Madrid, SP.- Hace 10 años y un día, suena a Pena de Prisión, el 9 de febrero de 2011, un grupo de trabajadores del entonces Ente Público AENA, realizaban una Asamblea que pondría en marcha el 11 de febrero una Acampada en la T4 de Madrid-Barajas, que se anticipaba pocos meses al Movimiento 15M en la Puerta del Sol de Madrid. Hoy las cosas vemos que han cambiado, pero nuestra Hemeroteca sigue sin perdonar, y sobre todo, impide que escondan sus vergüenzas, pasados 10 años a aquellos que se escondían en un momento trascendental para el futuro aeroportuario español.
Nos referimos, a los sindicatos «oficialistas», neo-verticales, o del poder, que se alineaban entonces junto al entonces director de Madrid-Barajas Miguel Angel Oleaga, contra un movimiento que pese a no resultar victorioso entonces, hizo que hubiera al menos una reflexión casi exclusivamente entre los propios trabajadores, sobre lo que se avecinaba, la privatización de su empleadora.
Del amago socialista de privatizar la gestión de los grandes aeropuertos del país, se pasó al generalizado expolio de toda la Red Aeroportuaria de España a manos del partido «patriota» de la derecha. Hoy en un 49%, a un precio de ganga (se estima que por la 4ª parte de su valor), está en manos privadas, y AENA es una cotizada en Bolsa. Filomena, recientemente, ha mostrado crudamente, cómo una empresa pública ahora privatizada afronta una inclemencia meteorológica, que mantuvo cerrado el mayor aeropuerto de España, uno de los 5 más importantes de Europa, durante días.
AD, como en tantas otras ocasiones, fue prácticamente el único medio que siguió aquellos 45 días de lucha, sin siglas. El 23 de febrero hablábamos del escandaloso silencio mediático sobre la privatización o expolio de AENA.
Era el momento en que Pimentel estaba elaborando el Laudo Arbitral de los controladores aéreos. Curiosamente, los objetivos de las cámaras estaban concentrados tras el reciente cierre patronal del Espacio Aéreo del 3D2010. Trabajadores militarizados, imputados. Precisamente el colectivo de los controladores, era uno de los obstáculos para poder materializar el expolio de una AENA prácticamente quebrada por sus gestores, con una deuda de varios miles de millones de euros. Algunos, como el Ministro Blanco, se encargaban de cocinar para los medios que el sueldo de los trabajadores del control aéreo era el motivo fundamental de ese déficit. El mismo inició el proceso de la privatización. Muy probablemente hubiese un acuerdo entre el PP y el PSOE con ese fin. Y esto explicaría el que la bota del Poder del Estado, aplastara a los controladores aéreos españoles, tambien de mutuo acuerdo.
Algunos de los que estuvieron allí, sin siglas entonces, hoy recuerdan aquella Acampada, que puede ser considerado un germen entonces de lo que luego se convertiría en el admirado por muchos, de boquilla Movimiento 15M en la Puerta del Sol de Madrid. Realmente lo que nos estábamos jugando entonces los ciudadanos con la privatización de Aena, en tiempo real, era, entre otros parámetros sociales, el concepto por el que se llenó la Puerta del Sol de Madrid. Lo que los ciudadanos intuían que terminaría sucediendo, terminó sucediendo con la privatización y expolio de AENA.
Diez años de la Acampada de la T4 contra la privatización de Aena. (CGT Aena-Enaire)
45 DÍAS QUE ESTREMECIERON AENA
ASAMBLEA 9F, en defensa de lo público. Contra el expolio de Aena, por el mantenimiento de la condición de trabajadores públicos y la consolidación de empleo de los temporales.
El 9 de febrero de 2011 se convocó una asamblea en el aeropuerto de Barajas, desde abajo, entre los propios trabajadores/as organizados. CGT únicamente cedió su infraestructura jurídica y legal para apoyar las movilizaciones. De esa asamblea multitudinaria salió, entre otras cosas, el acampar como medida de protesta en la T4 para dar a conocer a la opinión pública el expolio de Aena.
El año 2011 fue el de las acampadas, el del inicio del movimiento 15 M, y los trabajadores de Aena fuimos pioneros en inaugurar esta forma de protesta social. La acampada de la ASAMBLEA 9F, situada junto a las estatuas de Valdés, duró 45 noches con sus días. Fue una acción colectiva sin siglas sindicales, puramente obrera y autogestionada, con el objetivo de unir a los trabajadorxs de la red en la lucha contra la privatización de Aena, por el mantenimiento de la condición de empleadxs públicos y la consolidación de empleo de los temporales, dando a conocer estas reivindicaciones a la opinión pública.
La Acampada nació de la inquietud por un futuro nada prometedor y con el firme propósito de defender nuestras condiciones laborales, pero a la vez lo de los todxs, lo público, pues lo que se pretendía era el expolio de la red pública de aeropuertos. Como es lógico, costó lo suyo arrancar, pues sabíamos que íbamos a encontrar resistencia; los gestores encargados de privatizar intentaron disuadirnos enviando a las FFCCSE, pero teníamos razón, la acampada era legal, pesara a quien pesara, y la acampada siguió creciendo y autoorganizándose desde la primera noche, que comenzamos con una mesa, dos pancartas y una silla.
La razón se tornó en lucha, y hora tras hora el lugar se convertía en punto de encuentro para todo el mundo. Compañerxs de Barajas conocíamos a los de otros centros, daba lo mismo su afiliación, cargo u ocupación, que se sumaban a la Acampada, algunos durante su período vacacional, debatían y aportaban algo más para que siguiera creciendo. Mención aparte merecen los compañeros del servicio de salvamento y extinción de incendios que, además de su participación, se ocuparon de turnos de difícil cobertura. Pero sin olvidar a nadie, pues se consiguió que nunca estuviese sola. 45 días con sus noches informando a los pax, a otros trabajadorxs del medio aeroportuario preocupados por su futuro, a todos los medios de comunicación, a pesar de las presiones, que se hicieron eco de la protesta, y con ello, de que la privatización no era lo que se quería vender sino un expolio ciudadano; a quien, todas las medias noches, nos realizaba un diario digital de la Acampada para su publicación; a quienes venían a firmar y a la vez nos mostraban su solidaridad o nos aportaban algo para que aguantáramos…
Fueron más de 20.000 firmas las que se recogieron en papel y se registraron en el Congreso de los Diputados, a pesar de que entonces no existía la capacidad de los actuales medios digitales. Se realizaron múltiples acciones mientras duró la Acampada, desde concentraciones, hasta huelgas. Y se extendió el virus movilizador a otros centros, que también entendían que había que hacer algo y que se podía hacer por parte de los trabajadorxs sin pedir permiso. Todos recordamos la espectacular llegada en bicicleta desde diferentes centros de los ciclistas del SSEI, en ruta desde El Prat de Bracelona, custodiados por la PM, cortando el vial de públicos de salidas, recibidos por varias televisiones en directo y por una concentración de trabajadorxs.
Aprendimos que los trabajadores/as nos podemos organizar desde abajo, sin jerarquías, sin mandos, sin siglas. Aprendimos lo que es el apoyo mutuo y la solidaridad. Que no es poco.
Creemos que la Acampada de la Asamblea 9F cumplió muchos de sus objetivos, pues nunca se cumplen todos. Unió y dio conciencia a los trabajadorxs de Aena de todos los centros del problema que se nos venía encima; de que no estaban solos en la lucha y había formas de organizarse y de la necesidad de movilizarnos; se extendió a otros trabajadorxs del medio aeroportuario; volcó a la opinión pública una postura crítica y otro enfoque del significado de la privatización, el expolio, término que comenzó a aparecer en los medios de comunicación de manera asidua; se dio traslado también a las organizaciones políticas, quienes comenzaron a entender la magnitud de la decisión de privatizar.
Pero además, quienes participamos más o menos en ello, que fuimos muchos, aprendimos de otros, compartimos con los demás con desinterés por algo común y de todxs. Y vivimos unos momentos que han dejado huella en nuestro carácter y en nuestro recuerdo.
Salud y libertad.
Llena de lucha y esperanza, y punto de encuentro de todxs.