Privatización "interruptus"
(LA RAZON/R. L. Vargas.) 2 de diciembre de 2013.- Doce y ni una más. Ésas son las torres de control que están gestionadas en este momento por el sector privado y ése seguirá siendo su número en un futuro inmediato. Al menos, este es el deseo de la ministra de Fomento, Ana Pastor, que no se plantea seguir adelante con el proceso privatizador que abrió en 2010 su antecesor en el cargo, José Blanco. La idea inicial del ministro socialista era que, si el modelo arrojaba resultados satisfactorios, se extendiese a otros aeródromos de la red pública de AENA.
Sin embargo, según han explicado fuentes del sector a este periódico, Pastor no contempla ampliar el modelo a otros aeródromos tanto por motivos económicos como por modelo de gestión.
Ahorro
Cuando José Blanco lanzó el plan, uno de los principales argumentos que esgrimió para defenderlo fue el del ahorro económico que iba a representar para el gestor público, lastrado por una abultada deuda que supera los 12.000 millones de euros.
Las compañías privadas Ferronats y Saerco se hicieron en 2011, un par de meses antes de la salida del PSOE del Gobierno, con la gestión del control de torre en los aeropuertos de Alicante, Valencia, Ibiza, Sabadell, Sevilla, Jerez, Cuatro Vientos, Vigo, La Coruña, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma. Los servicios transferidos son los de aproximación a los aeropuertos, la asistencia en los despegues y aterrizajes y el carreteo por las pistas hasta o desde las zonas de aparcamiento.
Para ello, firmaron con el Ministerio un contrato por cinco años, prorrogable por uno más, por 18,1 millones de euros. Sin embargo, las fuentes consultadas aseguran que en el Ministerio de Fomento no están tan convencidos de las presuntas virtudes económicas del acuerdo y que los números no les acaban de cuadrar.
Pero al margen de cuestiones económicas, lo que de verdad inclina a Fomento a mantener el «statu quo» en el resto de torres no privatizadas es su preferencia por mantener el servicio del control aéreo en manos públicas al considerarlo esencial para el país.
De hecho, el propio proceso de privatización del gestor aeroportuario, que previsiblemente se pondrá en marcha el próximo ejercicio, avanza en esta dirección. El Gobierno ha optado por un modelo que le permita hacer caja para reducir su elevada deuda y, al mismo tiempo, mantener el control sobre la compañía.
Nadie con más del 10%
Según los detalles que han trascendido hasta ahora, el Estado seguirá siendo el principal accionista de AENA, pues retendrá el 40% de su capital, y venderá el 60% restante en dos tramos: primero colocará el 30% del capital entre tres y cinco inversores de referencia para crear un núcleo duro, pero sin que ninguno de ellos tenga una participación en el capital que supere el 10%. En una segunda fase, sacará a bolsa el 30% del capital restante que pretende privatizar.
El que al Ministerio de Fomento no le estén convenciendo los resultados económicos logrados con la privatización de las doce torres de control ya adjudicadas no implica en modo alguno que se plantee recuperarlas de forma inmediata.
Como explican las fuentes consultadas, una decisión de este tipo introduciría un elemento de inseguridad jurídica que, en un momento como el actual, con la privatización de AENA en marcha, no sería para nada beneficiosa de cara a atraer a posibles inversiones internacionales.
Lo que sí han expresado algunos directivos del gestor aeroportuario estatal es su voluntad de recuperar el control de las torres privatizadas una vez que finalice el periodo por el que han sido adjudicadas.