El ministro de Fomento, José Blanco, se ha reafirmado hoy miércoles en su "sospecha" de que las numerosas bajas de los controladores aéreos corresponden a una estrategia premeditada, habida cuenta de que, según recalcó, el propio sindicato que agrupa a este colectivo ha asegurado que "los problemas desaparecerían" en el momento en el que se firme un convenio colectivo.
"Parece como si la enfermedad tuviera que ver con el convenio, lo cual es una demostración de la sospecha que yo tengo de que esto está organizado", comentó Blanco en los pasillos del Congreso de los Diputados.
En este contexto, el responsable de Fomento garantizó que su departamento mantiene "la voluntad de dialogar para poder tener un convenido de forma rápida", dado que parece que "la no existencia del convenio es la causa del estrés".
EL ESTRES INHABILITA PARA TRABAJAR
Eso sí, subrayó que este diálogo debe desarrollarse en el marco de la nueva ley. "De acuerdo con sus condiciones podemos avanzar y acordar; desde luego lo que no vamos a hacer es cuestionar lo establecido de forma casi unánime por el Parlamento", advirtió.
Además, Blanco avisó de que el Gobierno también está "dispuesto" a que "aquellas personas que tienen estrés de forma reiterada se sometan a un nuevo control". "No vaya a ser que no estén capacitados para desempeñar su función", apuntó, antes de recordar que "el estrés y la ansiedad son incompatibles" con el ejercicio de esta profesión.
PROCESO DE HABILITACION
Por otra parte, el ministro insistió en que los controladores militares que, en caso de que sea necesario, podrían incorporarse a aeropuertos civiles tendrán que someterse a un "proceso de habilitación" para el desarrollo de esa tarea, igual que haría un controlador civil que cambiase de aeropuerto.
"Estamos en disposición de hacer esta habilitación de forma inmediata para poder garantizar que puedan prestar sus servicios si fuera necesario", reiteró Blanco, a la vez que defendió que los controladores militares están capacitados para hacer esta tarea, entre otras cosas porque ya la realizan en aeródromos como los de Zaragoza y San Javier (Madrid) y también lo han demostrado mientras han tenido bajo su responsabilidad el aeropuerto de Kabul, la capital afgana.