Para Michael O'LEARY, el inefable CEO de RYANAIR; "…el precio del billete es lo de menos para financiar a una aerolínea". Los aeropuertos, las comunidades, la hotelería, las rentadoras de autos, los prestadores de servicios turísticos y hasta los gobiernos serán quienes financiaran a las compañías de transporte aéreo para que se vuele gratis o con precios irrisorios.
Podríamos decir a los CEOS de las líneas aéreas del mundo que se preocupan por los números rojos, "!estúpidos la cuestión es el turismo…!"
Lo cierto es que en nuestra opinión, el transporte aéreo ha subsidiado y favorecido el desarrollo del turismo y de todas sus actividades ya que debido al exceso de oferta se provocaron incontables guerras de tarifas las que llegaron a valores irrisorios.
Esos bajos valores tarifarios facilitaron el desarrollo del turismo y además le pusieron un virtual fin a la estacionalidad.
Hoy podemos decir que en general se viaja todo el año, aunque obviamente varíen los flujos en las épocas de vacaciones o durante los llamados feriados largos.
Para quienes han estudiado en profundidad el fenómeno "low cost" es casi imposible determinar que negocios son rentables y cuales no ya que este tipo de empresas están conformados por conglomerados en los que se juntan como lo explica ALEJO MARCIGLIANO en su libro "CIELOS BARATOS", "…desde una cadena de cibercafes, una rentadora de autos, una empresa de buses interurbanos, cadenas de cines baratos y hoteles, cruceros, un portal para bajar música de internet, un servicio de entregas de pizza a domicilio, telefonía móvil y fija, y hasta una línea de cosmética para caballeros…todo parece entrar en el mundo EASY…", del que forma parte EASY JET.
En cierta forma este modo de financiar el transporte aéreo "low cost" como lo dice O'LEARY no deja de ser un sofisma ya que si como él lo afirma el turismo financia a las empresas de aviación, quiere decir que los servicios turísticos son más caros y el turista si bien vuela barato paga más por cada uno de los demás servicios turísticos que utiliza en un viaje. El exceso de oferta en el transporte aéreo genero también un exceso de demanda en la generalidad de los servicios turísticos, los que obviamente aumentaron sus precios en la misma medida que las tarifas aéreas bajaban o no aumentaban.
Mientras escribía estas líneas ingresé a varias paginas de líneas aéreas y en clase turista encontré que se podía viajar entre EZE (BS.AS. ARGENTINA y MAD (MADRID) o FCO (ROMA) por u$s 1550,00, la misma tarifa que pague en el año 1975…!
La variación la encontré en las tarifas "busines" que oscilaban desde los u$s 3.500,00 a los u$s 6.500,00); en el año 1975 solo había dos clases "economy" y la "first" cuyo valor oscilaba entre los u$s 2.800,00 a u$s 3.400,00)
Ese mismo año 1975 pernocté con mi mujer en el hotel PRINCESA de MADRID y pagué por cada noche, con desayuno incluido algo menos de u$s 40,00 por nosotros dos y en la página Web se oferta en este momento una tarifa de EUR119,00 (u$s 156,00) por persona y por día…!
El billete barato fue en definitiva la causa o el "gancho" para que la gente viaje y se incrementen los volúmenes del turismo global. Además las tarifas bajas produjeron un cambio de hábito en el sentido que ahora la gente hace viajes de menor duración, 15 a 20 días es el promedio, pero viaja dos o tres veces al año.
Sin embargo esos volúmenes de turismo impactaron negativamente en las líneas aéreas ya que se generó la cultura de que el transporte aéreo es un negocio no rentable o de mínima rentabilidad en el mejor de los casos. Es obvio lo que interesaba era el negocio del turismo.
Al transporte aéreo lo subsidiaban los estados en la mayoría de los casos, pero se beneficiaban con los dólares que dejaban los turistas.
El billete "gratis" sería la mejor propaganda para incrementar el negocio del turismo ya que el transporte aéreo seria la única actividad "comercial" que no tendría precio. Un verdadero oximoron.
Lo que habría descubierto O'REALY es que el billete gratis es una forma de hacer propaganda al menor costo al punto que en general las "low cost" comercializan en forma directa sea por teléfono o por internet y marginan a las agencias de viaje con el argumento que el costo de la comisión se traslada al pax como beneficio.
MARCIGLIANO nos pone otro hecho en evidencia cuya influencia se irá incrementando año a año, la gente entre 18 y 30 años fue el sector que mas utilizó el "low cost" frente a los grupos que van desde los 31 a los 55 años.
En este mundo de consumo la "altura del tiempo" en el mundo del turismo la está dando el "low cost" capaz de producir esta avalancha de servicios que satisfacen uno de los mayores anhelos de la gente; que es el deseo de viajar.
El hecho que la juventud sea el sector que mas usa a las "low cost" tiene según mi opinión dos respuestas una está dado por el hecho que en general la juventud dispone de menores ingresos y la otra, para mí la más importante, por la familiaridad con el manejo de "internet".
La juventud que nació con internet le tiene absoluta confianza porque forma parte de la cultura en la que vive, lo que no nos ocurre a los que vimos llegar a esta fabulosa tecnología que si bien nos deslumbra, en la misma medida le desconfiamos y nos cuesta admitir, por ejemplo, el billete electrónico ¿Cómo puede ser que paguemos por un billete y la única constancia queda registrada en un soporte electrónico?
No se si el "low cost" llegó para quedarse, como todo medio de propaganda y de publicidad algún día pasará de moda y quizás los billetes caros vuelvan a traer el equilibrio entre oferta y demanda sustentable, amen de otras consecuencias como seria el desarrollo del turismo dentro de las regiones.
No obstante el "low cost" tuvo un mérito que quedará en el transporte aéreo definitivamente y ese mérito está dado por la reconfiguración de los costos y la preocupación por la productividad en las que llamamos líneas de red.
Aun falta mucho como la adecuación de los salarios a los niveles de rentabilidad de la actividad, pero la realidad, esa única verdad, se irá imponiendo a medida que vayamos advirtiendo que es más importante mantener una fuente de trabajo que un salario imposible de pagar.