Barcelona, SP.- 360 son los vigilantes de seguridad que se encargan de los 13 puntos de control o filtrado de los pasajeros del 2º aeropuerto de España. Son trabajadores de la empresa Eulen, a la que Aena ha adjudicado por 23 millones de euros durante dos años el primer control de la security con la que accederán los más de 44,1 millones que embarcarán en vuelos desde este aeropuerto a medio mundo. Su labor por tanto es la que trata de garantizar-al 100% el hacer seguro el transporte de una población equivalente a la de toda España, evitando en medio de los distintos grados de amenazas terroristas que cualquier tipo de amenaza ponga en riesgo la seguridad de pasajeros y tripulaciones de varios cientos de miles de vuelos al año. Esa es su crítica labor preventiva.
Anteriormente, hace un año que se adjudicó a Eulen, la empresa Prosegur realizaba esa tarea pagando 1.300 € mensuales a sus trabajadores, que pasaron a una media de 1.100 para los de Eulen, incluyendo todo tipo de bonificaciones inimaginables. Los «nuevos» trabajadores de Eulen que reforzarían a los que ya están, y que los trabajadores cifran en más de 100 los necesarios, percibirían por jornadas que los sindicatos convocantes de los paros (Sindicato de Trabajadores de la Seguridad Privada) PROU y AD, entorno a 900€ mensuales, acercándose al salario mínimo interprofesional, por jornadas que en algunos casos llegan a las 16 horas. Estas horas extras se hacen casi obligatorias para cumplir con el servicio que les ha sido adjudicado por Aena. Los trabajadores por Ley deben rotar continuamente de sus posiciones, teniendo en cuenta además de los criterios de seguridad, su continuación exposición a los Rayos X de los arcos por ejemplo…
Los trabajadores creen que Aena tiene responsabilidad ya que ha licitado a la baja con esta adjudicación de 23 millones, es decir 11,5 millones/año este servicio. Esto supone por cada trabajador 31.944,44€ brutos/año los que percibe Eulen de Aena. Si hacemos el simple cálculo, tenemos que mensualmente Eulen percibe 2.662,03€ por cada uno de sus 360 trabajadores en El Prat. Es decir que la empresa grosso modo tiene un margen por trabajador de 1562€ aproximadamente, entre el importe neto percibido por éstos, y lo adjudicado por el servicio. Y aquí es donde Eulen funciona como intermediario a modo de una ETT en este negociejo. Si la base de cotización sube, pues el margen bruto disminuye evidentemente. Los trabajadores señalan que con esta adjudicación a la baja, simplemente no hay margen, y de ahí el conflicto. O se paga misérrimamente a los vigilantes, o se contratan en condiciones paupérrimas a más efectivos. Y estos son los números con los que Eulen se mueve, llegando al punto crítico de la falta de margen prácticamente si los que se devenga a los trabajadores fuera lo que se pagaba cuando Prosegur realizaba esta labor. No hay más. Faltan millones, en la cantidad ofertada para poder materializar la adjudicación.
Pero los trabajadores independientemente de reivindicar unos salarios mínimamente aceptables o justos por la responsabilidad que adquieren entre otras cosas, también vuelven a algo más preocupante aún como es que denuncian FALTA DE FORMACIÓN, lo que puede incidir en que la CADENA DE LA SECURITY se rompa, y por lo tanto sea más vulnerable el sistema para garantizar la SAFETY a bordo. Un sólo error puede significar una gran tragedia en un momento en el que las amenazas afloran como setas.
Además no se cubren ni las bajas laborales, ni las vacaciones por lo que el estrés o la fatiga, que también la hay en el lado tierra, suponen de nuevo una amenaza cierta a la security y por lo tanto a la safety. 30 excedencias y 35 bajas médicas en el último año son la consecuencia de todo esto, según los propios trabajadores.
Aunque en principio Aena dijo lo de siempre que el conflicto lo era entre una empresa privada y sus trabajadores, finalmente se ha visto obligada a intermediar, y por lo tanto a aceptar el nivel de responsabilidad por su adjudicación a la baja que pueda tener en todo esto. El Gobierno además ha impuesto un 90% de servicios mínimos ante el anuncio de huelga, lo que en definitiva suprime legalmente el derecho a huelga de estos trabajadores.
La precarización laboral de los trabajadores es el método imperante en este y en tantos otros sectores. La diferencia es que cuando Aena, no era Aena S.A., las explicaciones debían dárselas únicamente a Fomento y al Gobierno si algo funcionaba mal. Pero ahora esas explicaciones las exigen el 49% del accionariado, incluido por ejemplo el Lord de TCI, y sobre todo, la preocupación no lo es tanto por la imagen de mal servicio público que se presta en nuestros aeropuertos, sino la pérdida de cotización de este mismo lunes en la Bolsa… Aunque visto lo visto, y estando donde está la acción de Aena, hay margen. Pero un agujero en la security puede romper toda esta baraja, y tras esas remuneraciones del tercer mundo, nos encontramos en un escenario donde un error en la cadena de la security en nuestros aeropuertos, puede provocar que todo el sistema se vea perjudicado y sobre todo, que la credibilidad de nuestra seguridad como pasajeros se vea afectada de manera irreparable. Esto es lo que nos jugamos con los experimentos y la especulación con el trabajo y los trabajadores.