Mariano Rajoy tiene efecticamente delante un "toro" de muy complicada lidia. Pese a todo, parece que, en principio, tiene la determinación de "cambiar las cosas". Así lo decía su slogan de campaña "Unete al cambio". Se verá. Pero en lo que respecta al sector aeronáutico, tiene una piedra de toque delante para mejorar el desastre en que se ha convertido un sector que mueve cerca del 12% del PIB de los españoles. Todo empieza por el regulador, la DGAC, y su organismo acólito, AESA. Deberá seguir con el desaguisado de AENA, tanto en aeropuertos como en navegación aérea. Y deberá terminar por la relación de los organismos y empresas estatales, y las compañías aéreas y/u operadores. Muy especialmente está el caso de Iberia.
Hace unos pocos días un alto cargo de AENA se atrevía en público a sugerir la connivencia de algunos medios, especialmente se refería a los digitales, que utilizaban la seguridad para defender intereses corporativos. Vamos en román paladino que acusaba a "estos medios" de utilizar torticeramente el argumento de la seguridad aérea, como forma de defender intereses corporativos o gremiales. Además incluso se acusaba de directamente mentir en algunas informaciones.
Esto ha dolido realmente a este medio, por un sencillo motivo. Demuestra que esos altos cargos no han entendido nada durante estos años, y que los muertos que están ya sobre la mesa, no han hecho que nadie tome seriamente cartas en el asunto, y que logicamente, pongan los medios para parar esta sangría.
Nos referimos tanto a la aviación comercial, como a los trabajos aéreos y especialmente al sector de helicópteros. Tanto la regulación como la supervisión dependen del Ministerio de Fomento. Secretaría de Estado de Transportes, la DGAC y AESA. Táboas, Ameijeiras y Maestre (Rodríguez, Hernández Coronado, etc.., etc…) se han retratado en su ineficacia. Algunos de estos sujetos activos de la seguridad aérea, llevan donde están varias décadas. Nada ha cambiado. Es más, ha ido a peor. Las cosas no están mejor que estaban, opinan los de la corporación de profesionales que deben ser regulados y supervisados por estos organismos que pagamos los ciudadanos. Ni se ha regulado (¿donde está la regulación de los TTAA o de los tiempos de actividad y descanso de las tripulaciones?), ni se ha supervisado e inspeccionado adecuadamente (¿dónde están los resultados de las "miles" de inspecciones que se dice se hacen anualmente en España?¿dónde está Javier Aguado?¿está subido a una cabina haciendo su trabajo?).
No entender que el objetivo es que el criterio técnico o profesional debe prevalecer sobre criterios políticos estratégicos, es abonar el camino de que en este sector las cosas en lugar de mejorar, empeoren día a día. La estadística no engaña. El sufrimiento de las víctimas de esos accidentes tampoco, y la inseguridad no la crea un medio de comunicación u otro diga lo que diga y cómo lo diga. La inseguridad la crea la falta de confianza en todos esos organismos que son el soporte, la transmisión perfectamente engrasada para que la cadena de la seguridad, compuesta de profesionales, no gripe y se rompa.
Lo de la CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil) es tan urgente como la reforma en aras a su eficacia de los dos organismos antes citados. Si no se logra en primer lugar la diligencia e independencia de la Comisión, seguiremos donde estamos y cada vez peor. Claro, y me remito a las palabras del alto cargo de AENA, si pensamos que que en la Comisión tengamos pilotos, controladores, tma, tcp, atsep, etc…, en fin todos los gremios que componen la cadena de la seguridad, sólo serviría a "intereses corporativos", en lugar de servir a la safety, esto dificilmente tiene solución. Una CIAIAC rebosante de miembros corporativos de la ingeniería aeronáutica, única y exclusivamente. Este perfil monogremial de los que deben realizar los informes !en tiempo y forma! para evitar o prevenir futuros accidentes, aprendiendo de los accidentes e incidentes anteriores, es más que cuestionable. Un sólo gremio, con una visión de túnel-diseñado y construído por ellos mismos- de la realidad de un incidente o accidente aéreo, con una visión exclusivamente ingenieril de todo lo que orada el queso de Reason, sin tener en cuenta procedimientos, manuales, normativas, la operación en sí por ejemplo, está, como así se ha demostrado estos años, condenada al fracaso.
Mariano Rajoy además se va a encontrar, de la reforma inmediata y en profundidad del regulador y supervisor de la operación aérea con la única y exclusiva finalidad de aumentar esos estándares de seguridad, con un escenario en el que el proveedor de servicios ha sido dinamitado literalmente. AENA se ha diluido en la primacía de lo económico sobre lo operativo con un nivel aceptable de safety. Del coste sobre la seguridad. Aquí los intereses corporativos de las corporaciones de constructoras y demás, parece que sí han prevalecido sobre el interés general muy evidentemente.
Es el caso de AENA, del Ente público de Lema, y continuaremos explicándolo en una segunda parte.
Adelanto que la idea es expoliar un patrimonio de todos los ciudadanos, y someter al imperio del poder por el poder a algunos colectivos considerados "antipáticos", por el medio que fuere, y con el método que fuere. Hablaremos tanto de los controladores aéreos y el acoso mediático al que han sido sometidos con una clara instigación institucional, y otros colectivos, poco considerados y/o valorados como los técnicos de sistemas de navegación aérea (ATSEP), fiel reflejo de la supremacía de lo político sobre lo técnico en el sector aéreo en España. No olvidaremos a bomberos, señaleros o técnicos de operaciones. El extraño caso del SDP. Y la extraña pareja o trío de AENA-INECO-SENASA. Esto es lo que Don Mariano debe cambiar de "lo mío". Lo "mío" Don Mariano es cumplir con la sagrada obligación de denunciar lo que está mal, desde este modesto medio, para que los que lo tengan que correjir lo corrijan. Este es el juego. El juego de la lbertad de expresión, sin servir mas que a los más grandes intereses corporativos que existen. Los de la ciudadanía, y la seguridad con la que vuelan sobre la piel de toro. ¿Coincidimos?.