SP.- Este año (2017), el 20 de agosto y el 5 de septiembre, tendrá lugar el 40º aniversario de un acontecimiento científico histórico espectacular, que comenzó con el lanzamiento de las sondas espaciales gemelas Voyager 1 & 2 (Viajero 1 y 2).
La naturaleza, normalmente no desvela sus secretos fácilmente, hay que arrancárselos con mucho esfuerzo, imaginación, sacrificio y algún que otro fracaso. Por esta misma razón cuando se da un éxito como este, hay que airearlo.
Costó descubrir que la Tierra era redonda y no plana como muchos creían. A Galileo tampoco se lo pusieron fácil tras demostrar que nuestro planeta no era el centro del universo, sino que somos nosotros los que giramos alrededor del Sol.
Hubo que esperar bastante hasta que los rusos descubrieron en 1957 que se podían poner satélites artificiales orbitando nuestro planeta, y poco después que los seres vivos podían salir al espacio exterior y regresar sanos y salvos.
Fueron los americanos en 1969, no sin dificultades y dejando alguna victima por el camino, quienes pusieron por primera vez los pies en la Luna, dejando seis laboratorios (1 EASEP & 5 ALSEP) y dos orbitadores (P&FS), que estuvieron enviando datos durante años para un mejor conocimiento del nuevo espacio conquistado.
Hasta entonces, nos habíamos tenido que conformar con observar los cuerpos celestes desde la Tierra. Ahora comenzaba una nueva era, la era de dar el salto alespacio exterior y poder observar todos esos objetos celestes de los que ya teníamos conocimiento de su existencia, acercarnos a ellos y arrancar poco a poco los secretos guardados, algunos por millones de años.
El Voyager 2 fue lanzado por la NASA el 20 de agosto de 1977, y su hermano gemelo el Voyager 1 lo fue el 5 de septiembre del mismo año, con el objetivo de visitar las proximidades de nuestros planetas exteriores. En este largo viaje conocido como “The Grand Tour”, se aprovechó una circunstancia que solamente se da cada 175 años aproximadamente, es decir, la alineación favorable de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, para poder husmear de cerca a estos gigantes y sus alrededores de un tirón y continuar después por caminos divergentes, Voyager 1 por encima de la eclíptica y Voyager 2 por debajo, alejándose de nuestro sistema solar y adentrándose en un territorio cósmico inexplorado.
Actualmente, por muy increíble que parezca, 40 años después de su lanzamiento y a pesar de estar el Voyager 1 ya en el espacio interestelar y el 2 saliendo del límite de la influencia del viento solar (Heliopausa), aún siguen vivos y enviando valiosos datos científicos. En la actualidad estas naves están situadas a una distancia de varios miles de millones de kilómetros de nuestro planeta comportándose como campeones.
El seguimiento se realiza desde las estaciones de la red DSN (Deep Space Network); Goldstone en EE.UU. (GDSCC). Canberra en Australia (CDSCC) y Robledo de Chavela en España(MDSCC). Una de las razones por lo que aun se las puede seguir es porque estas naves están alimentadas por tres generadores termonucleares de Plutonio 238 cada una, conocidos por sus siglas en inglés RTG (Radioisotope Thermoelectric Generator), suministrando un total de 470 W. (al comienzo de la misión), potencia que va disminuyendo cada año aproximadamente entre 5 W. y 7W. por la desintegración natural del Plutonio y la degradación de los termopares.
Esta misión ha batido varios récords; Voyager 1 después de visitar de cerca Júpiter y Saturno enviando fielmente sus hallazgos, fue la primera en entrar en el espacio interestelar. Voyager 2 visitó por primera vez los cuatro planetas exteriores, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, descubriendo volcanes activos en el satélite de Júpiter Io, evidencias de grandes masas de agua subterránea en otro satélite de Júpiter Europa, atmosfera en la luna de Saturno Titán, descubrió una nueva luna de Urano Miranda, o los géiseres de la luna de Neptuno Tritón, continuando después hacia el espacio interestelar ayudando a un mejor conocimiento de los límites y fenómenos en la frontera entre el espacio bajo la influencia de nuestro sistema solar y el interestelar.
No quiero aburrir a nadie con mucha información de estas dos sondas espaciales porque en Internet se pueden obtener datos con todo lujo de detalles, de fuentes como JPL (Jet Propulsion laboratory), en Pasadena, California, que es el centro que fabricó estas dos maravillas y el responsable de dirigir la mayor red de investigación del espacio profundo a nivel mundial, conocida como DSN y a la cual pertenece la estación de seguimiento ubicada en el termino municipal de Robledo de Chavela, MDSCC (Madrid Deep Space Communication Complex) junto con las otras dos antes mencionadas, una en los EE.UU. y la otra en Australia.
Si alguien no se ha dormido aun leyendo este artículo y desea más detalles curiosos sobre este proyecto, recomiendo el enlace mostrado a continuación que nos llevará a una descripción muy digerible hecha por JPL/NASA de esta aventura.
https://www.jpl.nasa.gov/voyager/mission/did-you-know/
Vuelvo a recordar que la ampliación del conocimiento en cualquier área no es gratis, detrás de esta noticia hay una un buen número de científicos, ingenieros, personal de la red de seguimiento, mantenedores y gente de operaciones etc. muchos de ellos haciendo turnos, no importando si es un festivo o un laborable, día o noche, haga sol o caigan chuzos de punta, ahí están durante todos los días del año al pie del cañón. Este es uno de los muchos proyectos que se llevan a cabo en la red de seguimiento DSN y este es parte del trabajo que se hace en un lugar privilegiado, conocido como MDSCC (Madrid Deep Space Communications Complex) y que tenemos la gran suerte de que está ubicado precisamente en nuestro país.
J.M.M.C.