Madrid, SP, 15 de junio de 2015.– Hace 3 años, varios funcionarios de Eurocontrol vinieron a España para proponer a los controladores de Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Sevilla y Canarias que participaran en una encuesta sobre Seguridad Aérea. Durante las sesiones informativas, Eurocontrol detalló a los asistentes que el objetivo era, por un lado, verificar la capacidad de Aena para identificar las amenazas a la seguridad y, por otro, saber si estaba respondiendo a ellas de forma adecuada. También se les aseguró, que la encuesta era anónima y que la London School of Economics recibiría directamente las encuestas on-line, analizaría y tabularía los datos y generaría un informe que sería entregado a Aena y a Eurocontrol. A la pregunta de si Aena tenía obligación de informar de los resultados a los controladores, un representante de Eurocontrol dijo, que como se trataba de un encargo de la empresa debería ser ella quien respondiera esa pregunta. Y Aena respondió, que el resultado sería difundido y que serviría para mejorar entre todos la seguridad que se proporcionaba al usuario. Pero allí había gato encerrado…
-¿Por qué de pronto Aena tenía tanto interés por saber con detalle algo que sabía de sobra, que le llevaba a implicar a Eurocontrol?
-¿Qué pintaba Eurocontrol animando a todos los controladores españoles a participar en una encuesta sobre seguridad aérea promovida por un proveedor entonces famoso en medio mundo no precisamente por algo bueno?
El asunto, es que en esas sesiones Eurocontrol no dijo toda la verdad, ya que se presentó como simple asesora de una iniciativa de Aena, cuando lo cierto era que vinieron a España a convencer a los controladores de la necesidad de participar en una encuesta encargada en realidad por la Comisión Europea para fiscalizar el trabajo de Aena.
-¿Por qué tanto interés de la Comisión Europea por saber la opinión de los controladores en 2012, cuando en 2010 y 2011 nadie les hizo caso cuando denunciaban lo que estaba sucediendo en España?
Todo empezó cuando la Comisión Europea, alarmada por las denuncias que venían defendiendo ante el PETI los controladores aéreos por el trato que habían recibido por parte del gobierno español en 2010, que habían afectado de forma decisiva a la seguridad aérea -recordemos las 47 cuasi-colisiones habidas ese año, recientemente reconocidas por escrito por el gobierno actual-, decidió, a la vista de las evidencias presentadas, comprobar de primera mano la situación de la seguridad aérea en España.
De modo, que pidió a Eurocontrol que realizara un informe sobre el asunto. Ante semejante encargo, inédito probablemente en la historia de la aviación mundial, contactó con la agencia europea de seguridad aérea (EASA), ésta con la española AESA y ésta a su vez con la dirección de navegación aérea de Aena. Había que asegurarse que se contaba con el visto bueno de todas las organizaciones implicadas en la seguridad aérea y que no había intromisiones en la independencia de los Estados miembros de la Organización.
A la vista de que no había escape posible, la dirección de navegación aérea de Aena siguió las instrucciones de Eurocontrol para llevar a cabo lo que se le exigía. Porque se le exigía.
También había condiciones por parte de Eurocontrol, entre ellas una no negociable: una institución europea independiente no española debía organizar la encuesta entre los controladores aéreos y después analizar los datos y emitir un informe. El resultado sería entregado a Eurocontrol y a la propia Aena. Entre las condiciones no estaba la obligación de compartir el informe con los controladores. Pero sí correr con todos los gastos y comprometerse en la realización de la encuesta para conseguir que, al menos, 1000 controladores participaran en ella.
Como para los controladores que la mismísima Eurocontrol les animara a realizar la encuesta, y les asegurara que ella recibiría directamente los resultados tras su análisis, suponía una garantía de independencia, participaron de buena gana porque vieron una oportunidad de que una entidad externa y seria fuera testigo de primera mano de sus quejas y de lo difícil que era trabajar en condiciones en esa empresa.
Tres años después Aena, hoy Enaire, no ha entregado los resultados de la encuesta a los controladores, ni ha llevado a cabo mejoras significativas en ningún campo, lo que demuestra que, en realidad, no estaba interesada en una encuesta cuyo resultado conocía de antemano. Por su parte, Eurocontrol entregó el encargo y hoy todo sigue prácticamente igual.
Prueba de que la empresa no ha reaccionado a los resultados, es la causa de los paros parciales que se han producido la pasada semana en el control aéreo español: 61 controladores del ACC Barcelona sancionados con un mes de empleo y sueldo por los hechos del 3 y 4 de diciembre de 2010.
De modo, que un hecho tan grave como paralizar durante 24 horas el tráfico aéreo de un país, que ha sido investigado por 20 juzgados y que se salda con el archivo de las actuaciones por considerar que los controladores no pudieron organizar semejante destrozo, llevan a la empresa, que sabe que las sospechas se dirigen nuevamente a ella y al ministerio de fomento de 2010, a desviar las balas de la opinión pública otra vez hacia los controladores, les sanciona y les provoca para que hagan una huelga, preferiblemente ilegal, claro, o bien para que incumplan los servicios mínimos abusivos que les impondrían; el 100% y sin un minuto de demora en las cuatro jornadas de paros parciales de la pasada semana.
Tras todo lo expuesto, nos preguntamos, si el sr. Lema, la sra. Librero y, ya puestos, el sr. González, tendrán algo que decir al respecto. También nos preguntamos, qué sucedería si los juzgados que aún mantienen hoy las causas abiertas en Madrid y en Palma de Mallorca reclamaran ese informe. Y también, si la ministra de Fomento, sra. Pastor, y el nuevo director general de Enaire, sr. Arias, con tan pocas piezas a estas alturas en el tablero, van a mover ficha o si se van a quedar enrocados a la espera de que la reina les dé jaque-mate en dos jugadas.
Mañana martes no se pierdan la segunda parte. En ella, nuestros lectores tendrán la oportunidad de conocer la razón de porqué la dirección de Navegación Aérea de Enaire intentó negociar, sin éxito, el resultado del informe de Eurocontrol, y, en consecuencia, porqué lo tiene guardado bajo siete llaves.