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El estado mental de los pilotos, y otros eslabones de la cadena de seguridad

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Guadalajara, SP, 6 de abril de 2015.Quizás una de las frases más gloriosas que se pueden leer para centrar algo el estúpido (por lo poco sólido me señalan los profesionales de la psicología) debate entorno al copiloto del vuelo 4U9525 (disculpen que no emplee el término tabú), pero sinceramente no creo que contribuya a nada bueno por aquello del «Aprendizaje Vicario» que señalan los psicólogos, tuve la oportunidad de leerla en un libro titulado «Segundos para el desastre«, que presentó Ray Ronan, Comandante de A320, Instructor y periodista, en Madrid, y que escribió junto al periodista y especialista en la simulación de vuelo comercial, Glenn Meade. En el capítulo 3 habla de «El estado mental de los pilotos» (Cuando las cosas no van bien en la cabina) y en el 4, «Cabina de vuelo, drogas y grabadores de voz» (Pilotos con instintos suicidas). La frase reza así: «El caso es que los pilotos son seres humanos. Cuando se cortan sangran como cualquier otra persona», y continúa «La gran mayoría son hombres y mujeres muy profesionales. Algunos incluso han demostrado un desmesurado coraje, heroísmo,capacidad, tenacidad, habilidad, protegiendo la vida de sus pasajeros en incidentes de aviación catastróficos…» Les recomiendo la lectura de este libro. La contraportada la ocupan unas palabras de la presidenta de la AVJK5022 en la versión española.

Este curioso trabajo de Meade/Ronan pone en el capítulo sobre «El estado mental de los pilotos» de forma irónica las palabras de Robin Williams, interpretando el papel de un Comandante, y dirigiéndose a los pasajeros a los que traslada sus problemas personales.

Pero más adelante, llamó mi atención al releerlo algo que denominan el «Embrutecimiento de la Aviación», que esta industria ha sufrido en estos años. Habla del recorte salarial, pero sobre todo, llama la atención cómo señalan el recorte de los entrenamientos o su reducción. «Los requisitos de experiencia como piloto al mando-los estándares necesarios para adquirir el rango de Comandante- han sido en cocasiones reducidos drásticamente debido al deseo de algunas aerolíneas de tener Comandantes más jóvenes, baratos y consecuentemente con menos experiencia...». Preocupante cuando menos.

Habla de pilotos norteamericanos que tienen por lo bajo de su salario acceso a cartillas de racionamiento, británicos que viven en remolques inmundos en los alrededores de los aeropuertos, y recuerdo pilotos españoles, creo que en la zona precisamente de Barcelona, donde unas fotos mostraban los inmundos lugares en los que hacían su «rest». Sentencian magnificamente cuando señalan que «La vida, según parece, es a veces casi tan barata como los billetes de bajo coste que muchos pasajeros tratan de encontrar».

Tambien señalan en su libro que según BALPA, un estudio en la aerolínea Easyjet, que por cierto en numerosas ocasiones los profesionales nos la han puesto como ejemplo de lo que debe ser una compañía por sus estándares, yo lo creo, señalaban que habían encontrado niveles reportados de fatiga, problemas de sueño, ansiedad y depresión más altos de los que se pueden esperar en la población en general.

Señalan que la fatiga mental y física, junto con largas jornada y un exceso de trabajo, han conducido a confusión y errores en cabina…, lo que además ha conllevado en algunos casos a accidentes fatales. Y señalaban que el suicidio ha sido tambien cometido en las cabinas por pilotos estresados y mentalmente inestables. Aunque el público en general lo desconocía mayoritariamente.

La alta competencia de la mayoría de los pilotos, muy entrenados, ayudan a prevenir los accidentes en lugar de crearlos. Pero no se puede perder de vista, como señalan habilmente los autores, la impredictibilidad del ser humano. Pero ponen el dedo en lo que si se puede prevenir y predecir para la mejora de la aviación. Y señalan a los pilotos que no tienen escrúpulos en saltarse las normas, los que falsifican sus horas de vuelo, las falsedades en declaración de horas como Comandante, etc… todo ello para conseguir un trabajo. Para controlar todo esto están los órganos de supervisión, los inspectores. Aquí es donde tienen su gran aliado la mayoría de los pilotos que cumplen escrupulosamente normas, y declaran realmente lo volado a izquierda o derecha del cockpit. Pero la confianza se sustenta en la propia voluntad, y además en una supervisión eficazmente sagrada.

Un comandante retirado, hoy en día abogado especializado en accidentes aéreos, John Greaves señala en este magnífico trabajo «Las compañías están promocionando pilotos a comandantes que no tenían derecho a serlo». Termina el capítulo indicando «Sin embargo, como los acontecimientos del 11 de septiembre nos mostraron, a veces los locos, los malos y los verdaderamente peligrosos pueden colarse a través de los filtros de seguridad…» Otras veces esos filtros de seguridad deben ser los que se corrijan. ¿A que sí?

Nos hemos centrado en los pilotos. Pero la cadena de la seguridad aérea es enormemente larga, pues son muchos los oficios y profesiones que intervienen y garantizan la seguridad de esa operación aérea. En esa cadena tambien están las organizaciones, instituciones, personas con responsabilidades, etc… El último eslabón no deja ver al primero en muchas ocasiones. El sector en general está «embrutecido», en España quizás todavía lo esté más que en los países a los que queremos parecernos algo. Y debe ser como en tantas ocasiones la exigencia inalterable de la propia Sociedad la que reclame antes de manifestarse la falta de seguridad, que los eslabones que componen esa cadena, todos ellos, estén en condiciones de moverse con garantías. La indolencia social es tambien una amenaza, más seria, más profunda y más dificilmente modificable si cabe, que un concreto número de pilotos, enormemente pequeño, que no deberían ponerse jamás a los mandos de un avión. No sólo de pasajeros, por cierto…

Jamás olvidaré como la voz de una controladora sollozaba aquel fatídico día y reconocía que estaba en frecuencia mientras lo hacía, llorar, impotente ante el estado de cosas que a su alrededor se desarrollaban, y no tenía ningún asidero al que agarrarse en aquellos insostenibles momentos… Cuando alguien pide ayuda, y no se le puede dar, ese Sistema ya ha fallado.

Abraza a tú piloto, a tú TMA, a tú ATSEP, a tú controlador aéreo, a tú… Pues tú seguridad está tambien en manos de que su estado mental sea el idóneo. Esta es la lectura y reflexión que como Sociedad nos debemos hacer. Abraza la cadena completa que tú estás sosteniendo cuando eres pasajero. Cuestionar las perversas y mezquinas intenciones que se esconden cuando demandan más seguridad es esconder el problema. Y ese si que es ya tú problema.

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