Madrid, SP, 27 de enero de 2014.- Con el nuevo nombramiento como presidente del Comité de Coordinación del PESO (Programa Estatal de Seguridad Operacional) el director de la DESATI (Dirección de Evaluación de Seguridad y Auditoría Técnica de la AESA), Hernández Coronado, se convierte en el funcionario público que acumula más poder dentro de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), más que su propia directora, Isabel Maestre, el Director General de Aviación Civil, Ángel Luís Arias y la propia Secretaria General de Transporte, Carmen Librero.
Coronado preside también la Comisión de Estudio y Análisis de Notificaciones de Incidentes de Tránsito Aéreo (CEANITA), donde se investiga los incidentes relacionados con el Transito Aéreo y también es el responsable máximo del Sistema de Notificación de Sucesos (SNS), donde se recopila toda la información de los sucesos e incidentes de los operadores y quien determina a través de los informes anuales, qué se publica y qué no se publica.
De esta manera Coronado controla toda la información que llega a la Agencia y cuyo uso, dado el oscurantismo que le rodea, alberga muchas dudas dada la poca transparencia de sus actuaciones.
Prueba de ello es que no se han hecho publicas las últimas auditorias de la Agencia Europea de Seguridad (EASA), que ponen en entredicho el trabajo de Coronado, quien tiene como responsabilidad la supervisión del plan de inspección anual, la implantación del sistema de gestión de calidad y la gestión y control de la cualificación del personal técnico, este último punto muy criticado por la EASA y por las auditorías de OACI (esta última fue filtrada por los medios de comunicación), lo que demuestra que existe una gran incompatibilidad entre los cargos de los distintos comités que preside y sus competencias dentro de la propia AESA.
Así Coronado, a pesar de su deficiente trabajo y sus incompatibilidades, se convierte en el Gran Hermano de la aviación y, como siempre, y como en épocas pasadas la pregunta es: ¿Quién vigila al vigilante?