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¿Por qué los aviones no tienen las ventanas cuadradas?

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(UGEC Blog/Javier Bujalance) Granada, SP, 27 de noviembre de 2015.- A lo mejor ni te lo habías planteado, sobre todo, porque hoy en día ningún avión tiene sus ventanas y sus puertas cuadradas. Es curioso, ¿verdad? La explicación no es estética, ni funcional, sino, lo que es más importante aún, estructural. Antes de contar la razón de este artículo, os pongo brevemente en antecedentes. (Foto: Prototipo del Comet DH-106, en Farnborough 1949)

Las aeronaves, el fuselaje o la cabina, más propiamente dicho, tienen un comportamiento un poco difícil (por no decir, jodido). La parte interior de la estructura del avión trabaja a compresión, básicamente debido a la presurización necesaria para que sea habitable, mientras que la parte exterior, lo hace a tracción. Cuando las fuerzas, las presiones, o las tensiones, que soporta un avión superan un cierto umbral comienzan a formarse grietas que pueden desembocar (o no) en un desastre estructural. Todo ésto, que hoy lo vemos tan natural, en los años 40-50, cuando la competencia aeronáutica era feroz (lo sigue siendo hoy), no lo sabían, en parte, porque fue precisamente en esos años cuando se desarrollaron teorías y métodos científicos sobre el diseño de aeronaves.

A finales de los años 40, la empresa aeronáutica británica Havilland desarrolló un novedoso avión comercial con motores turbojet integrados en las alas, al que llamaron Comet. Se trataba de una aeronave con grandes habitáculos y ventanas que, además, se convertía en el primer avión a reacción comercial de la historia.

Tras unos años de operación sin contratiempos, en 1954 se produjeron dos accidentes de consecuencias catastróficas mientras sobrevolaban el Mediterráneo. El primer accidente se produjo en enero y el segundo en abril, y en ambos, el avión explotó, literalmente, a 27 000 ft y los restos que se pudieron recuperar se encontraban a 150m bajo el mar.

(Partes recuperadas del fuselaje del avión accidentado el 10 de enero de 1954. Es impresionante la cantidad de pedazos que recuperaron y cómo fueron capaces de reconstruir el avión, con la tecnología de los años 50)

Cuando se investigaron los restos del fuselaje se comprobó sin dificultad el origen del fallo: Debido a la fatiga, se habían creado alrededor de las esquinas de las ventanas una serie de grietas que habían crecido lo suficiente como para crear un macrofallo. En ensayos posteriores, se comprobó que si los aviones hubieran continuado operando sin problemas, es decir, si no hubiera ocurrido el fallo de las ventanas, hubiera ocurrido por crecimiento de grietas en la puerta de escape.

(Las grietas se produjeron en las esquinas de las ventanas y desde ahí crecieron y se propagaron)

Y, querido lector, ¿a qué conclusión llegaron? Exacto. Si todos los fallos se han nacido en las esquinas, debe ser que en las esquinas hay algo que se debe evitar. De esta manera, sin tener la absoluta certeza de lo que ocurría, se dieron cuenta de que los orificios en el avión no podían tener esquinas, y comenzaron a diseñar ventanas y puertas ovaladas, curvas o con las esquinas suavizadas. En muy pocos años, teorizaron definitivamente sobre ello, y vieron la luz: En las esquinas se «concentraban» las tensiones que soportaba el avión, es decir, las esquinas eran las partes más débiles de la estructura puesto que ahí las tensiones eran enormérrimamente grandes.

En la actualidad, los fenómenos relacionados con las grietas y la fatiga son de sobra conocidos y solucionados con gran solvencia.

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