seguridad, siempre hay al menos dos pilotos. En cambio, en las operaciones de helicóptero que están sometidas a gran variabilidad, se desarrollan muy cerca del suelo y en entornos hostiles, todavía sigue sin contemplarse la necesidad de operar siempre con copiloto.
Con todo, resulta escandaloso observar cómo Inaer se publicita como líder en seguridad, mientras aplica en su flota medidas que atentan gravemente contra ella. Desde 2013, para reducir los costes operacionales en varias comunidades autónomas, Inaer decidió prescindir de la figura del copiloto, poniendo así en grave riesgo la vida tanto de los ciudadanos que hacen uso del servicio como de los tripulantes que trabajan en él.
La conclusión es clara, ser piloto en España significa estar dispuesto a dar la vida por ello. ¿Estamos seguros de que no se puede hacer nada más?
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