Hay cuatro aeropuertos fuera de la red de AENA con un futuro poco o nada prometedor. Se trata de las instalaciones de Ciudad Real, Lleida, Castellón y Murcia. Se construyeron al amparo de sus gobiernos autonómicos, en ocasiones de la mano de empresas privadas, pero la crisis de las aerolíneas y probablemente su dudosa ubicación les ha llevado a languidecer sin prácticamente aviones ni compañías. (Cristina Buesa/EL PERIODICO)
En Ciudad Real, y a pesar de haber invertido alrededor de 1.000 millones de euros, solo se dedican ya al transporte de mercancías. Lleida ve como semana a semana se anuncia la desaparición de alguna de las rutas existentes y la negociación abierta entre la Generalitat y Ryanair la ha convertido en moneda de cambio. Los últimos son Castellón y Murcia.
Hoy se tenían que comenzar las primeras visitas organizadas al aeropuerto de Castellón, ubicado a unos 30 kilómetros de la capital. Ideado hace más de una década por el presidente de la diputación, Carlos Fabra, que el pasado 25 de marzo decidió inaugurarlo a pesar de que carece de permisos. Hasta dentro de dos semanas no está previsto que remitan la documentación al Ministerio de Fomento y comience la cuenta atrás –que durará como mínimo cuatro o seis meses–. No obstante, la Junta Electoral denegó ayer los permisos para que se realizaran esos recorridos guiados.
En Murcia están en una situación similar. El Gobierno autonómico ha impulsado otro aeropuerto alternativo a la base de San Javier pero también carece de las autorizaciones preceptivas. Además, algunas fuentes sostienen que no habrá suficiente masa crítica para que se sustenten ambas instalaciones.