Los ministros de Transporte de la Unión Europea no lograron hoy una posición común sobre el uso de los escáneres corporales para reforzar la seguridad en los aeropuertos, tal y como pretendía la presidencia española. El vicepresidente de la Comisión y responsable de Transportes, Siim Kallas, admitió que "no hay un entusiasmo unánime" entre los 27 sobre la utilización de este instrumento y dijo que todavía no sabe si presentará una propuesta legislativa para armonizar su uso en toda la UE.
Kallas expuso a los ministros el informe que ha elaborado a petición de la Eurocámara y cuya conclusión es que los escáneres corporales representan un método "fiable y eficaz" para detectar objetos peligrosos. El estudio no ve riesgos graves para la salud o la protección de datos de los pasajeros si se emplean correctamente, aunque aboga por establecer normas comunes en toda la UE que aseguren a los ciudadanos los mismos derechos y garantías en todo el espacio comunitario.
El vicepresidente de la Comisión reiteró que el uso de los escáneres es una "decisión voluntaria" de los aeropuertos y de los Estados miembros pero defendió que si se recurre a este instrumento "deben seguirse ciertas reglas sobre salud y privacidad". En todo caso, indicó que no hay nada "más humillante" para la privacidad que los controles manuales y abogó por "soluciones técnicas cómodas y rápidas" para sustituirlos.
Al ser preguntado por cuándo presentará el Ejecutivo comunitario una propuesta legislativa para armonizar el uso de los escáneres corporales, Kallas dijo que debe haber más debates en la Eurocámara y en los Estados miembros y apuntó que "quizá en la segunda mitad del año" Bruselas trabaje en un texto normativo.
Países como Reino Unido, Países Bajos, Francia e Italia ya han recurrido a este tipo de sistemas tras el intento de atentado terrorista en un vuelo entre Amsterdam y Detroit las pasadas navidades. Pero persisten las dudas, sobre todo porque, en el estado actual de la tecnología, su coste es inasumible si se quieren implantar en todos los aeropuertos, según explicaron fuentes diplomáticas.
NUBE DE CENIZA.
Los ministros de Transportes de los Veintisiete discutieron también sobre la respuesta de la UE a las consecuencias que sobre el tráfico aéreo tuvo la nube de ceniza volcánica provocada por la erupción del volcán islandés Eyjafjalla a mediados de abril y se comprometieron de nuevo a acelerar el proyecto de 'cielo único europeo' para mejorar la gestión del tráfico. Más de 100.000 vuelos resultaron cancelados y alrededor de 10 millones de pasajeros se quedaron en tierra.
"Nos hemos felicitado todos por la respuesta que ha dado la UE, por los avances en materia de cielo único, en materia de los mecanismos que van a coordinar la implantación del cielo único y por tanto la aceleración de ese proceso", explicó el ministro de Fomento, José Blanco, que dirigió la última reunión del Consejo de Transportes de la UE bajo presidencia española.
"Debemos avanzar con el proyecto de cielo único para armonizar la gestión del tráfico aéreo en la UE, que tiene ventajas sustanciales en comparación con el sistema actual", dijo por su parte Kallas. La UE quiere llevar sus decisiones sobre valores límite sobre el riesgo de la ceniza volcánica a la reunión de la Organización Internacional de la Aviación Civil que se celebrará en septiembre para que se generalicen también a nivel internacional.
Pese a que la Comisión anunció entonces que permitiría a los Estados miembros compensar a las compañías aéreas por las pérdidas sufridas por la nube volcánica, hasta ahora ningún Gobierno de la UE ha pedido a Bruselas autorización para estas ayudas. Blanco anunció este martes que España no compensará a las aerolíneas afectadas.
En todo caso, el ministro de Fomento afirmó que "no hay una posición común sobre las ayudas de Estado, que es una decisión de cada país", aunque dejó claro que "todo el mundo entiende que en estos momentos hay una dificultad extrema por parte del conjunto de los países de la UE" para asistir a las aerolíneas debido a la crisis económica.
No obstante, el Ejecutivo comunitario tiene previsto modificar a finales de año la norma de la UE que protege a los pasajeros aéreos tras las quejas recibidas por las compañías aéreas. La norma en cuestión obliga a las aerolíneas, incluso en circunstancias extraordinarias que escapen a su control, a devolver a los pasajeros el precio del billete o a buscar una ruta alternativa, en cuyo caso deben facilitar además alojamiento y comida.
Bruselas considera que no se habían previsto crisis como la de la nube de ceniza volcánica y quiere estudiar cómo mantener la protección de los pasajeros y que al mismo tiempo ello resulte "aceptable" para las aerolíneas, según las fuentes.