Alba Sanz/Aviación Digital, Sp.- En un momento en el que la transición ecológica atraviesa uno de sus episodios más importantes en el sector de la aviación, las empresas tecnológicas cada vez dan pasos más agigantados en pro de dar con soluciones que consigan poner fin a la emisión de gases de carbono a la atmósfera.
Ya conocemos la paulatina inserción de los combustibles ecológicos en el transporte aéreo como medida que puede frenar sustancialmente esta emisión, así como el uso de hidrógeno para este tipo de combustible. Sin embargo, el diseño de las aeronaves, algo que no es tan conocido, cada vez va ocupando más espacio en las empresas tecnológicas como otra solución alternativa que puede paliar esta situación.
Así, la NASA, Lockheed Martin y otras empresas, además de Universidades, están explorando los potenciales beneficios que podrían tener cambiar la configuración del avión, que hasta este momento ha estado compuesto por un ala de gran alargamiento, un estabilizador horizontal y uno vertical, situados en la parte posterior del fuselaje.
En este sentido, existen diversos estudios que se enmarcan en configuraciones muy novedosas como es el caso de joined-wing, ala volante o box-wing. Sin embargo, una de las principales barreras es que estos diseños suponen un cambio muy drástico en la configuración del avión, lo que hace que los principales fabricantes no se hayan animados a protagonizar estos proyectos a corto plazo debido a su gran complejidad en el diseño y la posterior fabricación.
Sin embargo, con el fin de que estas configuraciones en la aviación sean más viables por parte de los fabricantes, el grupo de investigación de Diseño Conceptual de Aviones y Drones (DCAD) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en España, actualmente está investigando una serie de configuraciones que no suponen un cambio tan drástico en el diseño pero que, igualmente, puedan reducir las emisiones de C02. De esta forma, el grupo de investigación está considerando diseñar configuraciones no convencionales que actúen solamente en la cola del avión, pudiendo así aprovechar la mayoría de los procedimientos y técnicas que utilizan los fabricantes actualmente.
En el estudio más reciente llevado a cabo por el grupo de investigación, bajo el nombre de “Design Process and Environmental Impact of Unconventional Tail Airliners”, se ha presentado este tipo de diseño respetando la normativa de certificación aplicable, como las herramientas para evaluar el impacto que tendría en el consumo de combustible y en la emisión de gases contaminantes, teniendo como base un avión convencional para el que se le ha diseñado una cola en V.
De acuerdo con el estudio, los resultados son prometedores. Si se tiene en cuenta este tipo de diseño, se conseguiría llevar a cabo un ahorro de combustible inferior al 1% y reducciones de emisiones de Co2 y de óxidos de nitrógeno de casi un 2%, lo que indican que el diseño de las aeronaves se debe de considerar de cara a la transición ecológica en la aviación. Dichos resultados ya se han publicado en la revista académica Aerospace.
Ante estos resultados, el investigador participante del proyecto, Alejandro Sánchez Carmona, ha señalado que “lo más trascendental del trabajo es la metodología empleada para alcanzar los resultados, que puede ser reproducida para muchas otras configuraciones de cola no convencional. Esta metodología puede ayudar a los fabricantes a realizar estudios comparativos entre diferentes configuraciones para analizar los potenciales beneficios en etapas de diseño conceptual”.