Madrid, SP, 23 de marzo de 2015.- La ciudadanía debe saber en primer lugar que lo que está sucediendo con el colectivo de los controladores aéreos españoles, es tan grave, como lamentablemente peligroso. El ambiente es tenso, y evidentemente eso es imposible que no trascienda, por muy profesionalmente que se les perfile cuando se incorporan a frecuencia, al trabajo diario. El problema ahora es evidentemente organizacional, de la organización llamada ENAIRE, y además está el agravante de que la presión a la que se les está sometiendo a sabiendas, a estos profesionales no tiene explicación lógica alguna en estos momentos, salvo alguna explicación político-psicológica que tanto se les escapa a ellos, como a nosotros mismos que simplemente tomamos nota de ello. Resulta incomprensible. Además esto está sucediendo de forma sistemática ultimamente no sólo con este colectivo, que arrastra más de 4 años de incertidumbres y sobresaltos. Esto sucede con otros colectivos que son tambien eslabones de la cadena de seguridad, ATSEP, bomberos, TPOs, etc… Tanto va el cántaro a la fuente…, que resulta inconcebible como se acerca al trágico precipicio a las personas que tienen como labor diaria que el tráfico aéreo se desarrolle (siempre por este orden) con SEGURIDAD, ORDEN Y EFICIENCIA. La cadena de despropósitos en las relaciones laborales, sin Norte, sin sentido, sin forma humana de ser comprendido, aboca a la seria preocupación de los que tenemos tambien la sagrada labor de escribir sobre lo que vemos, oímos, … y finalmente callamos en aras a que la opinón pública no se alarme por encima de lo que es capaz de digerir. Mañana los controladores aéreos están llamados a refrendar o no una serie de paros parciales, que en un increíble ejercicio de responsabilidad y de contención, mucho nos tememos que no va a cambiar las cosas por sí mismo. Ana Pastor debe intervenir. Ana Pastor tiene como responsabilidad intervenir. Ana Pastor tiene que poner orden. No sólo respecto a los controladores aéreos, sino respecto a todos y cada uno de los colectivos que están seriamente afectados, y por lo tanto, en esta caótica situación de desmotivación profesional, son susceptibles de cometer un error inducido directamente por la amenaza que supone el descontrol organizacional en el mayor operador mundial de aeropuertos ENAIRE.
ENAIRE que sigue siendo una empresa pública, está manteniendo un pulso en sus relaciones laborales que afecta al factor humano que debe realizar su tarea, al menos, dentro de los parámetros normales en cualquier relación laboral que se precie. Hemos asistido ultimamente a algunos juicios en los que las represalias eran tan manifiestamente injustas, que resulta muy difícil imaginar cómo los profesionales tienen el aguante que están demostrando, por encima de que la situación laboral general sea lo nefasta que es. Hemos visto Expedientes abiertos desde por entonar canciones de despedida en frecuencia, como por notificar un incidente aéreo en una pista obstaculizándola. Hemos visto como trabajadores eran sancionados por exigir por escrito una orden que a su modo de entender estaba excediendo sus competencias, entrenamiento y capacitación profesional. Jefes de Sala relevados por opinar en Twitter o controladores sancionados tras un archivo judicial.
Sra. Pastor, sin ahondar más en el fondo político que juega su partido con una industria cuyo valor más sagrado debería ser la seguridad del pasajero, un observador imparcial que observe esta situación no puede por menos que preocuparse seriamente por ella. Su responsabiilidad, sagrada responsabilidad como máxima responsable de ese Ministerio, es sin duda parar esta gran locura que supone que los pasajeros estén expuestos por cuestiones laborales a que un error humano inducido acabe de la peor manera posible. Quizás Vd.desconozca que el 3D de 2010 justo antes de que la situación ya no tuviera marcha atrás, un «crujido», una pérdida de separación mínima entre dos aeronaves estuvo apunto de causar una auténtica tragedia encima de Madrid, cuando un helicóptero y un avión comercial estuvieron a un tris de colisonar en el aire. Aquello, que en este medio silenciamos por según nuestro criterio responsabilidad, aunque luego se conoció, fue el punto de ignición de todos los sucesos posteriores, que según 20 juzgados apuntan a los responsables de la situación entonces, ubicados en despachos del Paseo de la Castellana 67 y otros edificios públicos de la entonces AENA. Ese mismo año 47 cuasicolisiones se habían producido en el espacio aéreo español. A día de hoy además de no haber nadie explicado cómo eso fue posible, ya existían los gérmenes que hoy se han convertido en una enfermedad crónica profesional en muchos casos. La tendencia que se está claramente marcando, minusvalorando de una manera absolutamente irresponsable el factor humano, factor que contribuye en la gran mayoría de los accidentes que se producen en aviación es tan clara, como alarmante.
Aproveche Vd. la increíble oportunidad que la inmensa paciencia de los distintos colectivos que trabajan a diario en ENAIRE de forma irreprochablemente profesional, para de forma «trasparente» recabar el feedback de su actual situación laboral. Hágalo sin filtros. Hágalo Vd. misma de forma personal. Y verá como todos y cada uno de estos colectivos le pueden trasmitir la verdad de lo que está sucediendo en ENAIRE. No tenga miedo a que le cuenten cúal es la situación real que se está viviendo. Es la única manera de que tras su análisis situacional Vd. actúe. Si es que aún le quedan fuerzas tras estos tres años para hacerlo. Si no es así, si ya no le acompañan las fuerzas, imagínese el estado de profesionales que llevan más de cuatro años con la soga al cuello, realizando increíbles geometrías con tubos llenos de personas a diario, como Vd. misma comprobaba el pasado 24 de diciembre en la TWR Norte de Barajas, y plantéese seriamente solucionarlo o dejar paso a otra persona que sea capaz de hacerlo. La situación no ha mejorado desde el 3D2010. Ha empeorado, puesto que los números que a Vd. le presentan no reflejan el día a día de lo que estas personas, pues tambien lo son, vienen soportando desde hace años. Los crecientes números de tráfico aéreo en España, objetivamente una buena noticia para la economía de nuestro país, pueden oscurecerse de golpe si la tendencia que se marca por la contínua degradación de las condiciones en las que el factor humano ejerce su labor, llegan al error fatal final. Ojalá nos estemos equivocando.