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marzo, martes 19, 2024

McDonnell F-4 Phantom, un feo conquistador hecho leyenda

El McDonnell Douglas F-4 Phantom II fue un interceptor y cazabombardero supersónico, biplaza, bimotor y de largo alcance desarrollado originalmente para la Armada de los Estados Unidos

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Amelia E.- Existen algunos especímenes que son del todo extraordinarios. Y estos incluyen también a las aeronaves. Con numerosas distinciones, su potencia y versatilidad hicieron que acabase incorporándose al cuerpo de Marines, batiendo al menos 15 récords de velocidad, distancia y altura que no fueron rotos hasta décadas después.

Conocido por sus cariñosos apodos, esta aeronave se considera un tributo a la obra maestra de la aviación de combate de McDonnell Douglas, siendo el avión de persecución favorito de muchos pilotos.  

Si dejamos de un lado el físico, pero nos centramos en su esencia, capacidad y habilidades, el McDonnell F-4 Phantom, aunque resulte no muy agraciado, es todo un seductor.

Todos hemos pensado en algún momento como algunas personas son capaces de fascinarnos y no entendemos el por qué, sobre todo cuando su aspecto físico no tiene el típico atractivo. Hay genios de extremada asimetría, o personas brillantes que no encajan en la idea de belleza convencional que tenemos. Sin embargo, cuando ciertas características como inteligencia, conocimiento o la experiencia se congregan en un solo sujeto, esté se convierte en el principal factor de atracción.

F-4 Phantom, un feo de éxito

Algo así ocurre con el poderoso F-4 Phantom, considerado como el caza a reacción occidental más atractivo y producido de la historia, con casi seis mil unidades y que fue ampliamente exportado, ya que fueron muchas las naciones que suspiraron por su fuselaje. Una aeronave que marcó historia en el mundo de los aviones de guerra y que, aunque ya esté retirada, permanece tras más de 40 años de servicio, activo e invencible en once fuerzas aéreas alrededor de todo el mundo. 

Phantom II-Museo del Aire

¿Que pueden tener algunos feos que resultan ser tan irresistibles? Desde los inicios de la humanidad, la capacidad intelectual ha sido uno de los factores determinante de atracción hacia los demás; son personalidades que sobresalen que a pesar de que no sean muy atractivas físicamente, son encantadoras por su nivel de conocimiento y por sus habilidades, y en cuestión de habilidad, el F-4 resultaba ser una maravilla. 

Al F-4 se le llamó Super Demon y Satán, aunque finalmente recibió un nombre más acorde, por lo que empezó a ser mundialmente conocido como Phantom II, herencia del FH-1 de McDonnell que llevaba muchos años fuera de servicio, siendo así el cazabombardero más exitoso de la norteamericana McDonnell Douglas al servicio de las Fuerzas Aéreas estadounidenses y que hacía palidecer a los antiguos cazas F2H Banshee o  F3H Demon… casi como si hubieran visto un fantasma. 

Además de encantador y seductor, el Phantom fue muy querido por los pilotos y contó con numerosos apodos… eso sí, siempre desde el cariño. Se le conocía como “Rinopor su aspecto rígido y achaparrado, pero también por Eldoblemente feoy todo tipo de halagos voladores, comoarmario y ladrillo” volante. Hasta las tripulaciones alemanas lo bautizaron como El cerdo de hierro, porque este fenómeno sirvió no solo en las fuerzas aéreas americanas, también en las alemanas, del Reino Unido, Australia, Israel, Japón, y hasta en Egipto y España. El potencial de seducción, esa variable que optimizó el poco agraciado F-4, seguirá siendo un ejemplo de que la influencia de la belleza no es un factor determinante. 

F-4 Phantom II un interceptor y cazabombardero supersónico

El McDonnell Douglas F-4 Phantom II fue un interceptor y cazabombardero supersónico, biplaza, bimotor y de largo alcance desarrollado originalmente para la Armada de los Estados Unidos. Fue uno de los primeros aviones de dos pilotos, capacitado para sobrepasar la barrera del sonido ya que, a pesar de sus grandes dimensiones, es capaz de alcanzar una velocidad máxima cercana a Mach 2,23 y una velocidad de ascensión inicial de 210 m/s.  En ese momento no existía un avión de semejantes dimensiones que pudiera alcanzar una velocidad y, de hecho, ningún modelo aeronáutico lograría superar la marca hasta mediados de la década de los setenta. “El viejo humaredas del F-4 se convertía de esta manera, en el avión idóneo para ataques relámpago con gran capacidad destructiva. Fue adaptado para una gran variedad de misiones y elogiado por sus tripulantes, ya que el F-4 Phantom contaba con una potencia y resistencia al fuego enemigo admirable, incluso comparándole con algunos otros rivales mucho más rápidos. 

Phantom del Ejercito del Aire Español

La leyenda comenzó a forjarse cuando en 1954, la McDonnell Aircraft entregó al Pentágono un proyecto desarrollado a partir del F3H Demon y por petición de la Marina de los EE. UU, de lo que supondría un caza bimotor de contundente superioridad aérea al que se dio rápidamente luz verde. Dotado con misiles y un poderoso radar, el objetivo era contar con una maquina biplaza capaz de neutralizar la amenaza que representaban los bombarderos soviéticos.

Se entregó en los años 60 y su potencial y tecnología presagiaban la llegada de la que sería la bestia, el mayor interceptador de enemigos nucleares de alto vuelo y el caza más popular de todo el planeta, aunque la primera reacción de alguno de los pilotos al verlo fuera pensar que era tan feo que parecía hecho bocabajo.

De igual forma que hay millones de personas enamoradas de millones de hombres y mujeres que difícilmente pueden considerarse atractivos, el deslucido F-4 estaría en la lista de las aeronaves más seductoras que se saltan todos los cánones de belleza, aeronáuticamente hablando y que sin embargo, han triunfado en gran cantidad de variables.

Dado a su peculiar personalidad y características, el adaptarse a este portento requirió un esfuerzo de equipo: un piloto al frente y un oficial de intercepción de radar detrás o la voz en el maletero que parecía siempre mirar por encima del hombro. El espíritu del cazador-asesino solitario quedaba obsoleto. Ahora las tareas eran compartidas, y los pilotos agradecían enormemente volar con los deberes (por parte del hombre de atrás) hechos. 

Una vista aire-aire del lado derecho de un avión F-4E Phantom II del 81º Escuadrón de Cazas Tácticos soltando 18 bombas Mark-82 de 500 libras sobre el campo de tiro de las Bardenas Reales. (Foto de la Fuerza Aérea de EE.UU. por el sargento David Nolan)

Este destructor de MIGs entró en funcionamiento como el primer interceptor más moderno en Estados Unidos en 1960, pasando tres años después a ser parte de la USAF como cazabombardero apodado F-4C. Fue utilizado en la Guerra de Vietnam y en la segunda Guerra del Golfo, realizando toda clase de misiones de combate: ataques aéreos, terrestres, labores de reconocimiento, de apoyo e intercepción, y asentando las raíces de los que después sería el nacimiento de un mito. 

Todo en él era superlativo y las armas que presentaban eran extraordinarias. Dotado con un equipo de ultima generación para la época, tenía un radar de impulsos doppler no solo capaz de medir el rumbo, distancia y altitud de un objeto, sino también de detectar su velocidad, sistemas de navegación avanzados, misiles Raytheon y una red de sensores a bordo se extendía desde la cabina hasta la cola. Su tarjeta de presentación era la estela visible que anunciaba su presencia de sus dos motores General Electric J79 con capacidad Mach 2 como equipo estándar. El fuselaje rodeaba los dos motores que le daban al F-4 un empuje masivo.

Motor Phantom-Museo del Aire

Pero el Phantom también tenía sus defectos o carencias a la hora de volar. El F-4 al ser diseñado como interceptador no fue equipado con un arma que estuviera a la altura, ya que la velocidad de la aeronave era para los pilotos la vida y volar desarmado en el espacio aéreo hostil les resultaba muy arriesgado. Este inconveniente se solucionó con la adición de un cañón Vulcan M61 integrado al final de la década de los 60.  También hubo otros problemas debido a sus potentes motores J-79, ya que emitían una particular columna de humo negro que hacía que el F-4 fuera fácil de detectar, por lo que los pilotos lo solventaban haciendo funcionar un motor con postcombustión y el otro con potencia reducida, evitando así, dejar un rastro revelador. Sin embargo, la potencia de sus dos motores General Electric J97 en sus diferentes versiones y cuya aceleración resultaba asombrosa, compensaban de algún modo la carencia de cañón integrado, su exigua maniobrabilidad y algunas otras de sus deficiencias.

El F-4 ostentó la superación 16 marcas mundiales, entre las que se incluyen la de velocidad máxima, altitud absoluta y capacidad de carga. Fue el responsable de que cinco pilotos posean el estatus de as durante la Guerra de Vietnam surcado los cielos a los mandos de la bestia y destacando por sus capacidades como bombardero, caza de ataque aéreo y de reconocimiento.

Siguió en servicio durante las dos siguientes décadas de intermitente Guerra Fría y hasta tuvo cierto protagonismo en el conflicto del Golfo Pérsico.  En 1996 llegó el momento de su retiro, el último año en que el “ladrillo volante”sobrevolaría los cielos norteamericanos ya que, aunque el viejo F-4 sigue volando, no lo hace en el país en que lo vio nacer.

El  F-4 Phantom es, ha sido y será una aeronave de inconfundible idiosincrasia, la cual una vez despegaba elevando el morro y poniéndose salvaje, se erigía como la bestia capaz de establecer diferentes récords mundiales gobernando los cielos beligerantes y a la que no se podía detener.

Autor: Wilson Hui F-X Fourth Generation Fighter Jets – F-18 F-16 F-15

Su presencia, su fantasmagórica esencia quedará impregnada en sus sucesores F-15, F-16 y F-18 que, aunque más capaces, seguirán rindiéndose a la magnitud de una aeronave cuya retirada definitiva marcó la que será una de las más largas carreras para un avión militar y lo convirtió en leyenda.

Siempre será un mito, feo pero irrepetible, cuya carrera legendaria daba comienzo sobre Vietnam dominando los cielos hasta el final de la Guerra Fría y en numerosas fuerzas aéreas, incluyendo la española. Con suerte, uno de los muchos supersónicos F-4 Phantom II ha encontrado su sitio cerca del que fuera su hogar cuando sirvió en el Ala 12 de la Base de Torrejón de Ardoz, en los escuadrones 121, 122 y 123, instalándose en la rotonda que da acceso al Puente del Arco de la misma ciudad, y desde la cual, será siempre admirado.

Sobre gustos no hay nada escrito, pero lo cierto es que el F-4 posee un atractivo universalmente reconocido. No sabremos si el secreto radica en su belleza interior, lo cierto es que el Phantom cuenta con el atractivo de una actitud magnética más allá del fuselaje, capaz de enamorar a cualquier piloto a los mandos de este feo pero irresistible, transmitiéndole una seguridad en sí mismo y confianza que le hace volar más allá.

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