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La aviación militar española supera, en siniestralidad, a los vuelos comerciales

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Imagen de la noticia18/08/2011.- Un repaso por la historia de los últimos 25 años de la aviación española aporta un dato desolador: 357 personas han perdido la vida en 17 accidentes aéreos. Aunque la mayor parte de los muertos se han producido con vuelos comerciales, más de la mitad de los siniestros han afectado a aviones del Ejército de Aire cuando prestaban algún tipo de servicio militar o trabajaban en labores de extinción de incendios. (Antonio José Fernández/RTVC)

De los 17 accidentes aéreos con víctimas mortales que han tenido lugar en los últimos 25 años en España, el 53% se ha producido en actividades militares. Además, han tenido lugar 55 incidentes sin muertos.

Así, el 19 de julio de 1986, un avión Douglas DC-6B de Seguridad del Estado, que trabajaba en la maniobra de extinción de un incendio, se estrelló contra la ladera oriental de la montaña de Puig de Llobregat, en Barcelona, donde cuatro personas murieron. También, la Sierra de Mariola, entre las provincias de Alicante y Valencia, fue testigo del accidente del helicóptero Antonov 32P, que prestaba servicio en la extinción de un fuego decretado. El 6 de julio de 1994 murieron cinco de los seis pasajeros, al golpear contra los árboles y el costado de una colina.

Fallos técnicos

En la mayoría de los accidentes militares, el factor técnico tiene un «peso importante». Una prueba de ello es el siniestro que tuvo lugar el 12 de Marzo de 1998, cuando el CASA C-212-A1 Aviocar 200 del Ejército del Aire se estrelló en Villanubla, cobrándose la vida de tres personas. Según el informe emitido por la comisión técnica encargada del estudio, el accidente se produjo por una sucesión de daños irreparables.

El 17 de Octubre de 2007, un vuelo auxiliar de actividades aéreas se saldó con la muerte de una persona. El avión, un BN-2A-21 Islander, perdió potencia en uno de los motores, lo que le obligó a girar hacia la izquierda, chocando contra un cerro a cinco kilómetro de Guadalcanal (Sevilla).
En ocasiones, muchos de estos errores tienen lugar en el momento del despegue, saldándose, casi instantáneamente, con la muerte de los ocupantes de las aeronaves. Es el caso del avión CASA C-212-DE Aviocar 200 que partía de Sevilla con destino Zaragoza, en un servicio militar, fue pasto de las llamas en marzo del 2000. Siete personas murieron.

El 25 de Marzo de 2003, por su parte, dos tripulantes perdieron la vida en un nuevo accidente de un avión Canadair CL-215-6B11 del Ejército de Aire, que salía del aeropuerto de Pollença (Mallorca). Seis días después, fallecieron cinco militares del Ejército de Tierra al estrellarse en Villanueva de los Infantes (Valladolid) el helicóptero en el que realizaban unas maniobras junto con otros dos helicópteros.

Accidentes sin resolver

Hay accidentes cuyas causas no se han logrado determinar. Es el caso de una aeronave del Ejército de Aire español, después de planear sobre aguas poco profundas. Sus dos tripulantes perdieron la vida el 3 de febrero de 1987.

1988 también dejó la desaparición de cuatro tripulantes de otro avión del Ejército de Aire, cerca de Santiago de Compostela. Se desconocen las causas del accidente. Sólo dos años más tarde, el 6 de marzo de 1991, cinco tripulantes fallecieron en un servicio de entrenamiento militar.
Seis años después, el 5 de febrero de 1998, un avión del Ejército de Aire se estrella en el bosque cubierto de nieve de las montañas de Los Hoyos. Pierden la vida los cinco tripulantes, que se encontraban en un vuelo de entrenamiento militar.

Más muertos en la aviación civil

Aunque sea la aviación militar la que registra tasas más altas de siniestralidad, el mayor número de víctimas mortales se produce , principalmente, sobre los vuelos comerciales. Cerca de 325 personas han perdido la vida en viajes comerciales con líneas regulares, mientras que la aviación militar ha registrado 32 pérdidas humanas en los últimos 25 años.

En el recuerdo aún permanece el accidente del Boeing 727-256 de la aerolínea Iberia el 19 de febrero de 1985. Un total de 148 personas fallecieron en un vuelo doméstico que partió del aeropuerto de Madrid y que, como consecuencia de una mala lectura del altímetro, hizo que la nave volara por debajo de la altitud de seguridad, lo que originó el choque con varias antenas de televisión, que provocaron que la nave perdiera el control y se estrellase contra el suelo.

Trece años después, un fallo de motor tras el despegue fue el causante de que el avión de carga en el que viajaban dos personas se estrellase partiendo del aeropuerto de Palma de Mallorca el 8 de marzo de 1993. También ese mismo año, el 28 de diciembre, fallece el único tripulante de la nave de Peterborough Parachute Centre, cerca del aeropuerto de Ampuriabrava. El avión, que prestaba servicios de paracaidismo, se estrelló contra diversos árboles, dejando a su paso el ala izquierda y el motor.

El mismo infortunio corrió un vuelo de cargo. Justo diez minutos después del despegue, el avión de Ibertrans Aérea entró en contacto con el suelo a una velocidad de 240 kilómetros por hora, después de haber solicitado el regreso al aeropuerto. Ese 18 de febrero de 1998 se saldó con la vida de los 2 tripulantes, que se estrellaron a poca distancia del aeropuerto de Barcelona.

También los dos tripulantes de una aeronave de la compañía Swiftair fallecieron como consecuencia de la pérdida de control de la aeronave, debido a la reducción de la velocidad a una baja altura y a una posición intermedia de los flaps. El suceso tuvo lugar a las 00.52 del 29 de julio de 1998.

Fue durante la aproximación a la pista 21 que el jet de Mayoral Ejecutive chocaba con un postre de electricidad y entraba en contacto con el suelo, chocando contra un edificio. La posterior investigación determinó que el vuelo del 25 de noviembre de 2000, que partía de Málaga con destino a Córdoba, realizó una maniobra de aproximación al aeropuerto cordobés en unas condiciones de visibilidad bastante reducidas por la niebla.

Cuatro de los 47 ocupantes que viajaban en el CN-235 de Iberia, de Melilla a Málaga, perdieron la vida en un accidente ocurrido el 29 de agosto de 2001. El avión, que declaró un incendio a bordo, descendió y chocó con el poste de las luces de aproximación en su primer contacto, acabó en las orillas de una carretera de tráfico. Tras el accidente, los supervivientes quedaron atrapados en la nave durante más de 10 minutos hasta que la puerta trasera se abriese.

La pérdida total del suministro eléctrico, a consecuencia del impacto de un rayo, originó fallos en el sistema del avión de la empresa Flightline, que viajaba de Barcelona a Es Senia (Argelia). Fue a 18 kilómetros de las Islas Columbretes, en el Mar Mediterráneo, donde 10 personas fallecieron por el impacto de la aeronave contra el mar el 10 de octubre de 2001.

El fallo humano como razón del desastre

Un fallo humano, por su parte, fue la causa del siniestro en el que tres personas perdieron la vida. Según el informe correspondiente, la tripulación centró toda su atención en la desconexión del piloto automático, lo que hizo que no estuvieran pendientes de mantener la separación adecuada con respecto al terreno en el momento del aterrizaje en el aeropuerto de Bilbao. El accidente tuvo lugar el 14 de enero de 2002.

El 12 de abril de 2002, un vuelo de la compañía Tadair se estrelló cerca del umbral de la pista. La tripulación, en el momento de aterrizaje, no pudo controlar la aeronave debido a una posible situación de pérdida de sustentación o de resbalaje en el viraje. Fallecieron los dos tripulantes en el aeropuerto de Palma de Mallorca.

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