Madrid, SP, 21 de marzo de 2016.- La enésima huelga convocada por los controladores galos, por la reducción de tasa de reposición de sus efectivos y por la lentitud en la renovación y modernización técnica de los equipos de Navegación Aérea, esta siendo sumisa y comprensivamente aceptada tanto por nuestra opinión pública, medios de comunicación y autoridades de Navegación Aérea españoles, lo que no deja de tener un cierto tufillo de agravio comparativo (recuerdan el 3D2010), rallano en la absoluta palurdez, de la Masa, dados los enormes y negativos efectos que desde ayer se están manifestando en los aeropuertos de Aena y afectando a miles de pasajeros, en España de forma importante, situando por ejemplo ayer a media tarde a 5 de nuestros aeropuertos entre los 7 con más demoras en el mundo….
La normalidad de la aceptación de estos trastornos, economicamente muy relevantes dado que ha habido que cancelar miles de vuelos ya, y reconfigurar rutas para intentar no sobrevolar el espacio aéreo francés, entra dentro de la «normalidad» de cuando en un país existe ese derecho a huelga.
Los carísimos sobrevuelos alineados para evitar el espacio aéreo de Francia en la mañana de hoy lunes, donde capacidades, flow, etc… se han visto afectadas de forma evidente obligando a cancelación de vuelos y demoras por toda Europa y el resto de los continentes, de forma muy especial en el período vacacional de Semana Santa en los destinos turísticos españoles
Vimos en las dos recientes y tímidas convocatorias de los controladores españoles como en ambos casos el Decreto de Servicios mínimos abusivos, de facto, sirvió para neutralizar impidiendo el libre ejercicio de ese Derecho Constitucional. Cuando no para militarizar como sucedió aquel infausto 3 de diciembre de 2010, además de azuzar gubernamentalmente a los medios de comunicación nacionales contra los «privilegiados» controladores españoles e imputarles de delitos como sedición o abandono del puesto, que aún sigue coleando en dos Juzgados (Palma y Madrid) y ha sido archivado en más de una veintena.
En cambio lo de Francia se ve con buenos ojos. Incluso nos atrevemos a decir que si encuestáramos a pasajeros afectados por la huelga, se estará viendo con normalidad ese ejercicio de un derecho básico de los trabajadores, a pesar de afectar a miles de pasajeros de todo el mundo, y millones de euros en combustible, indemnizaciones, etc… sin que los malévolos y «privilegiados» controladores galos sean lapidados, no ya dentro de Francia, sino ni tan siquiera por la tradicional rivalidad hispano-gala de nuestra opinión pública. Mientras los motivos de las movilizaciones quedan claros sólo para los franceses, que los conocen, entienden y comparten seguramente, puesto que entienden la repercusión desde el punto de vista operativo y de seguridad que dichas reinvindicaciones implican. Aquí, en la cainita España, sin que nadie repare en esas justas motivaciones y sus implicaciones desde el punto de vista de la safety, nadie alza la voz, al menos en el mismo tono lapidatorio que se hizo con nuestros controladores. Eso sí, entonces con 47 cuasicolisiones en nuestro espacio aéreo, profesionales pasándose de actividad, etc… además de violarse derechos como nada menos que el Estatuto de los Trabajadores, y militarizando a más de 2000 civiles.