Claudia C./Aviación Digital, Sp.- El Sistema de Vigilancia y Control Aéreo (SVICA) del Ejército del Aire y del Espacio es una pieza fundamental en la defensa y protección del espacio aéreo de España. Este sistema integra tecnología avanzada, radares estratégicamente ubicados y un equipo humano altamente especializado que garantiza la operatividad de estos recursos las 24 horas del día. Entre sus capacidades más importantes se encuentra la labor del Equipo de Mantenimiento de Radares (EMR), que, con una dedicación inquebrantable, se encarga de mantener operativos los radares instalados en los diferentes Escuadrones de Vigilancia Aérea (EVA) distribuidos a lo largo del territorio nacional.
‘La impresionante imagen del equipo de mantenimiento de radomos del Sistema de Vigilancia y Control Aéreo en el EVA-9 de Motril’ de @granadahoy
— Ejército del Aire y del Espacio (@EjercitoAire) September 27, 2024
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El papel del EMR en la protección de los radares
El equipo EMR está compuesto por un grupo selecto de 13 expertos en diversas especialidades, que incluyen oficiales, suboficiales y personal de tropa profesional. De estos, cuatro miembros forman parte de los propios escuadrones, y su labor es fundamental para planificar y ejecutar los rigurosos programas de mantenimiento que requieren estas estructuras. No se trata solo de una revisión técnica, sino de una tarea que involucra extremas condiciones meteorológicas y riesgos inherentes a trabajar en altura en enclaves geográficos complejos.
Este equipo, que encarna el lema «El valor de un equipo», tiene como misión principal asegurar que los radares, que vigilan de manera continua el espacio aéreo español, se mantengan en condiciones óptimas. Para lograrlo, los técnicos del EMR deben revisar regularmente la integridad física de los radares, compuestos por más de 440 paneles fijados a las estructuras mediante 19.000 tornillos. La tarea no se limita únicamente a verificar estos puntos de sujeción, sino que también implica la reparación de cualquier daño causado por la meteorología, incluyendo los estragos del viento, la nieve, el agua y los rayos, que suelen golpear con fuerza las zonas donde se ubican estos escuadrones.
Enclaves exigentes y condiciones meteorológicas extremas
Los radares de los EVAs están ubicados en lugares estratégicos, como montañas o zonas de difícil acceso, donde las condiciones meteorológicas son particularmente severas. Las estructuras que protegen los radares están diseñadas para resistir vientos de hasta 100 kilómetros por hora, así como condiciones extremas de frío y calor, dependiendo de la localización geográfica.
El EVA número 9, por ejemplo, está situado en un enclave de estas características, donde el equipo del EMR ha realizado recientemente una de sus intervenciones periódicas. Durante esta operación, los técnicos han demostrado su profesionalidad y capacidad de trabajo en altura, verificando y reparando los paneles que protegen al radar. En este tipo de operaciones, la rapidez y la precisión son esenciales, ya que cualquier pausa prolongada en el funcionamiento del radar podría comprometer la capacidad de vigilancia permanente de la que depende la seguridad del espacio aéreo.
La dificultad de estas operaciones no solo reside en la exigencia técnica, sino también en los riesgos físicos asociados. Trabajar a gran altitud, bajo condiciones climáticas adversas, requiere un nivel extremo de concentración y habilidad, ya que incluso un pequeño error podría tener graves consecuencias. A pesar de estos retos, el equipo del EMR cumple con su labor de manera eficiente, garantizando que los sistemas de vigilancia no se vean afectados durante largos períodos de tiempo.
Entre sus múltiples capacidades, el Sistema de Vigilancia y Control Aéreo (SVICA) cuenta con un equipo de personal técnico experto en el mantenimiento de los diferentes tipos de radomos instalados en nuestros escuadrones de vigilancia aérea (EVA). pic.twitter.com/JdqypwbqQq
— Ejército del Aire y del Espacio (@EjercitoAire) September 26, 2024
La importancia del mantenimiento para la defensa aérea
El trabajo del EMR no solo es vital para la protección física de los radares, sino también para asegurar la continuidad de la misión del Ejército del Aire y del Espacio: la defensa del espacio aéreo español. Los radares instalados en los escuadrones de vigilancia son una parte esencial del SVICA, permitiendo la detección temprana de posibles amenazas y la supervisión continua del tráfico aéreo.
Este sistema de vigilancia es fundamental para garantizar la soberanía del espacio aéreo y la protección de infraestructuras críticas en España. Sin los radares operando a plena capacidad, el Ejército del Aire y del Espacio perdería una herramienta esencial para la defensa permanente del territorio. Por ello, el mantenimiento preventivo y correctivo que lleva a cabo el EMR es indispensable para mantener un alto nivel de operatividad.
Además del mantenimiento físico, el SVICA cuenta con equipos evaluadores que monitorean el rendimiento de los radares y otros sistemas de vigilancia. Estos equipos, combinados con el trabajo técnico del EMR, permiten que el sistema desarrolle su máximo potencial y ofrezca altos niveles de precisión y fiabilidad. Esto es clave para detectar posibles amenazas aéreas, coordinar operaciones de defensa y garantizar la seguridad de las rutas aéreas comerciales.